Entrevista a Nir Hindi: “Traduzco la creatividad y el arte al mundo de los negocios”

Maria G. Picatoste
12 min readApr 6, 2019

--

Aunque lleva casi 20 años estudiando el cruce entre arte y emprendimiento, no fue hasta finales de 2015 que Nir Hindi lanzó The Artian, un proyecto que trabaja para ayudar a las empresas a incorporar la innovación y la creatividad a su ADN, mientras promueve el pensamiento renacentista.

¿Qué es The Artian?

The Artian es una iniciativa que combina métodos, prácticas y aprendizajes del mundo del arte con conocimiento del mundo de los negocios y el emprendimiento. Lo que hacemos es intentar enseñar a fundadores, directivos y propietarios de empresas que para tener empresas creativas e innovadoras — o que fomenten la innovación y la creatividad — hay que fusionar el arte, la ciencia y los negocios.

¿De dónde surge esta idea?

Está muy relacionada con mi historia personal. Siempre me ha interesado el diseño, el arte, la arquitectura y todos los campos creativos, pero también los negocios y el emprendimiento. Durante años me resultó duro combinar ambas pasiones porque la sociedad nos hace escoger entre el hemisferio derecho o el izquierdo de nuestros cerebros. Pero aprendí a vivir con esta lucha interna. Crecí en el mundo de la tecnología y estudié Economía y Tecnología Web, pero después volví a estudiar arte. En ese recorrido, cuanto más conocía a los emprendedores y a los artistas, más similitudes veía. Por eso me embarqué en el viaje de entender cómo el arte influye en los negocios, porque la influencia en la otra dirección es mucho más obvia. Tras graduarme decidí que mi misión iba a ser recuperar el pensamiento renacentista, el combinar arte e ingeniería, arte y ciencia, arte y tecnología, porque creo que esas serán las habilidades y los requisitos para tener una ventaja competitiva en el mundo de los negocios del siglo XXI.

¿Cuáles son algunas de las similitudes que descubriste entre emprendedores y artistas?

Su tolerancia a la incertidumbre y la ambigüedad. Los artistas lidian con ambas tanto en sus temas, como en el proceso creativo. Y lo hacen a diario porque nunca saben de dónde provendrá su próximo cheque. Para los emprendedores es lo mismo: la ambigüedad y la incertidumbre son el día a día. En mi caso, por ejemplo, nunca he tenido un “trabajo formal”, así que el no saber qué pasará mañana forma parte de cómo vives tu vida. La visión y la comunicación son otras similitudes. Los emprendedores tienen una idea en su mente sobre el producto que quieren crear o sobre cómo quieren cambiar el mundo; y necesitan convencer a otros para transformar algo intangible en algo tangible. Exactamente igual que el arte. Los artistas, cuando crean, quieren comunicar algo y hacerte creer en lo que hacen. Por último, tanto a emprendedores, como artistas no les asusta ensuciarse: remangarse, mancharse las manos y hacer lo que haga falta para sacar aquello en que trabajan adelante. En mi blog publiqué una reflexión sobre este tema, por si queréis leer más.

A partir de estas premisas, ¿cómo ayudas a las empresas?

