Elliott Smith: El nihilista rostro de una generación

Rocco Ghalhu
7 min readJun 19, 2024

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Nos adentramos en la década de los 90s en Estados Unidos, en medio de una ola alternativa cargada de emocionalidad. La danza constante del pop sintetizado y la nueva-vieja ola de los 80s había llegado a su fin, dando paso a la melancolía y la nostalgia de una generación que relataba sus fracasos pasados.

“Perseguimos mentiras mal impresas
We chase misprinted lies

Nos enfrentamos al camino del tiempo.
We face the path of time

Y todavía lucho, y aún lucho
And yet I fight, and yet I fight

Esta batalla completamente solo
This battle all alone

Nadie a quien llorar
No one to cry to

No hay un lugar al que llamar hogar
No place to call home”

Nutshell, Alice in chains

Alice in chains MTV Unplugged, 1996

La oscuridad no se limitaba a ser simplemente una estética superficial, como lo fue en algunas bandas de rock gótico de finales de los 70. Más bien, era la ausencia de luz en el alma de toda una generación de adolescentes que encontraban sus propias emociones en las letras de bandas como: Alice in Chains, Nirvana, Fugazi, REM o Mudhoney.

Por otra parte, en los suburbios de Reino Unido, como protesta ante el carácter depresivo del Grunge, surge el Britpop liderado por las comercialmente dicotómicas bandas Oasis y Blur, entonando canciones al ritmo del optimismo y la libertad del espíritu adolescente.

En el limbo vertiginoso de ambas perspectivas, recogiendo el decaimiento y alienación del Grunge y el relato cotidiano de las baladas Gallagherianas, surge “Roman Candle”, el primer disco de estudio de Steven Paul Smith, mejor conocido como Elliott Smith.

Neil Gust (Heatmiser ) y Amy Dalsimer. Portada de “Roman Candle”

Nacido en Nebraska, criado en Texas y habiendo vivido gran parte de su vida en Portland, Elliott se graduó en Filosofía y Ciencias Políticas en 1991. Durante sus estudios, formó Heatmiser junto a Neil Gust, para más tarde incorporar al baterista Tony Lash y al bajista Brandt Peterson comenzando a dar shows en los alrededores de Portland.

Mientras seguía siendo miembro de Heatmiser y después de haber lanzado un álbum de estudio con la banda, Elliott Smith decidió dar inicio a su carrera como solista con el lanzamiento de “Roman Candle”. En ese momento, no creía que el álbum fuera a ser lanzado en su totalidad, ya que esperaba inicialmente un contrato para solo un sencillo. Sin embargo, la discográfica finalmente solicitó permiso para publicar el álbum completo, a lo cual Smith accedió.

Su tímido susurro acompañado de la guitarra acústica se revelaba ante el público, un sonido crudo y casero, armónico por partes, simplemente silencioso por otras. Si a las principales bandas de rock alternativo del 90 ya no les convencía la reinvención, novedad y virtuosismo de décadas anteriores, E.S, iba más allá de eso, recogiendo el folk revival de los 60, el carácter taciturno y poético de Nick Drake y la estructura y melodía pop de Big Star, pero sin dejar de lado la humanidad. Elliott no cantaba, susurraba al oído del oyente sus verdades más torturadoras.

Con este primer LP, logró encapsular cuestiones que se abordaban desde Seattle hasta Manchester y las relató pisando el mismo suelo que todos, pero con la voz de la soledad, de los marginados por sí mismos y de los que aún buscan encontrarse.

“La valía de un hombre se mide por la cuantía de soledad que le es posible soportar. Nadie aprende, nadie aspira, nadie enseña a soportar la soledad. Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes.” Friedrich Nietzsche.

Elliott Smith declaró en una entrevista con David Peisner: “Personalmente, no puedo ser más oscuro”, al referirse a su álbum homónimo lanzado en 1995, su primer disco con el sello Kill Rock Stars. En esta obra, Elliott continúa con su lirismo característico, explorando de manera alegórica temas como drogas, situaciones y pesadillas.

