La feminista de mierda.

uxue
4 min readFeb 6, 2017

Hace mucho que desistí de recibir el carnet de feminista. Ese carnet que algunas abanderadas(y abanderados) de la lucha (cómo si fuese totalmente homogénea) tienen en propiedad y se dedican a repartir en base a unos requisitos. Si no los cumples eres una paria, una incoherente, una feminista de mierda.

Total, antes de que me lo digan (que ya lo han hecho), ya me lo repito yo sola: soy una feminista de mierda.

El feminismo apareció en mi vida para liberarme, me hizo ser consciente de mi lugar en el mundo, descubrió en mis ojos las jerarquías de poder y me hizo fijarme como mi vida estaba sujetada por un sistema de opresión muy bien montado. Gracias al feminismo he conseguido desarticular todo ese entresijo tan terrible de toxicidad sobre mi cuerpo, he trabajado el miedo, la culpa (aunque a veces vienen a golpearme con fuerza), he desmontado muchas de las cosas que se esperaban de mi y me he dado cuenta de la violencia que cruzará mi vida entera como mujer. Y la de mis hermanas. El feminismo me dijo que dejara de juzgarme y de juzgar (aunque a veces la cague soberanamente) y así poder cuidarme — cuidaros — cuidarnos.

Gracias al feminismo he conseguido abrir estos procesos tan importantes, que me sirven de impulso (y supervivencia) en la mayoría de los ámbitos de mi vida, por no decir en todos. Porque cómo dijo Kate Millet, frase que yo suscribiré hasta mi último suspiro vital, lo personal es político.

Pero claro, ahora resulta que si no llegas al orgasmo siempre, sólo follas con tíos, no has deconstruido tu forma de follar, no te masturbas nueve veces al día, no practicas BDSM, no usas copa menstrual, no has destruido los roles de género, los celos, la culpa, el amor romántico, la monogamia; si te gusta bailar reggaetón como una loca, si no gritas a todos los tíos que te dicen guarradas, si no has leído todos los libros sobre feminismo que existen, si tienes amigos que siguen reproduciendo machismo, si te callas ante algunas machiruladas, te depilas, te maquillas como una puerta, llevas escotes, vestidos, tacones… si no vas a todas las charlas feministas, a todas las manis, si no haces orgías en una casa okupa, si no has probado el poliamor, las relaciones abiertas, la anarquía relacional; si no tienes un grupo de autodefensa, una asamblea no mixta y no has hecho un akelarre alrededor de una hoguera quemando todos los sujetadores del planeta mientras invocas a Virginia Woolf, es que no eres una feminista de verdad.

Así que pasas a ser una feminista de mentira. O lo que es los mismo, una feminista de mierda.

Y en serio, ya basta.

Basta ya de estas dinámicas de mierda que estamos creando, basta de construirse una identidad feminista a través de posiciones de poder, estableciendo que es El Feminismo y que no desde un pedestal de superioridad moral, creando jerarquías que nos dividen (no como movimiento, sino como mujeres). Ninguna decide lo que vale y no vale en las demás, ninguna establece como funciona el empoderamiento en cada una de nosotras, y sobre todo, ninguna debería decidir como el feminismo nos libera.

(Digo ninguna, pero ninguno tampoco, que a muchos de vosotros también os encanta decidir como y cuando deben empoderarse las mujeres).

Yo paso, renuncio a el carnet, porque sinceramente, no me sale del santísimo coño tener que adaptar mi vida, mis procesos, mi deconstrucción, mis formas de sentirme bien y de empoderarme simplemente para que se me otorgue el estatus de “feminista”. Sobre todo si viene desde unos pedestales que pretenden hacer del feminismo y sus procesos un discurso encajonado por unos criterios que sólo sirven para satisfacer el egocentrismo activista; hablando de ellos como si fuesen la verdad objetiva. Porque mira, la verdad objetiva siempre es la versión del poder. Y el activismo, la política, el feminismo… no se hacen desde ahí.

Así que paso, abdico del estatus feminista. Prefiero seguir siendo una feminista de mentira, de mierda. La perfecta gilipollas que sigue llorando en las películas de Disney, la que sigue sin saber gestionar todas sus relaciones; la que prefiere seguir teniendo amigos machirulos y acompañarlos en sus procesos para dejar de serlo, y que ellos también me acompañen en los míos; prefiero acompañar a mis hermanas en sus contradicciones, sin culparlas, sin que ellas tampoco me culpen por las mías; prefiero ser la que no supo como defenderse y la culpa no le deja recomponerse; esa que aún siente complejos cuando se mira al espejo; la que a veces agacha la cabeza cuando hay muchos hombres en una sala; la que se harta del activismo, la que se quema. Prefiero ser esa, la que ocupa esos lugares. Porque como Despentes dijo, no cambiaría mi lugar por ningún otro, porque ser Virginie Despentes me parece un asunto más interesante que ningún otro. Y a mi, ser Uxue también me parece un asunto mucho más interesante.

Por eso prefiero ser esa, la que intenta aceptar sus contradicciones e intenta mejorar día a día a través de ellas. La que sólo quiere liderar sus propias luchas, por mi, por las maravillosas hermanas que me acompañan en este proceso, y… por todas las demás. Así que me niego a participar en un juego macabro por liderar una lucha que tiene (o debería tener) como fin salvarnos a todas.

Chicas, hasta en las peores épocas, habrá algo de todas nosotras, de nuestro amor… que saldrá ganando.

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uxue

Dentro de ti se abre, interminablemente, bóveda tras bóveda. 🌈 ♀