Des (del) pecho

José P. Román Barzuna
2 min readJan 16, 2017

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I
La hoja en blanco: Lápida pálida, blanco sarcasmo, mosquita muerta que se mofa en mi cara ¿Acaso ya no tengo de qué escribir? Huir de nada hacia la nada. Un eterno retorno. Hace falta sumergirse. Invertir horas en busca de la palabra no exacta que pretende serlo. Hace falta embriagarse de una idea y luego enfrentar un bloque de letras de apariencia inofensiva. Ver la hoja derrotada, pasar la página y, otra vez, hoja en blanco. Sentirse una mierda. Volver a intentarlo.

Me ha costado escribir desde que me siento un poco mejor. La excusa común: estoy acostumbrado a crear desde el despecho. Pero para escribir, quizá, hay que aprender a hacerlo des -del- pecho.

II
Y recordé la sonrisa amiga. Y la estela musical de lluvia sobre el campo entrando por mi ventana. Y el jardín secreto que descubrimos mientras buscaba su cuerpo desnudo entre árboles de jocotes y genitales. Y escribí del otoño casi amarillo al lado del reflejo colorido de casas sobre el río Oñar. Y del silencio de un cuerpo cuando muere. Y del delirio que estimula la fragancia de la mujer esperanza mientras paseaba por la ciudad. Y quise escribirlo todo mientras en mi pecho un girasol volteaba, con los pétalos casi cerrados, como un niño mirando al sol.

(Columna Mosaico -José P Román)

“Yo escribo para intentar darles al mal y al dolor un sentido que en realidad sé que no tienen. La vida es esa lucha contra la nada.” Rosa Montero (Mosaico de Gaudí en el Parque Güell)

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