El precio de tus chistes.

Eduardo Norte 🚀
5 min readJan 4, 2019

--

A poco que haces un chiste de negros se te tiran hordas de ofendiditos por Twitter. Los chistes de maricones están prohibidos, y los de mujeres, más todavía. ¿Dónde ha quedado el humor, por dios? ¿¡Y la libertad de expresión!?

¡Es que ya no se puede decir nada!

Pues no. Ya no se puede. Te jodes.

El famoso anuncio de una marca de jamón cocido ha avivado en las redes el debate sobre los límites del humor. El anuncio, que representa una suerte de tienda de chistes carísima en la cual solo los más adinerados, o afortunados, pueden permitirse un chiste sobre maricones, denuncia la falta de humor en las críticas contemporáneas. Contar un chiste puede salirte caro, advierte la marca. La moraleja del anuncio viene siendo que el humor es humor, y que este debe ser “un bien de primera necesidad”. Que no pasa nada por reírnos, dicen. Vamos a dejar de ofendernos por todo.

El anuncio cierra un año en el que este debate se ha dado más de una vez, especialmente sonada aquella ocasión del chiste de Robert Bodegas y los gitanos (Al pobrecito hombre cishetero le cayó la de Dios y el pobrecito todavía no se ha recuperado, ¿verdad?). Este año ya hemos oído varias veces eso de que ya no se puede decir nada. El eterno argumento de que el humor es solo humor, y así hay que tomárselo. La mierda esa de que ya no puedes hacer ciertos chistes porque, si lo haces, vienen personas de Twitter a arrancarte la cabeza y dársela a sus gatos.

Pero todo eso no es cierto.

“El humor es solo humor”.

El humor nunca, nunca, nunca, NUNCA, es solo humor. De hecho es, paradójicamente, una cosa muy seria. El humor tiene una serie de funciones sociales que todos esos que tratan de minimizar las bromas sobre grupos oprimidos deberían echarle un ojo.

Voy a destacar solamente dos:

1. Consolidar nuestra posición social.

El humor sirve para mantener a gente dentro o fuera de nuestros círculos sociales. Nos reímos de alguien o de algo que está fuera de nuestro círculo para estrechar lazos con los que están dentro y separarnos más de los que están fuera. Asimilar y alienar, no solo personas, sino ideas.

Cuando Rober Bodegas hizo el chiste sobre los gitanos, estaba haciendo más grande el abismo que separa a los payos de los gitanos. Estaba dejando claro que ellos son los otros, los locos. Nosotros somos los buenos. Cuando la gente reía sus bromas, Bodegas y todos los que reían se reafirmaban como blancos.

El humor aquí está siendo utilizado para transmitir una idea terriblemente racista. Que ellos son, no solo diferentes, sino inferiores.

Y eso me lleva a la siguiente función del humor.

2. Decir la verdad.

El humor sirve para decir cosas que, en otras circunstancias, no podrías decir. Rober Bodegas podría haber dicho, muy en serio, que los gitanos son todos unos analfabetos, unos inadaptados, unos ladrones, unos camellos, unos vagos desempleados, unos machistas y unos pedófilos, y habría transmitido la misma idea que con su monólogo. En ese caso, a lo mejor nadie se hubiera reído, y entonces sí, Rober Bodegas no volvería a trabajar en su vida.

Pero lo dijo en formato chiste. Lo dijo en coña. Humor. El humor es la salvaguarda que tiene Bodegas, el escudo detrás del cual puede esconderse alegando que era todo una broma.

Pero las bromas nunca son solo bromas. Conocéis el dicho de entre broma y broma la verdad asoma, ¿verdad? Pues es lo más cierto que vais a escuchar hoy. Cuando decimos algo en coña, en realidad, es lo que pensamos. Pero son cosas tan fuertes, o tan terribles, que no podemos decirlas de otra manera que no sea en coña.

(Jason P. Steed tiene un hilo en Twitter sobre todo esto en el que lo explica mejor que yo. Le he robado a él toda esta información).

Por todo esto, y mucho más, decir que el humor es solo humor es banalizar hasta el extremo las funciones sociales del humor, y si me apuras, demostrar muy poca capacidad reflexiva de hasta dónde puede llegar una arma tan afilada como es la broma.

“Ya no se puede decir nada”.

He empezado el artículo diciendo que, efectivamente, ya no se puede, pero es mentira.

Poderse se puede, pero ya no te sale gratis. Fíjate, en eso el anuncio tiene razón.

Los chistes de maricones, mujeres, negros y gitanos los podía ir soltando por ahí uno antes y no pasaba nada, nadie te mataba, estaba bien, todos reían. Porque la persona que soltaba el chiste era un hombre blanco cishetero, y las personas que le escuchaban eran (¿adivináis?) hombres blancos cisheteros. Y contaban chistes de maricones para reafirmar su heterosexualidad, y contaban chistes de mujeres para reafirmar su masculinidad, y así con todo.

Pero las cosas han cambiado. Estos hombres ya no dominan el discurso del humor, ya no son los únicos que escuchan sus propios chistes y se revuelcan en ellos como cerdos en el barro. Ahora hay gente que no es ni cis, ni hetero, ni blanca, ni de género masculino, y a esa gente vuestros chistes rancios no solo no les hacen ni puta gracia, sino que ayudan a perpetuar la idea de que ellos son, como hacía Bodegas con los gitanos, los diferentes, los otros, los locos. Hacer eso con gente que lucha día a día en una sociedad que no le permite, simplemente, ser, comprenderás que está un poco feo.

No es que ya no se pueda decir nada porque hemos venido los maricones ha quitarte tu libertad de expresión, es que tienes que entender que tus chistes de maricones perpetúan la idea de que yo soy una parodia de hombre, un objeto de burla y algo que ridiculizar. Y me toca los cojones que hagas eso cuando la gente se ha dejado literalmente la vida por conseguir los derechos que a ti te han regalado.

Ríete de quien te tienes que reír: del poderoso, de ti mismo, de tus iguales. Ríete absurdamente, ríete de nada, manda memes. Pero no te rías de las personas cuya existencia en la sociedad está siempre en entredicho. Utiliza en humor para denunciar las injusticias de esta sociedad, no para hacerlas más grandes.

Todo esto podría resumirse en una cita que encontré por Internet y cuyo autor/a desconozco:

Satire is meant to ridicule power. If you are laughing at people who are hurting, it’s not satire, it’s bullying.

Al final del día, puedes reírte de lo que te de la gana. En serio. Sigues al mando, tus derechos y libertades están intactos. ¿Quieres hacer un chiste sobre maricones? Adelante, hazlo. Libertad de expresión y todo eso.

Pero no esperes que no vaya a decirte que tu chiste es una mierda cuando te estás riendo de mí. Porque no es que no se pueda decir nada, es que ahora hay que pensar sobre lo que dices y por qué.

¿Quieres hacer un chiste de maricones? Genial, pero piénsalo dos veces antes de hacerlo, planteate lo que estás diciendo realmente y por qué ¿Estás siendo un poquito racista con tu chiste de gitanos?

La respuesta tal vez te sorprenda.

--

--

Eduardo Norte 🚀

Filólogo, profesor precario y escritor on the go. Cifi, fantasía, terror y maricas. «El que no inventa, no vive». Writing myself into being. He/him.