Una de mis cosas favoritas en el mundo es dibujar, me gusta ver el proceso en el que algo que existía solo en mi mente se convierte en algo que el mundo puede ver, el lápiz que recorre las hojas blancas solo sigue lo que mi mano le ordena y con algunos movimientos las cosas comienzan a tomar forma.
Las ideas yo supongo que son una mezcla de cada persona que ha tenido algo que llama mi atención, así voy recolectando memorias, fotos, personas, pinturas y todo. Trazo tras trazo hoy mis ideas tomaron forma de mujeres, de mujeres desnudas.
No me queda claro por qué, pero la mujer que nos ayuda a limpiar la casa en donde vivo, Doña Isabel,al ver mis dibujos frunció el ceño, se dio la vuelta y se fue, pensando que no se espantó por lo feo de mis trazos creo lo más común en la gente es esconder sus pensamientos sexuales y no lo entiendo. ¿Por que tratar de desprender esa parte tan natural de nuestra especie?
Somos parte de una sociedad que señala y etiqueta todo y a todos, creo que es parte de nuestro proceso de interacción, si no ordenáramos a la gente por categorías difícilmente la podríamos guardar en nuestro cerebro pero por que no mejor guardar también nuestra parte más instintiva y abrazar nuestros cuerpos tal cual son, en una sociedad que intenta convencernos de que no somos lo suficientemente bonitos, blancos, negros, flacos, altos, bajos o cual sea la tendencia amarse a uno mismo es casi un acto revolucionario.
Es difícil para una cultura que se desarrolló bajo un colonialismo español por tantos siglos liberar esas ideas de culpa con lo que al cuerpo se refiere, sin embargo, son más los siglos de historia que contiene nuestro ADN, dentro de cada uno de nosotros existe simpatía por lo carnal y es bueno recordar que de vez en cuando todos somos unos sucios.
Más allá de abrir las piernas como mis mujeres encueradas lo que quiero decir es que hace falta abrir las mentes, dejar de odiar lo que nos fue dado, saber que estamos conectados con nuestros antepasados, recordar que han sido un sinfín de casualidades las que nos han hecho ser así como somos.
¿Que más podemos pedir si no es una conexión directa con la estrella que vio nacer nuestro universo?
En fin, todo esto pensando que Doña Isabel se espantó por sus prejuicios y no por que mis dibujos de plano están ojetes.