Somos muchos los que hablamos de la conexión entre arte y negocios. Pero de lo que yo me di cuenta es de que no puedo hablar de arte y negocios a empresarios desde un lenguaje artístico o creativo. Tengo que traducirlo para poder conectar con ellos. Por eso mi ayuda a las empresas se basa en tres etapas o procesos: 1) inspirar a las personas, 2) ayudarles a desarrollar habilidades en las que no están entrenados y 3) apoyar a las empresas en su implementación en el día a día. En la etapa de inspiración empezamos por los porqués y les mostramos por qué son importantes el arte y la creatividad en los negocios. Para eso recurrimos a ejemplos de compañías y directivos de éxito para los que el arte ha sido una parte importante de su desarrollo como Paul Graham, el co-fundador de Y Combinator, que también es pintor y habla sobre ingeniería y pintura como materias muy similares. Una vez que la gente entiende los porqués y los acepta, entonces quieren aprender. A continuación les ayudamos a desarrollar habilidades relevantes para la innovación, como la observación y el pensamiento crítico. Si lo piensas, nos enseñan a leer, a hablar, a comportarnos en sociedad, pero nadie nos enseña a observar. El arte es una herramienta muy potente para desarrollar nuestra capacidad de observación. Y respecto del pensamiento crítico, en el mundo de los negocios se nos pide que ejecutemos sin hacer preguntas. Eso contrasta con el artista, quien día tras día planta cara al status quo o se hace preguntas sobre todo lo que lo rodea. Un ejemplo es Marcel Duchamp que en 1917 cogió un orinal y lo llamó “Fuente”. Lo importante no es si es arte o no, sino su habilidad para pensar de forma diferente. Así, la clave no es la pregunta en sí misma, sino plantear preguntas para que la gente reflexione.

Vivimos en una economía cambiante y hay industrias que desaparecen y otras nuevas que se forjan en seis meses o un año. Así que la habilidad para ser ágil, resiliente y cambiar es algo que no te tiene que gustar o no, porque al final la realidad dictará su veredicto.

¿Crees que esta invitación al pensamiento crítico e inquisitivo será aceptado fácilmente por los directivos de las empresas?

Para mí la clave está en el equilibrio. Nos centramos demasiado en el hemisferio izquierdo del cerebro. Diría que alrededor del 95% lo dedicamos a ejecutar. Y el resto a la parte derecha, a la creatividad. Mi mensaje sería: no ignores la ejecución, ni los procedimientos, ni la habilidad para la gestión, porque eso generará un negocio exitoso; pero intenta incorporar a la ecuación más pensamiento creativo. En mis presentaciones confieso que considero hecho mi trabajo si una persona que antes no veía la necesidad de la creatividad en la empresa sale de la sesión queriendo dedicarle un 5% o un 10% de su tiempo. Para mí no todo lo que existe es erróneo, pero vivimos en una economía cambiante y hay industrias que desaparecen y otras nuevas que se forjan en seis meses o un año. Así que la habilidad para ser ágil, resiliente y cambiar es algo que no te tiene que gustar o no, porque al final la realidad dictará su veredicto.

Eres el fundador de una comunidad que se reúne para hablar de arte y emprendimiento en Google Campus. ¿Qué mueve a esta comunidad?

El objetivo de la comunidad y del ciclo de conferencias es iluminar la intersección entre los mundos del emprendimiento, arte y tecnología. Lo hacemos a través de ejemplos reales contados por artistas, creativos o personas del mundo de los negocios y la academia. Por ejemplo uno de nuestros eventos trató sobre utilizar big data para analizar obras de arte y otra sobre el artista como emprendedor. También hemos hablado sobre lecciones de liderazgo e innovación aprendidas de Leonardo Da Vinci y Picasso, quienes fueron grandes innovadores. Actualmente la comunidad sigue creciendo y es una de las más activas comunidades del Campus Madrid. Ya somos 850 miembros, que no son solo artistas, sino que hay muchos emprendedores y profesionales de los negocios.

¿Cómo logras que expertos en áreas tan diversas participen en vuestras conferencias?

Solemos traer a artistas con historias y proyectos interesantes. Y la forma como los abordamos es acercándonos para preguntarle si les interesaría participar y compartir puntos muy concretos de su trabajo o carrera. Muchas veces los artistas y las personas creativas no son conscientes del valor de lo que hacen y de la relevancia que sus procesos tienen en el contexto del emprendimiento y los negocios. Y ese es mi rol: convertirme en el traductor del mundo creativo para el mundo de los negocios.

Impartes clase en el Instituto de Empresa (IE). ¿Planeaste en algún momento llegar a ser profesor?

