EL ANTIVIRUS CULTURAL
Mucho me han preguntado cómo se observa lo que estamos viviendo desde una perspectiva cultural. Quiero acá hacer un análisis sencillo, que de ciertas luces del desafío que se nos viene usando los lentes de la evolución cultural.
La cultura va evolucionando en la medida que hay herencia, variación y selección. Herencia donde se transmiten todos aquellos códigos culturales que constituyen un “nosotros”, variación al pasar esos códigos por la persona que los recibe y ser reinterpretados y selección en la medida que esos códigos aplicados van generando resultados. Así se va transmitiendo como un virus, tomando aquellos anfitriones que son propensos a dicha cultura y ocupándolos para esparcirse por el mundo (igual que el COVID-19)
Habitamos el mundo que nos toca vivir aplicando ciertos modos de abordarlos. Y esos modos cuando son funcionales, se replican (acá la herencia), varían y se selecciónan (si los resultados son los buscados), pero acá surge una complejidad particular. En la medida que vamos arrojando resultados al mundo (en la medida que nuestra cultura es efectiva), vamos cambiando el mundo y por lo tanto, nuestra cultura va dejando de ser efectiva ya que se aplica sobre un mundo distinto.
Así en este recorrido, pasamos de culturas buscadoras de seguridad entre un nosotros acotado, buscadoras de poder bajo un poderoso, de orden bajo una instrucción o verdad superior, de logro regida por la mente y la estrategia, sensibles y conectadas con la diversidad, y por último, recién estábamos esbozando algunas hebras de culturas integradoras, aquellas que miraron el recorrido humano y dijeron: “mucho de lo que hemos vivido sirve”. Y de esta forma se dedicaron a hacer que cada manifestación tuviera su espacio donde demostraba mayores capacidades para lo que le tocaba resolver.
Hasta que apareció el COVID-19 y nos puso un tremendo desafío. La necesidad de una nueva cultura, con muy poca experiencia y recorrido. Una que entendiera que el mundo es uno solo y que la interdependencia no es sólo el cuento del efecto mariposa, sino que es el efecto mariposa andando en la vida real y no un concepto.
Y nos encontramos apelando a formas culturales obsoletas para esto, apelando a la magia, a un líder fuerte, a un orden superior, a la velocidad de la ciencia o a la conexión con el otro y su padecer. Todas como en una torre de babel diciendo lo que hay que hacer, cada una en su idioma, pretendiendo desligarse de responsabilidad, en un acto profundo de miedo en acción. A eso le podemos sumar las sombras de cada una de estas manifestaciones, las fake news, la impulsividad irresponsable, el dogma, el economisismo, la inmovilidad por la infinita causa.
Y aún no tenemos el antivirus cultural. Uno que se conecte con la profunda vulnerabilidad de lo que estamos viviendo y busque seguridad nuevamente, en su hogar, en la norma, en el cuidado individual y colectivo porque no va a bastar sólo con aislarnos. Después de eso vamos a tener que reencontrarnos.
Desde ÁUREA y ARCA hemos venido trabajando en levantar los perfiles culturales que pueden apalancar procesos como estos, dotándolos además de tecnologías sociales que generan nuevas formas de vinculación, coordinación y búsqueda de resultados, más conscientes e interconectados.