Un camino hacia la ética es la única opción de gobierno

Pablo Herreros
5 min readJul 10, 2016

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Foto: Sébastien Marchand

¿A qué puede aspirar un país en el que sus líderes públicos están a kilómetros de ejercer ningún liderazgo moral sobre sus ciudadanos? Sobraban los ejemplos…pero este fin de semana el FC Barcelona se sumó con otro más. Parece como si los representantes públicos vivieran en una realidad paralela.

Los españoles llevamos muchos años regalándoles miles de señales y, aun así, algunos de los políticos, fiscales, presidentes de clubes de fútbol o empresarios siguen llenando de mierda sus vidas y las nuestras, envenenan la sociedad y hacen bajar (aún más) el penoso nivel de la vida pública.

No son muchos pero sí tienen la complicidad de todos sus colegas, que anteponen su mediocre corporativismo o sus intereses personales a los principios. Si un empresario pagó mordidas o evadió impuestos mediante cualquier paraíso fiscal, ni un solo empresario se lo afea en público; si un político delinque por corrupción, ni un solo compañero de partido lo critica -salvo casos extremos, como el de Bárcenas-. Todos sus compañeros callan en un silencio que da casi tanto asco como el estruendo del corrupto llevándoselo muerto. Y si el que demuestra su falta de ética es presidente de un club de fútbol, a ningún otro presidente de otro club de fútbol se le ocurre levantar una voz en contra.

El último ejemplo es de ayer: el FC Barcelona lanzó -en tres idiomas- una campaña de apoyo en redes sociales a Leo Messi. Al futbolista no, al delincuente fiscal que acaba de ser condenado a 21 meses de cárcel por defraudar 4 millones de euros a la Hacienda pública. #TodosSomosMessi fue tendencia en Twitter, un hecho que debería hacer que se le cayese la cara de vergüenza al presidente de ese club de fútbol y a todos sus aficionados, víctimas que ven sus colores manchados por la corrupción sin poder hacer nada por evitarlo. Bueno, sí: podrían desde ahora empezar a abuchear a su jugador cada vez que saltase al campo…

¿Qué puede haber en la cabeza de los dirigentes de uno de los clubes más importantes del mundo para decidir apoyar en el delito a quien solo merece el desprecio de todos por su mala conducta? ¿Saben la influencia que ejerce el fútbol en las personas que lo siguen y, especialmente, en los más jóvenes? ¿Se dan cuenta de que su mierda será mundialmente esparcida e imitada?

«El lema Hacienda somos todos es solo publicidad, un eslogan», decía hace poco Dolores Ripoll, la Abogada del Estado que nos representa a ti y a mí en el caso de corrupción Noos, en un perverso cambio de papeles para defender a la infanta Cristina en lugar de defendernos a nosotros.

Mientras la justicia aprieta los pasos sobre Rita Barberá, Rajoy corre a protegerla manteniéndola aforada de manera vergonzosa. El caso ERE o el de los cursos de formación en Andalucía produce vómitos a cualquiera. A cualquiera menos a Susana Díaz y a Pedro Sánchez, que jamás tienen una palabra de condena moral para quienes robaron el dinero de los parados o el de todos los españoles.

Hace pocos días, Rajoy ganó las Elecciones Generales perdiendo 3 millones de votos respecto a 2011, el PSOE tocó fondo -por ahora- con un millón y medio menos de votos que en 2011 y juntos, PP y PSOE solo sumaron el 54% de los votos, cuando en 2008 recogían el 85% del total. ¡un 31% menos! Juntos, PP y PSOE han perdido 4,5 millones de votos respecto a 2011. Este pasado 26 de junio, Ciudadanos y Unidos Podemos consiguieron que 8,1 millones de españoles les votasen a ellos. ¿No hay nada que aprender de ello?

¿Alguien duda de que la inmensa mayoría de esos 8 millones de votantes de los partidos nuevos lo hacen, entre otras cosas, huyendo de la corrupción de los antiguos? Sí, hay más motivos, pero los preocupados por la corrupción no son solo los votantes de partidos nuevos. Hay incluso votantes del PSOE en Andalucía o del PP en toda España que pese a que apoyan a esos partidos, querrían que sus partidos fueran un poquito menos corruptos. Imposible saber cuántos, pero muchos votantes del PP apoyaron a Rajoy por miedo a un gobierno de Podemos y queriendo que su partido deje de ser un nido de nuevos casos aislados de corrupción.

Bien, pues después de todo lo que ha llovido, la actitud de Rajoy y la de Sánchez es mostrar cero autocrítica en público. El uno sobre su histórico resultado, el peor del Partido Socialista en la democracia; y el otro saca pecho como si hubiera ganado por goleada, olvidando que lo apoyan 3 millones de españoles menos que en su primer mandato, y que dos de cada tres electores no votaron al Partido Popular. ¿Qué más tiene que pasar para que los representantes de la vieja política vean que la tierra les cambió bajo sus pies?

Me gustaría que hubiera un gobierno pronto pero sobre todo, me encantaría que la condición para apoyarlo sea que los españoles recuperemos la dignidad de una vida pública que no nos sonroje. Sea quien sea quien se abstenga o vote a favor de un nuevo gobierno de Mariano Rajoy, solo puede haber un camino: que se hagan reformas y se tomen todo tipo de medidas para que España se convierta en un país del que los españoles no sintamos vergüenza en cada telediario.

Ni la economía ni el ánimo se recuperarán si no le damos la vuelta al calcetín: necesitamos que ser valiente no salga tan caro y que ser cobarde no valga la pena. Leyes que protejan a los buenos y castiguen a los malos.

Aunque hasta ahora no ha demostrado ser muy aficionado a regenerar la vida pública, Mariano Rajoy solo puede volver a ser presidente liderando -contra su inclinación natural, y obligado por terceros-, un cambio que nos haga a todos mejores y ponga el acento en la ética en todos los órdenes de nuestro país. Eso sí que sería potenciar la marca España.

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Pablo Herreros

Periodista, socio de @GoodwillComunic, bloguero en Comunicacionsellamaeljuego.com, loco por mejorar el mundo…y muy flamenco