Plaza de España, Sevilla, España.

Josue Reyes Amaya
6 min readJun 12, 2020

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La Plaza de España es un conjunto arquitectónico enclavado en el parque de María Luisa de la ciudad de Sevilla (España). Fue realizado por el arquitecto Aníbal González. Se edificio entre 1914 y 1929 como el edificio principal, y el de mayor envergadura, de la Exposición Iberoamericana de 1929.

Es el más grande de los que se levantaron en la ciudad durante todo el siglo XX, comparable a los otros dos edificios históricos destacados de los extramuros de la ciudad, que son el hospital de las Cinco Llagas; El antiguo hospital de las Cinco Llagas de Nuestro Redentor, también conocido como hospital de la Sangre, es un edificio que se encuentra situado en el barrio de la Macarena de Sevilla y que actualmente constituye la sede del Parlamento de Andalucía.

La plaza es de grandes dimensiones (170 metros de), diámetro tiene una forma semi-elíptica, que el abrazo de España a sus antiguos territorios americanos, y mira hacia el río Guadalquivir, como camino a seguir América. Su superficie total es de 50 000 m2 cuadrados aproximadamente, de los que 19 000 están edificados y los 31 000 restantes son espacio libre, está bordeada por un canal que recorre 515 m y es es por cuatro puentes.

Los edificios que se envuelven la plaza se estructuran en un edificio central, por desgracia con edificaciones intermedias que compensan una longitud y torres en los extremos.

Esta planta responde de forma muy cercana al esquema formal del tipo de villa palladiana con alas curvas, como la Villa Badoer de Fratta Polesine o Villa Trissino en Meledo, quemadora, por el arquitecto italiano Andrea Palladio en sus Cuatro libros de la arquitectura, que Aníbal González. La construcción está realizada en el archivo visto y con una decoración amplia de cerámica.

Los techos de la galería de la plaza cuentan artesonados y esta se sostiene con columnas de mármol. Los respaldos de los bancos algunas y farolas están realizadas en hierro forjado. Los medallones con caras de españoles ilustres, las columnas marmóreas y los artesonados dan al conjunto un ambiente renacentista.

Según los escritos de Aníbal González su inspiración para diseñar la plaza del Renacimiento español, modernizándolo. Las dos torres que flanquean la plaza, que nos adenta un ambiente de barroco estilo, miden 74 metros de altura, y creaon disgusto entre los académicos por rivalizar en altura con la Giralda.

En las paredes de la plaza se encuentra una serie de 48 bancos que representan a cuarenta y seis provincias españolas peninsulares (todas Sevilla) y los dos archipiélagos (Canarias y Baleares), con su escudo, un mapa y un paño de pisano hechos con históricos destacados de la provincia o representación archipiélago, colocados en orden alfabético.

Estos bancos se encuentran en cuatro tramos, y al principio y final de cada uno de ellos, se encuentra un paño de azulejo pisano relativo a la provincia de Sevilla. Los bancos tienen, también, a los lados, dos pequeñas torres con anaqueles que han sido usados en alguna ocasión para colocar libros.

La Plaza de España es el resultado final de varios proyectos que se sucedieron durante la gestación de la Exposición Iberoamericana.

En 1911, el arquitecto Aníbal González, que fue nombrado arquitecto director de la muestra, presentó su anteproyecto para la Exposición, en el que aparecían ya los terrenos sobre los que se ubicaría la futura plaza, aunque no con su diseño actual.

Tras varios proyectos intermedios que incluían un gran estadio deportivo, el 14 de julio de 1914, se presentó el primero en el que aparece identificada la Plaza de España.

Para ocupar el vacío dejado por el estadio previsto se preveía un espacio semicircular abierto al parque de María Luisa en el que se debían construir en la parte externa los pabellones de Industria y Agricultura y el palacio de Actos y Fiestas, un paseo, después una ría, cubierta por ocho puentes y en el centro una gran espacio abierto para celebrar solemnidades o fiestas, a cuyos pies se situaría una fuente de carácter monumental.

