La decisión de seducir, en la conciencia de ser seducidos.

valentina.
4 min readApr 27, 2024

Babasónicos es, por excelencia, la banda más erótica de la Argentina. Poeta del deseo, de la seducción y de la sensualidad, Dárgelos saluda al cuerpo a través de imágenes impetuosas y sugerentes a las que escribe con un lenguaje puramente estético pero no superfluo ni mucho menos vacío de contenido.

Dice Octavio Paz: “El erotismo es un juego, una representación en la que la imaginación y el lenguaje desempeñan un papel no menos cardinal que las sensaciones.” Es ahí entonces que aparece Babasonicos, y con un sonido único y vanguardista, entrelaza la pasión y la poesía y reivindica un espacio verbal donde se evoca puramente a lo carnal, a la mera pasión expresada en palabras. En sus versos, todo es insinuación, imaginación, sugerencia. El deseo en Babasónicos se vuelve el centro de la vida.

Para Walt Whitman, el poeta debe hacer que las palabras transmitan fuerza, haciéndolas que canten, dancen, sangren, ejecuten lo masculino y lo femenino, besen y hagan todo lo que la mujer, el hombre o los poderes naturales pueden hacer. Dárgelos comprende esta idea y en el transcurso de su obra nos regala un largo ensayo de sensualidad, de una forma explícita, pero sin ser vulgar.

Sus versos expresan un erotismo delicado, todo parte de lo aparente, de lo inmoral, de los grises entre lo dicho y lo hecho.

“nunca había besado tan fogosamente

nunca había encarnado la pasión

mientras me derrito como mantequilla

toco y acaricio el esplendor”.

En vivo Dargelos usa el baile como ritual: nos mira fijamente y con sensualidad desnuda capa a capa las canciones como quien desviste, despacio y sin hablar, a un amor.

Desde sus comienzos, el cine juega con el poder de sugestión del cuerpo utilizando la carga erótica de la desnudez femenina. La prosa babasonica hace lo mismo: recorre la piel y las sensaciones sensuales sin pudor y hace un gran énfasis en lo femenino: gran parte de sus versos están dedicados al placer de una mujer. Como en el mismo acto sexual, podemos imaginar, Adrian busca prolongar el goce, lo renueva y recrea juguetonamente, lo extiende, lo despliega.

Sensual, misterioso, algo sucio y pervertido, lo escuchamos cantar versos como el de amante sádico de Charada: “te amo tanto / que podría matarte ahora mismo / atarte a la cama / con tus propias medias de nylon” o del vulgar seductor en La Fox: “indecente, esponja de placer / sinvergüenza, ama de la persuasión / deliciosa te voy a lamer”. Las mujeres en las canciones de Babasónicos son atrevidas, anheladas, insolentes, saben lo que quieren: gustar y ser gustadas, sentirse deseadas. Y Dárgelos lo permite.

Barthes, en su obra El placer del texto pregunta: ¿El lugar más erótico de un cuerpo no está acaso allí donde la vestimenta se abre? Putita nos da el ejemplo “la piel, los labios donde roza la bambula / serán mi prado, mi vergel”. El líder y compositor de la banda entiende la idea de que es la intermitencia la que es erótica: la de la piel que centellea entre dos piezas, entre dos bordes, es ese centelleo el que seduce.

Ese intervalo en que el objeto insinúa la desnudez prueba la tesis de que la pulsión no se satisface con el objeto sino en su recorrido. Cuando un hombre ve a una mujer sacarse la ropa, con las pausas, los gestos y el movimiento de seducción, asiste a una de las situaciones en donde el erotismo se eleva a la máxima expresión, no así cuando una mujer se presenta bruscamente desnuda. Es entonces, a partir de este enfoque, que el erotismo y la poesía de la banda comulgan en un mismo sentido: sugieren e impulsan la imaginación a través de la insinuación. Babasónicos es eso: una coreografía de seducción.

La mirada es, incluso antes del tocamiento, la vía principal que conecta la dimensión estética con la imaginación erótica y el cantante juega con esto en Capricho: “puedes mirar, pero no tocar/ puedes mirarme, pero no tocarme” o en El baile de Odin: “soy tu admirador pero no tengo principios/ necesito, después de ver, poder tocar”

Pasan los años y Adrian Dargelos sigue conquistando imaginariamente a mujeres de todas las edades que aseguran que es el hombre que encarna todas sus fantasías, y él, sabedor de lo que provoca, permite esta narrativa. Ahí yace toda su arte: en la decisión de seducir, en la conciencia de ser seducido.

En Solita, el cantante nos dice “Se cuando, a que hora, donde y como te gusta”, y quizás ahora, podemos asegurar que tiene razón, y que sabe exactamente de lo que está hablando.

Puedo ser cualquier cosa que quieras
Sé encarnar lo que ella desea

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