[Risas] No me considero profesor. A los profesores hay que tenerles mucho más respeto. Yo solo hablo con la gente sobre lo que hago. Por ahora he dado un par de sesiones sobre cómo el arte y la creatividad son una necesidad para la empresa y pueden suponer una gran ventaja competitiva. Me invitaron como ponente porque entendieron que de lo que hablo es relevante para el futuro de la gestión empresarial. La mayoría de las personas a las que enseño no son estudiantes, sino propietarios de negocios o empresarios porque mi sesión forma parte del programa de Educación Ejecutiva, que está pensado para personas con mucha experiencia, lo que les convierte en un público difícil.

¿Cuál es el mensaje que tratas de transmitirle a quienes acuden a estas sesiones?

En el momento en el que menciono arte y creatividad muchos piensan que mi sugerencia es que dejen su trabajo y se vayan a un retiro a pintar. Por eso lo primero que les digo es que mi mensaje no es que la ejecución no sea importante, pero que necesita un equilibrio. Y es un mensaje que necesito reforzar constantemente. Lo que yo hago es comunicarles mis tres claves para promover la creatividad con el fin de generar un crecimiento sostenible. Primero, que no existen las compañías creativas e innovadoras, sino que hay personas creativas e innovadoras que crean o trabajan en empresas. Y como gestores o fundadores de empresas, para que la creatividad forme parte del ADN de nuestras compañías, necesitan promover y alimentar la innovación. En el segundo estadio hablo de creatividad como ventaja competitiva para atraer talento. Vivimos en la era de la primera generación de nativos freelancers. Si no inspiras y transmites un valor a tus empleados, se irán a trabajar a otro lado o por su cuenta. La creatividad puede ser ese valor diferencial, aunque también aclaro que poner una silla roja en el lobby no te convierte en una empresa creativa. Y por último hablo del rol de la creatividad y el arte en el proceso de innovación, ya que están involucrados en el desarrollo de habilidades como la observación, la duda y el ser inquisitivo, la ideación, la comunicación, etcétera.

¿Algún ejemplo de proyecto que funcione?

Una de las iniciativas más positivas para una compañía son los programas de Artistas en Residencia. Es muy importante destacar que el mero hecho de tener un programa de artistas en residencia no genera impacto creativo. La clave del éxito será cómo diseñas las interacciones con el artista y tus empleados.

Alguna vez has comentado que la creatividad y la innovación no son cuestión de dinero, que incluso una empresa con pocos recursos puede ser creativa e innovadora.

La creatividad es un compromiso, no una cuestión de dinero. Muchas veces escucho quejas de empresarios que dicen no tener dinero para ser creativos. Creo que hay muchas formas de hacerlo, desde dedicar una hora a la semana o dos horas al mes, a incorporar la creatividad a algunos procesos. Las startups, por ejemplo, suelen tener pocos recursos y muchos retos, pero a pesar de eso son entornos muy creativos. Y si miramos a algunas de las compañías líderes en el mundo verás que la conexión con el diseño y el mundo del arte está presente porque la trajo uno de los fundadores. AirBnB es un ejemplo, con Brian Chesky que Diseño Industrial. Sergio Álvarez de CartoDB es otro, porque es diseñador y programador. Creo que para las startups el arte y la creatividad pueden ser ventajas competitivas y formas de reclutar talento. Y por supuesto en el día a día del negocio, porque como emprendedor te enfrentas a problemas de forma constante, así que hay que ser capaz de tener buenas ideas para solucionarlos.

¿Dónde ves The Artian en 5 años?

Me gustaría convertirnos en la compañía creativa que trabaja con las empresas para incorporar el arte a su ADN e instalar la creatividad en sus procesos. Quiero pensar que somos y seremos evangelizadores del pensamiento renacentista, que ayudaremos a las personas a revelar la conexión entre arte y negocios. Aspiro a inspirar a las personas a pensar de manera diferente porque vivimos en una época diferente, de grandes cambios. Hay tantas tensiones y luchas que necesitamos habilidades y talentos que eran menos relevantes en el pasado, pero son mucho más importantes en el presente.

