Himegoto: Juukyusai no Seifuku (que en español se traduciría por algo similar a ‘Secreto: uniformes a los 19 años’) es uno de los primeros mangas que leí que trata el tema de la identidad de género, y a día de hoy es aún uno de mis favoritos de cualquier temática. Cuenta con 8 tomos, es de tono dramático y psicológico, y a mi parecer mantiene durante su desarrollo mucha consistencia y un final satisfactorio. Por otra parte, el tema de la identidad de género no es el único que se trama, sino que a través de la figura de Mikako (y la de Kaito en cierto modo) se establece una relación con el mundo de la prostitución y la trata de menores en Japón.
Yoshiki parece un chico. Pero no lo es, y en realidad ni siquiera se llama Yoshiki, sino Yuki. Al acabar el instituto ya no tiene que volver a llevar la falda de su uniforme, y se siente cada vez más lejos de su lado femenino, algo que anhela. Por ello vuelve a ponérsela en secreto mientras se masturba, única ocasión en la que aún siente que es una chica.
Mikako también viste su uniforme, pero lo hace en público: lleva prostituyéndose desde los 15 años, y cuando sale a la calle y queda con hombres disfruta manteniendo el engaño de que vive permanentemente en esa edad, a pesar de contar ya con los 19. Odia profundamente a los hombres, y por ello se siente satisfecha cuando logra que crean que aún es una niña, pues se siente superior a ellos.
Kaito no lleva uniforme, pero sí ropas femeninas. Solo que ante la sociedad y aquellos que le rodean, compañeros de universidad y parejas es un chico. Su ropa es cada día una copia exacta de la que lleva Mikako, quien aspira a ser. Pero es consciente de que conforme va avanzando en edad le costará más hacerse pasar por una chica a los ojos de la sociedad.
Todos ellos ocultan su secreto, pero un día Yoshiki se cruza con Mikako en la calle. Solo que no es ella. Al confrontar Kaito a Yoshiki al día siguiente serán interrumpidos por la verdadera, que interpretará la situación como acoso y empezará a odiar a Kaito. En este momento las vidas de estos tres personajes comienzan a mezclarse.
Kaito asume la tarea de ayudar a Yoshiki a conectar con la feminidad que tanto desea y a mostrarla, a la vez que reafirma la suya propia al encontrar la aprobación de “una chica de verdad”. Mikako por su parte se siente atraída por Yoshiki al considerar su falta de feminidad una garantía de que permanecerá lejos de las garras de los hombres, a los que odia, por lo que trata de alejarla de Kaito.
Yoshiki se ve envuelta por los intereses opuestos de ambos, encontrándose una y otra vez ante el dilema de querer parecer una chica ante una sociedad que no la ve como tal y espera de ella otra cosa. Kaito actuará como su amiga, desarrollando una relación de amistad entre chicas que pretende ser pura y sincera, mientras Mikako usa todos los medios que posee para apartar de la vida de Yoshiki a los hombres que la rodean.
Sin embargo todo se complicará más cuando Yoshiki se sorprenda desarrollando sentimientos por Kaito, y Mikako comience a sospechar que es Yoshiki, con quien mantiene una especie de relación, la persona que viste como ella.
Conforme la trama avanza se va profundizando más en la identidad (y sexualidad) de estos tres personajes. Cómo se sienten, cómo se muestran a la sociedad y qué medios utilizan para lograr hacerlo en una obra en la que todos en cierta manera visten máscaras en forma de uniforme de secundaria. La relación entre los tres personajes se sustenta principalmente en el dilema de Yoshiki entre feminidad y masculinidad, deseo y resignación, representados por Kaito y Mikako respectivamente. Pero entre Kaito y Mikako se establece otra relación a través del miedo que ambos tienen a perder su “valor” con el paso del tiempo, a la vez que por el deseo de Kaito de ser una chica tan “auténtica” como Mikako. Con el transcurso de la trama las relaciones entre los tres personajes evolucionarán a la vez que evoluciona la percepción que tienen de ellos mismos y de su propia identidad, que curiosamente se ve reflejada en otras personas antes que en su propio ser.
Siguiente recomendación: ya veremos cuando.