La madre origen de tu existencia

El poder de la madre

Nubia Morales
5 min readJan 6, 2023

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Al vivir nueve meses dentro del útero materno, siendo una prolongación de esa mujer en la que habitamos somos seres totalmente dependientes de su sentir, pensar y actuar. Nacemos y siendo bebés igualmente sucede, dependemos de su cuido, alimentación y protección. La madre es el único ser viviente que no tira fuera del nido a su cría, más bien lo absorbe, protege y sobreprotege, generalmente desde un amor enfermizo. La madre se percibe UNO con su hijo y como tal le cuesta dejarle abrir sus alas para volar. Claro está que hay casos excepcionales donde el trasfondo mayor es la historia de vida de esa mujer.

Por ese mismo amor enfermizo –control — miedo a perder — falta de amor así misma — sus actos de amor se vuelven rígidos a fin de que el hijo sea lo mejor, sea quien ella no pudo ser, sea su ideal, y se obstina en normas y disciplinas exageradas las que sin darse cuenta afecta a quien más ama y protege: Su hijo. Ese hijo desde su tierna edad ha sido afectado emocionalmente por su madre, por esa mujer que no es consciente de todo lo que está traspasando en heredad a su vástago. Ese hijo va creciendo herido emocionalmente y de forma muy sutil e inconsciente va acumulando resentires , no solo los suyos sino también los heredados de la madre.

En el juego de la vida, entre hijo y madre se va gestando un amor-resentimiento, algunos escritores le llaman: Amor-odio. La relación intrínseca o vínculo relacional entre madre e hijo se va entretejiendo de nula comunicación, distanciamiento emocional, resentires ocultos, etc, los que luego en el hijo pueden salir a flote en cualquier instante, reaccionando exageradamente ante cualquier comentario o acto de la madre; o bien, quedan bien “olvidados” (reprimidos) en el subconsciente dando la apariencia de que todo está bien. Ese resentir reprimido es la sombra que se va gestando en ese hijo, la que más tarde proyectará en la madre, en esa mujer que es parte de él mismo.

El hijo crece, pudo haberse profesionalizado, tener éxito aparente, contar con “amistades”, pero tiene serios conflictos: No sabe relacionarse, No tiene “suerte” en el amor, Tiene conflictos alimenticios, Tiene problemas económicos ¿Y todo por qué? Porque su relación primera — con la madre — está dañada. Es así como la sombra (de esa relación dañada) se refleja en lo superficial de sus amistades, en lo difícil de llevarse bien en pareja, en trastornos alimenticios y escasez económica. Todo, todo esto representa LA MADRE, ella es la vida misma, ella es la que nos alimenta, nos nutre, nos enseña a amarnos, la que nos enseña a relacionarnos a través del modelo en el que nos relacionamos con ella. ESE ES EL PODER DE LA MADRE.

Puede resultar grosero, sin embargo como analogía podemos tomar de referencia la telaraña, que es una red de hilos finos que forma la araña para capturar presas y que queden atrapadas; es prácticamente lo mismo que vivimos con el vínculo materno, quedamos “atrapados” en esa red que mayormente nos limita, corta alas, nos impide madurar y crecer. Es ley de vida salir de esa red para crecer y evolucionar, lo que significa cortar con toda la lealtad y amor ciego que aun guardamos hacia la madre.

Vivir en esa red significa que aun siendo adultos estamos necesitando el permiso y aprobación de la madre, el permiso de ella para relacionarnos bien con el género opuesto, el permiso para ser nosotros mismos, el permiso para DECIDIR QUE HACER CON NUESTRA PROPIA VIDA, el permiso de ser abundantes y prósperos, el permiso para el disfrute y el placer, el permiso para opinar diferente, el permiso para usar nuestra propia voz.

Salir de la red significa mucho dolor porque se tiene el miedo introyectado de ser diferente, de ser excluído de la familia, se cree que hacerlo es ser mal hijo. Salir de la red no significa dejar de amar, honrar y agradecer a la madre, todo lo contrario, significa HONRAR LA VIDA de forma sana, diferente, desde la individualidad, desde la esencia pura y divina que somos, desde la sanidad de las emociones y sentimientos, desde el reconocer el poder de la madre como nuestro origen en la tierra.

Vivimos mal precisamente porque la vida no la hemos tomado de nuestra madre, estamos desde el resentimiento consciente e inconsciente de lo que no pudo o no supo darnos, desconociendo lo esencial: NOS DIO LA VIDA, que es más que suficiente. Considero que este es el gran secreto dentro de los aprendizajes que necesitamos incorporar en nuestro corazón. La madre no pudo dar lo que no tenía, esto viene de más atrás, de generaciones pasadas, es parte de la evolución de la vida; la madre es el más grande y amoroso espejo donde puedes ver tus partes no sanadas.

No importa la edad que tengas, siempre estás necesitando de la figura de la madre, puede ella ser anciana y frágil sin embargo sabes que detrás de ella hay una fuerza inmensurable que te brinda valor, protección, seguridad, con ello no quito valor y mérito al padre, quien tiene sus propios atributos — también muy indispensables — en nuestra vida, sin embargo con la madre compartimos desde el primer día de nuestra gestación en una relación “oculta” — en el vientre — sin palabras, en complicidad sin apenas darnos cuenta, es tanta la influencia de la madre en nuestras vidas que luego nos convertimos en ella. Eso que tanto señalas y juzgas de mamá, es lo que más harás, todo como una forma de seguir siendo fiel a ella, de personificarla y perpetuarla en ti. ESE ES EL PODER DE LA MADRE.

Cuando la madre se va de nuestra vida sucede un derrumbe interno, es como si hubieses estado apoyado en una pared y ésta te la quitan, es un quedar hecho añicos, es una disociación interna, es no contar con ese gran poder externo que experimentabas. Es ahí cuando te das cuenta que ni todo tu éxito, ni logros materiales valen absolutamente nada. Has perdido lo de inconmensurable valor: La madre, el origen de tu existencia. Acá se refuerza la analogía de la telaraña: Sin presencia física de la madre, el hijo vive “atrapado” en ese vínculo ineludible, se alimenta de los recuerdos compartidos y debe trascender el dolor hasta aceptar la pérdida y poder avanzar por sí mismo en la vida.

Pd: En memoria a mi madre, a los dos meses de su partida.

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Nubia Morales

Psicóloga Clínica enfocada en temas de crecimiento y desarrollo personal, sanación y espiritualidad. Formación en Bioneuroemoción y Transgeneracional.