Comprendiendo ontología y moralidad en la Física de Aristóteles

Nixon Sucuc
3 min readMar 1, 2018

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Hoy tuve un 'mindblowing' como nunca. Yo ya había comprendido la justificación y el estándar de moral del interés propio de Ayn Rand. Pero hoy leyendo el capítulo 3 del libro séptimo de la física de Aristóteles comprendí de forma definitiva el estándar objetivo de moral, pero esta vez desde la ontología aristotélica.
En los libros anteriores, Aristóteles habla de la causalidad, del infinito, del vacío, el cambio, los tipos de cambio, el movimiento, los tipos de movimiento, entre otros temas —para mí difíciles de entender.
Durante estas lecturas había estado tratando de entender, —y por supuesto también que— los diálogos en la Universidad me ayudan a aclarificar muchísimo más mi comprensión del texto, pero no terminaba de identificar el lugar de estas ideas dentro del sistema filosófico, me preguntaba a donde llegaría, pero siempre sabiendo que comprenderlo (aunque ahí no me quedara tan claro) es muy importante—y en efecto, lo es.

No tengo aún la claridad para identificar su lugar, si es en la metafísica(me inclino más a esta), en la epistemología, o vagamente en la ética, aunque desde que explicó la causalidad, supe que el texto es de alta importancia para el objetivismo, ya que también a raíz de este entendí mucho mejor la teoría de la formación de conceptos.

Pero hoy que llegué al libro 7 quedé determinado a leer y releer para comprender lo más posible estos tratados de física del indiscutible genio Aristóteles.
En el libro 7, al principio Aristóteles aborda el tema de el movimiento, de lo que es sujeto del movimiento, y de lo que es el causante del movimiento— por supuesto que todo esto es imposible de entender sin antes haber leído lo anterior en su física—, en la segunda parte este libro, habla más de lo jerárquicamente superior en tanto género, del movimiento y del cambio. Pero seguido de esto, habla del otro tipo de cambio diferente al movimiento que es la alteración, y lo que es sujeto la alteración, y lo que es el causante de la alteración, y que todo sujeto y causa de alteración es algo sensible. Lo que sirve como base tomando en cuenta los principios generación(lo virtuoso), corrupción(lo vicioso) para lo siguiente de su teoría.

Con la precisión, solidez y rigurosidad matemática que es constante durante toda su obra, pasa de esta explicación que guarda absoluta coherencia con sus postulados anteriores, a la resolución de lo que es la excelencia moral referente a los objetos sensibles— claro que la moral no aplica a todos los objetos sensibles, sino sólo a una específica especie de determinada jerarquía en géneros—, pero la forma en la que argumenta y explica y es tal que uno comprende cuando habla conforme a los mismos principios, pero con diferentes términos referentes al mismo género objetos sensibles, y pasa a hablar, de corrupción y generación, a dolor y placer; de virtues a vicios; a excelencia y moral. Seguido de esto que para el lector queda de forma clara el conocimiento por el que uno puede deducir entonces, el estándar moral para el individuo, que es el de buscar lo que promueve la propia vida, y evitar lo que afecta de forma negativa la propia vida.

La ontología aristotélica es esencial para comprender el objetivismo. Sin la comprensión de esta, el conocimiento es más bien incompleto. Dado que como dice de igual forma Aristóteles, el conocimiento no es tal si no se tiene la comprensión de lo esencial hasta las raíz.

Cualquier humano que estime su propia vida debe leer este libro, y así cultivar su medio básico de supervivencia: su mente.

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