Un caso desesperado de Okupación

Noelia Espinosa Baeza
3 min readJun 3, 2018

--

Viñeta cedida por René Merino

Kilian Jornet se convirtió en el primer ser humano en subir y bajar dos veces el Everest en seis días. Andrés, que prefiere utilizar un nombre ficticio por miedo a las represalias, coincide con el deportista en que la única manera de llegar a la cima es “del tirón” porque sino, nunca se alcanza la meta. Sin embargo, en este caso las botellas que Andrés sube y baja todos los días no son de oxígeno, sino de agua.

Y es que igual que el esquiador de montaña se planteó el objetivo de ascender al Everest en treinta horas. Cuando Andrés contrajo matrimonio con Elena, que también utiliza un pseudónimo, se propuso empezar una nueva vida. No obstante, la escasez de recursos y la situación familiar no les permitía acceder a una vivienda, por lo que optaron por asentarse en un “piso de recuperación”. A pesar de la dificultad de la situación, Andrés, con su mujer al lado, explica la situación con total naturalidad: “No teníamos dónde ir y la puerta estaba abierta así que nos metimos ahí”.

De aquello han pasado ya tres años en los que la principal meta de ambos ha sido conseguir un alquiler social que les permita vivir con normalidad. Sin embargo, CaixaBank, el banco propietario de la vivienda, no les ofrece ninguna “solución ni respuesta” al haber okupado la vivienda de manera ilegal.

La principal meta de ambos es conseguir un alquiler social pero CaixaBank no les ofrece ninguna “solución ni respuesta” al haber okupado la vivienda de manera ilegal

Encadenados a penurias

Para poder regular su situación, el matrimonio explica que en esta “guerra” hay que batallar constantemente contra las entidades bancarias, el Ayuntamiento-cuya ayuda también califica de inexistente- o Aigües d’Elx. En este último caso, el servicio municipal de agua potable ha anunciado que detecta cerca de 50 enganches ilegales al mes, por lo que ha proclamado un incremento de las redadas en los barrios ilicitanos con la colaboración de la Policía Local.

En ese sentido, el corte del suministro del agua es uno de los principales problemas del matrimonio desde hace ya un año. Por eso, uno de los hábitos matutinos de Elena es esperar la llegada de Andrés mientras prepara el desayuno, ya que necesita las garrafas de agua para la higiene personal y las tareas del hogar. Ella declara que está predispuesta a hacer frente a las facturas pero que no se lo permiten: “La luz la tengo legal pero el agua la tenía enganchada, quiero pagarla, abonar todos los recibos…pero hay que luchar mucho para conseguirlo”.

Encerrados en casa

El camino no ha sido ni es fácil. Tras la reciente aprobación por parte del Congreso de la Ley de desahucio exprés contra las ocupaciones, uno de los dos debe quedarse siempre en la vivienda, ya que esta modificación posibilita la ejecución del desahucio sin la necesidad de que transcurra el plazo de 20 días previsto en la Ley de Enjuiciamiento Civil.

Andrés califica la situación de fatídica: “Mientras salgo a rebuscar chatarra mi mujer se queda en casa porque no nos fiamos de que venga el banco, cambie la cerradura y nos quedemos en la calle”. De hecho, uno de los pocos momentos en los que se puede ver al matrimonio junto es en el las reuniones de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH).

“Mientras salgo a rebuscar chatarra mi mujer se queda en casa porque no nos fiamos de que venga el banco, cambie la cerradura y nos quedemos en la calle”, explica Andrés

A pesar del sufrimiento y la intranquilidad, en los momentos en los que se ve a al matrimonio unido, las miradas cómplices entre ambos no cesan, al igual que su lucha por coronar su Everest personal, el alquiler social. Así, la entrevista la cierran ambos al unísono con un halo de esperanza, asegurando que van a alcanzar su objetivo.

--

--