Metodologías trampa

Oscar Vega
3 min readNov 18, 2019

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A la hora de diseñar y/o definir un producto existen una serie de normas, procesos y ayudas que podemos elegir seguir o no seguir. Éstas herramientas teóricamente facilitarían la labor del profesional al realizar un proyecto de una forma más eficiente, productiva y con unos resultados más positivos que si no se siguieran.

Como toda metodología, el éxito de la misma viene muchas veces marcado por corrientes desde una aplicación inicial práctica y exitosa. Y es que, no hay un santo grial para crear o hacer evolucionar un producto que tiene infinitamente más variables influyendo que su propia idiosincrasia.

Pero más allá de las cuasi infinitas realidades paralelas que afectan al desarrollo del producto, influye y mucho la aplicación de la metodología, no solo por un uso e interpretación correcto sino por el momento, la flexibilidad y el objetivo que tengamos en mente. Creemos que la aplicación per se implica el éxito cuando en no pocas ocasiones un sencillo workshop se ha realizado por el mero hecho de justificar una decisión ya formada con antelación.

De cuando en cuando, surge alguna metodología de la nada, con un efecto Rosalía que lo impregna todo, convirtiéndose en la nueva y última referencia a seguir.

Y es que la linea es fina y hacerse trampas al solitario es algo relativamente común en la uso de diferentes metodologías y aun teniendo la expresión connotaciones negativas pueden no serlo tanto a nivel colectivo como si lo son a nivel de negocio y/o producto. Pongamos un ejemplo que rozaría el absurdo más absoluto pero que estoy seguro a más de uno le sonará: Solución impuesta desde las necesidades directas de negocio, se diseña una solución adhoc al no existir margen de maniobra, se testea y… sorpresa, por varios motivos no resuelve el problema al no haber partido de un problema a resolver si no de una solución.

Este caso de uso plantea varias incógnitas por sí mismo. ¿Se ha usado alguna metodología durante el proceso? De ser así, ¿Hubiera solucionado el problema con el que nos encontramos en el desarrollo del proyecto? ¿Es posible solucionarlo ahora? ¿Cerramos los ojos y patada pa´lante?

La mala aplicación de una metodología acaba convirtiéndose en una suerte de justificación paradójica de cómo construir un producto.

Desde un punto de vista puramente pragmático en el que no influye más variable que el pragmatismo llevado al extremo, lo lógico sería hacer alt+f4 y quemarlo todo para empezar de nuevo con el mínimo de contaminación posible. Pero lo que nos puede parecer práctico, coherente y hasta normal no es lo habitual, y es que modificar el planteamiento inicial implica unas consecuencias que son complicadas de admitir.

Es por esto, que la respuesta a las preguntas anteriores es similar en muchos casos, la metodología se utiliza para justificar la solución que acaba teniendo unas implicaciones importantes en el proyecto y en el producto. Y es qué, cuando la trampa está en la metodología es dificil salir de ella.

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