LO QUE OCURRIRÁ EL DÍA QUE TE MUERAS.

o lo que no me gustaría que ocurriera.

Óscar Martín
3 min readJul 15, 2014

“Casi todo deseo que tiene un hombre pobre es un delito punible.”
―Louis-Ferdinand Céline (Autor de Viaje al fin de la vida)

Hoy he visionado la película La Grande Belleza, obra maestra de Sorrentino, ganadora del Oscar a la mejor película extranjera del pasado año.

Quitando las fobias y filias de cada uno me parece una película a analizar profundamente y que me ha hecho acercarme una situación que sin duda debería ser la preocupación del Oscar (yo) del futuro y no del del presente 2014:

¿Qué me espera en los últimos días de mi vida?

Pongamos que, en el mejor de los casos, un servidor no tiene una muerte repentina y/o accidental y me encuentro ya con una edad poderosa, que no anciana, como la del protagonista del film, unos 65 años. El amigo Jep tiene una serie de crisis existenciales que acaba por asumir, e incluso vanagloriándose de ellas, una vez que ya se encuentra como quien dice “hasta las cejas”, pensando aquello de “pa lo que me queda en el convento, me cago dentro”.

¿Pero y si ahora tuviera la capacidad de cambiarlo?¿Y si a Jep le hubieran dado la oportunidad de continuar con el amor de su juventud y no perderse en un mar de mediocridad, vulgaridad y esnobismo?

Él ya no tiene capacidad de reacción y tiene que divertirse/aguantarse con lo que se ha buscado pero, ¿y nosotros?

Sin duda una de las cosas que no quiero sentir llegado ese momento es la sensación de haberme dejado cosas en el tintero, el arrepentimiento es la cafeína que no te deja dormir, la nicotina que se pega en tus pulmones y no te deja respirar.

“El descubrimiento más consistente que he hecho tras cumplir 65 años es que no puedo perder tiempo en hacer cosas que no quiero hacer.”

Esta frase de Jep en la película todavía rebota por mis aturdidas neuronas. ¿Cuántas cosas hago hoy en día que no quiero hacer? ¿Por qué las hago? ¿Qué pasaría si dejara de hacerlas?

Probablemente todos hemos pensado “Bueno, ya llegará el momento de hacer lo que me dé la gana”, pero ¿Y si es demasiado tarde cuando tengamos esa licencia?

Esto de vivir va de poder, sexo, dinero y amor. A mi me mueve una/s y a ti otra/s pero todo lo que haces cada día es para conseguir una de esas cuatro palabras y no eres ni mejor ni peor que yo, quizás podemos ser distintos en las formas de conseguirlo pero la ambición por alcanzarlas convive con nosotros habitulamente.

Todo ese tiempo que invertimos en conseguir esa anhelada posición es tiempo que absorbemos de la relación con nuestros iguales, de verlos como un mero instrumento para alcanzar el objetivo:

-¿Me pone? Sí. = Sexo.

-¿Saco provecho de él/ella? Sí. = Dinero/Poder.

-¿Es especial? Sí. = Amor.

Pero, ¿Y si las respuestas son un no? ¿Y si siempre fueran un no o peor, creyéramos que eran un Sí que realmente es un NO?

¿La gente te ha decepcionado?
-Yo he decepcionado.

Así contestaba Jep. Creo que lo peor que podría pasarme en el final de mis días no es sentir que me arrepiento de algo, si no el sentir que he decepcionado a los que me rodean y, sobre todo, a mi mismo, buscando ser quien no soy para alcanzar una (o más) de esas cuatro palabras que todos tenemos grabadas en marmol.

Lo mejor que podemos hacer es no alejarnos mucho de lo que uno realmente es, de lo que quiere hacer cada día y de con quién quiere hacerlo y haber vivido tan plenamente que no haya hecho falta prostituir lo que somos por lo que deseamos ciegamente.

“La vida no es más que esta repugnante experiencia donde la personalidad se rompe.”
―Louis-Ferdinand Céline (Autor de Viaje al fin de la vida)

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Óscar Martín

@Oscarmartin_, en Twitter. Nadie en su lecho de muerte piensa: “Ojalá que hubiera pasado más tiempo en la oficina o viendo la tele”