Acabas de mencionar la inteligencia artificial. Parece que vamos hacia un mundo en el que prima la automatización y la deshumanización. ¿Crees que en parte eso hará que el arte sea cada vez más necesario?

Creo que lo que está sucediendo con la revolución de la IA es que es una revolución que no se parece a nada que hayamos conocido antes. Lo que está ocurriendo es que las máquinas hoy son capaces de aprender en vez de ser programadas para hacer algo. Esta revolución tendrá un gran impacto y cada trabajo que pueda ser reducido a una rutina será asumido por una máquina. No se trata de si será o no, sino de cuándo. Por eso creo que la creatividad y el arte pueden ser un escudo frente a la IA y a que una máquina te suplante. El arte cruza culturas, cruza geografías y cruza el tiempo para hacerte sentir algo. Así que pienso que aprender de arte, de lo que motiva e inspira a las personas es muy relevante para la economía actual.

En otra ocasión comentaste que la mayoría de las personas creen que no son creativas, pero que lo importante es, si no eres creativo, ser capaz de no bloquear la creatividad de otros.

Los estudios muestran que solo un 33% de la creatividad puede ser atribuida a la carga genética, lo que significa que el 67% de la creatividad puede ser aprendida y entrenada. La creatividad es algo que hay que practicar. Uno no se convierte en pintor solo con estudiar Bellas Artes. Y si el 67% de la creatividad puede ser enseñada y aprendida, entonces todos podemos hacerlo. Paralelamente, si no crees ser creativo o no quieres practicar para mejorar tu creatividad, es clave ser capaz de fomentar en vez de matar la creatividad en otros. Hay que aprender a trabajar con las personas creativas. Según hablamos estoy pensando en que muchas compañías dicen querer contratar emprendedores o gente con actitud emprendedora. Pero ¿tienen capacidad de gestionar personas emprendedoras? Para los fundadores y gestores, creo que si no crees ser creativo, al menos debes aprender a fomentar la creatividad de tus empleados.

¿Cómo se puede aprender a no matar la creatividad ajena, sino incentivarla?

Se empieza por desarrollar procesos, por el tipo de preguntas que hacemos, por la forma en la que evaluamos a nuestros empleados y les damos feedback. Se empieza por permitir a tus empleados trabajar en algo que les importa. No hay una única receta y creo que cada fundador y cada directivo tiene que probar y aprender qué le funciona a él y a su equipo. Es cuestión de prueba y error hasta que desarrollas tu propio sistema. Si hubiera una receta única para la creatividad, todo el mundo la habría copiado.

Aunque no exista esa receta, ¿se te ocurre alguna compañía ejemplar por cómo gestiona la creatividad?

La tendencia natural es mencionar Apple, pero creo que hay otras más interesantes. Un ejemplo es Foursquare. Su director de producto entendió que es un muy importante mantener un espíritu creativo, así que implantó una reunión todos los viernes a las cinco de la tarde en la que el equipo se reúne para presentar retos creativos no relacionados con su trabajo. Pueden ser cosas ridículas como representar tu personalidad a través de un sandwich o escribir una canción solo con emojis. No tiene nada que ver con el negocio de Foursquare, pero fomenta la creatividad y el buen ambiente laboral.

¿Recomiendas alguna lectura a quienes quieren aprender más sobre innovación y creatividad?

Hay algunos libros interesantes como “Creative Intelligence” o “Creativity Inc.” sobre cómo Pixar promueve la creatividad. A mí me gusta mucho el libro sobre Dieter Rams, uno de los principales diseñadores del siglo XX, y lo que más me gusta del volumen son las historias de emprendedores porque te muestran cómo los mejores emprendedores dejan espacio para que florezcan los creativos como Dieter Rams, lo cual es clave. Me interesa esa relación de equilibrio entre el emprendedor y el diseñador. Otro libro interesante es “A Whole New Mind”.

--

--

Maria G. Picatoste

Periodista. Editora de Rakontant, revista de historias en primera persona. Ha trabajado en The Economist y ABC; y publicado en Fuck&Young y Artishock.