#NarcosMéxico y #Fariña: La realidad emparejada en la ficción

Dos historias paralelas que suceden en países diferentes, al mismo tiempo, y que reflejan los mismos problemas.

Ruth
2 min readNov 20, 2018

En los años 80, mientras el Cártel de Sinaloa pasaba de traficar con marihuana a traficar con cocaína colombiana, en Galicia se seguía el mismo camino. Los medios, los mismos: Corrupción, corrupción y más corrupción.

Mientras que en Narcos México el agente de la D.E.A. Kiki Camarena es el eje central sobre el que gira la precuela y cuya historia explica los cambios en la guerra (sucia, muy sucia), contra el narcotráfico, en Fariña se constata la importancia de la movilización social dando protagonismo a Erguete, la asociación de madres contra la droga que consiguió la implicación de la justicia en la lucha policial.

Más allá de estas diferencias, las series constatan una triste realidad: La corrupción funciona igual en todas partes y, lo que es peor, sigue funcionando. En ambas series se deja claro que pese a todo lo que se sabe (ambas ficciones están basadas en hechos reales más que documentados), las drogas siguen circulando por el mundo como Pedro por su casa, con la connivencia de las autoridades.

En el terreno de la ficción, recomiendo ambas series justamente por lo que tienen de realidad. Son producciones de alto nivel, rigurosas y que desde la ambientación hasta la música, cuidan el más mínimo detalle para contar historias que se complementan y arman un rompecabezas que ya se animó a empezar a contar Roberto Saviano, por ejemplo, lo que le costó el exilio permanente.

De Narcos México lo que menos me gusta es el sonido (a ratos no se entienden los diálogos), pero han conseguido que la ausencia del agente Peña no me duela tanto como pensaba. En Fariña descubrí un plantel de excelentes actores que no conocía y agradecí una incursión tan honesta en una historia que a Nacho Carretero le valió el secuestro judicial de su libro.

Está claro que cuando se cuentan este tipo de historias, escuece, así que espero que sigan contándolas. Y al que le pique, que se rasque.

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Ruth

Curiosidad y dudas. Lo complicado siempre es más divertido.