Sólo quieres que ella haga cualquier cosa por ti.
You just want her to do anything for you

No hay nada que no permitirás
There ain’t nothing that you won’t allow

Te despiertas en medio de la noche
You wake up in the middle of the night

De un sueño que no recordarás, se encendió como la luz de un policía.
From a dream you won’t remember flashing on like a cop’s light

The white lady loves you more, Elliott Smith.

La realidad narcótica y ebria. Sus sentimientos más oscuros eran sencillamente sus realidades. Smith no se presentaba con una banda ni un grupo, solo con su guitarra. La soledad es el privilegio de los fuertes; es aquello que nadie ayuda a soportar.

El 21 de octubre de 2003, a la edad de 34 años, a raíz de un hecho aún inconcluso, la música perdería no solo una voz generacional, sino una de las pocas voces terrenales en una época donde el mercado demanda al artista posicionarse metros arriba del público.

Smith había discutido con su novia, Jennifer Chiba, y mientras ella se daba una ducha, él se habría infligido una herida mortal a sí mismo. “Lo siento mucho, amor. Elliott. Dios me perdone”, decía una nota que había dejado el cantautor junto a su cuerpo.

La autopsia no termina de coincidir con esta versión, ya que indica algunas heridas relacionadas con un posible homicidio. No se había detectado ningún tipo de sustancia ilegal ni alcohol en el cuerpo de Elliott, pero sí medicamentos antidepresivos y ansiolíticos.

Su perecimiento no significó el vaciamiento del alma; esta ya había sido purgada mediante sus letras y prosa durante toda su discografía. En una década marcada por la insignificancia de la decoración, por la poca necesidad de la pose y la estética, un ángel gris logra verbalizar todo lo que lo hace humano, demasiado humano.

Estoy solo, está bien.
I’m alone, that’s okay

No me importa la mayor parte del tiempo
I don’t mind most of the time

no tengo miedo de morir
I don’t feel afraid to die

In the Lost and Found (Honky Bach) / The Roost, Elliott Smith

En este periodo de la historia, varios fueron los cantantes que encontraron un final marcado por la soledad absoluta, no física. En el caso de Elliott Smith, no fue su mujer ni un puñal, sino la masividad, la multitud, los medicamentos vendidos en cualquier farmacia y las presiones de una industria que no se adapta a alguien que solo quiere dar presencia de su humanidad. Se trata de ser el más fuerte en un mundo de débiles o ser el más débil visto por los fuertes.

“Sufrir por la soledad es un mal signo; yo no he sufrido nunca mas que por la multitud” Nietzsche, Ecce Homo

Elliott fue la cara oculta de una generación, desconocido por sus pares y demasiado real para ser comprendido. Es fácil etiquetar su música como depresiva, triste, pesimista, pero al analizar sus letras no es más que una descripción de sus días, sentimientos y vida.

¿Una vida triste? Más bien una vida plena. En tiempos donde los medios se saturan y se demanda la inmediatez, un tipo normal logra plasmar el alma en su estado puro, junto a miles de pensamientos que nuestra cabeza maquina sin uno saberlo, pero que nos hace sentirnos fielmente asemejados.

El repaso por su discografía se convierte en una charla intima con alguien cercano, con aquel allegado que no pudiste despedir pero el cariño prevalece. Su obra es una oda al lenguaje silencioso.

Pocos son los artistas que mediante sonidos pueden transportarte al silencio absoluto, las canciones de Elliott trascienden mas allá de lo musical, son aquellas conversaciones que queres oír, la escucha es pasiva y receptiva; tu alma se encuentra con la de un poeta de Portland que no podía soltar su guitarra y deja en vos un completo entendimiento sobre el pequeño hueco que ocupamos en el mundo y aún así no somos capaces de llenar. Comprendiendo nuestra insignificancia y nulo valor, solo te queda hacer lo que quieras cuando quieras, aunque no significa nada, una gran nada.

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Rocco Ghalhu

Periodismo musical de la música que me gusta. Music journalism about the music I like.