En Una habitación propia, Virgina Woolf hace un ejercicio de ficción: “Imaginemos, ya que los hechos son tan difíciles de atrapar, qué hubiera sucedido si Shakespeare hubiera tenido una hermana, maravillosamente dotada, llamada Judith”. Ella, a diferencia de su hermano, no puede ir al liceo. Él, ya casado, va a Londres a buscar fortuna. Mientras tanto, ella se queda en casa. Aunque es “tan imaginativa, tan impaciente de ver el mundo como él”, nunca puede acercarse a los clásicos. Si acaso roba a ratos los libros de su hermano, sabe que al ser descubierta la reprenderán por no estar zurciendo…
1
Este es nuestro hogar desde hace muchos años. Todos tenemos nombres distintos, pero compartimos un sonido después de pronunciarlos para reconocernos.
2
Nadie vive aquí, sólo yo.
3
Cada vez que un miembro de la casa que muere, derrumbamos una habitación y construimos otra. Por eso siempre está todo cubierto de polvo; las paredes derruidas. Algunos enchufes no funcionan, los focos están casi todos fundidos.
4
Morimos constantemente. Nacer es la obvia certeza de que pasará lo otro.
5
La casa tiene cuatro pisos. Construimos uno cada diez años.
6 Había paz hasta que cayó la primera tormenta. El…
Hay un volcán dormido que se alcanza a ver desde cualquier punto de mi ciudad de origen. Dicen que está apagado; su explosión más reciente fue hace 3000 años. Mucha gente piensa que es un monte. Su cubierta de magma es ignorada debido a su persistente calma. Hace mucho se llamaba Matlalcueitl: nombre de una deidad asociada a Tláloc y al culto al agua. Para evitar este paganismo, los españoles lo denominaron Sierra de Tlaxcala. Pero las reminiscencias divinas llevaron a los tlaxcaltecas a decirle “Malinche”.
Nuestro volcán estuvo cubierto de bosque. En la parte más baja había encinos, más…