El mejor en su ramo

Ramón Margarida
2 min readJan 15, 2018

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Dicen que soy el mejor en mi ramo.

No soy como Samantha. Ella se dedica a camelar, con su joven y deseable cuerpo, a casados de alto nivel adquisitivo que deciden echar una cana al aire. Si supieran que Samantha aprovecha estas oportunidades para chantajearles se lo pensarían dos veces. O no, quién sabe. Los hombres somos muy idiotas.

Tampoco soy como Ed, gracias al cielo. Ed es abogado y vive de destripar a sus clientes en casos de divorcio. Ed, el maestro del divide y vencerás. Presentando una cara amigable, prometiendo una resolución constructiva del caso, enfrenta aún más a la pareja hasta que lo que más desean es arrancarse los ojos mutuamente. Y todo para inflar aún más la factura. Puto desgraciado.

¿Y el padre Shannon? Con él jamás tuve nada en común. Él se dedica a intentar reconciliar parejas rotas. Cree que el amor es la fueza que nos une a todos, y a todos con Dios. No es un mal hombre: es un idiota. Sospecho que se cree todo lo que predica.

No, yo soy detective privado. No es un trabajo limpio, ni mucho menos. Es gris, sucio, deprimente, una mierda. Como mi vida. Pero al menos no me aprovecho de la gente, ni les prometo una inexistente salvación. Y, siendo prácticos, los casos de infidelidad son mucho más abundantes que los secuestros de hijas de ricachones. Es una forma de ganarse la vida.

Dicen que soy el mejor en mi ramo. Pero no es verdad. Si lo fuera habría descubierto que mi mujer lleva tres años engañándome con otro. Pero lo he descubierto hoy. Lo dicho: una mierda de vida.

Pero todos los casos tienen solución. En cuanto acabe este whisky me pegaré un tiro y todo será cosa del pasado.

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