En el mismo año 1914, tras la aprobación del proyecto, se realizó la ceremonia de colocación de la primera piedra por el rey Alfonso XIII, y se iniciaron los trabajos de explanación y movimiento de tierra. En 1915, los trabajos se ralentizaron y solo se ejecutó la construcción de la ría. También se decidió no llevar a cabo las edificaciones que cerraban el acceso al parque por la glorieta de San Diego.

Aníbal González asumió el proyecto y realización de la plaza, en la que también trabajaron algunos de sus colaboradores como el ingeniero José Luis de Casso y el arquitecto Aurelio Gómez Millán.

El proyecto definitivo, que se corresponde con el realizado, salvo pequeñas modificaciones, lo realizó en 1918, cuando se alteró el destino previsto para las edificaciones, que se decidió que fueran utilizadas como Universidad Obrera, con la Escuela de Artes y Oficios, en el centro, las naves laterales adyacentes destinadas a talleres de aprendizaje, más allá se levantarían los edificios de las denominadas Puertas de Aragón y Navarra, que se situarían en el centro de las curvas y en los extremos de la zona edificada se proyectaron los museos Artístico e Industrial, con planta rectangular y el conjunto se remataba con las torres Norte y Sur.

Los puentes quedaban reducidos a cuatro desde los ocho previstos. En el muro exterior de los edificios se planearon bancos revestidos de cerámica de las 48 provincias españolas, sin incluir la de Sevilla, en forma de palcos en “U’’. En 1919, se terminaron la ría y los puentes que la atravesaba, se continuaron los trabajos en la mayoría de los sectores, con la construcción de los muros de fábrica de ladrillo en los Talleres y Galerías, y también se iniciaron las excavaciones de cimentación de la torre Norte.

Hasta 1925 se terminaron los exteriores del edificio central, se avanzó en la colocación de los bancos de las provincias y se colocó el pavimento del paseo junto a la ría. Al finales de 1925, ante la evidencia del retraso acumulado y la dificultad para cumplir las fechas previstas para la finalización de los trabajos.

Miguel Primo de Rivera, quiso dar un último y definitivo impulso a los trabajos, con el nombramiento el 21 de diciembre de ese año José Cruz Conde , como comisario regio , al que le añadió también el cargo de Gobernador Civil de Sevilla para reforzar sus poderes.

En 1926, dimite Aníbal González de sus cargos en la exposición, que deja el proyecto cerrado en todos sus elementos fundamentales y toma el relevo en la dirección de la obra Vicente Traver.

En agosto de ese mismo año se decide que la exposición comenzará en abril de 1929. 1927 fue el año del impulso final, las obras, que en apariencia parecían terminadas, requerían aún multitud de trabajos por realizar y se aprobaron los proyectos de cerrajería, carpintería, acondicionamiento de espacios, revestimientos, trabajos en los exteriores y la mayor parte de las instalaciones.

Durante 1928, la actividad continuó de modo semejante al año anterior y ya sen apreciar varios edificios prácticamente terminados. En febrero, se informaba al Comisario Regio que en el Edificio Central todos los trabajos estaban concluidos a excepción de dos salones de la planta de Honor y sus correspondientes en la planta de basamento.

En mayo, ya se acabado cuenta el trabajo de pintura de ese edificio, lo que era señal de que era prácticamente terminado y permitió que ese mismo mes, que la Dirección de las Obras es una entrega oficial al Comité de la Exposición. Mientras tanto los trabajos de decoración de las Puertas de Navarra y de Aragón seguirn su marcha, aunque, con evidente.

El 9 de mayo de 1929 se realizó en la Plaza de España la ceremonia de inauguración de la exposición con la presencia de las autoridades del país.

Las obras habíansi, aunque todavía hubieron de realizarse algunos trabajos como sustituciones de bancos y farolas. El presupuesto previsto, en 1914, ascendió a 628.500,70 pesetas, que en 1929, alcanzó 15.310.365 pesetas, un tras añadir otros gastos de última hora, rebasó los 17 millones de pesetas.

Durante la ejecución algunos aspectos del proyecto suscitaron. La Academia de Bellas Artes se opuso a la prevista de las dos torres que podrir rivalizar con la Giralda, y el arquitecto francés Jean-Claude Nicolas Forestier, que colaboró en el diseño del parque de María Luisa, la construcción de la construcción por ser Sevilla una ciudad con consignación de agua.

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