El New York Times sobre Internet en Cuba: desconectado de la realidad

Sergio Alejandro Gómez
Diario del Deshielo
4 min readDec 1, 2015

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El influyente diario estadounidense The New York Times, que venía publicando una serie interesantísima de editoriales sobre Cuba, cortó la racha este lunes con un texto sobre el futuro del acceso a Internet en la Isla que está totalmente “desconectado” de la realidad.

La misma Junta Editorial que firmó los artículos previos al 17 de diciembre –un desmontaje del último medio siglo de fracasos en la política de agresión de la Casa Blanca- sorprende ahora por la ligereza en el análisis de un tema con varios terabytes de historia.

El diario neoyorquino intenta borrar las décadas en que una llamada de La Habana a Miami debía viajar medio mundo y Cuba tenía prohibido conectarse a los cables de fibra óptica cercanos a sus costas. Años en que la carísima conexión satelital de la que dependían todas las universidades y centros de investigación del país era equivalente a la de cualquier escuela primaria en Norteamérica.

Para el New York Times eso es código viejo, si al fin y al cabo Sprint hace roaming en La Habana.

“Los líderes cubanos han dicho que el deplorable estado de la infraestructura de telecomunicaciones en la isla es culpa del embargo de Estados Unidos. Ya no tienen esa excusa”, refieren, y para sustentar la tesis recuerdan que las últimas medidas ejecutivas de Obama son particularmente (cualquiera diría sospechosamente) amplias en ese apartado.

Incluso como justificación, no está nada mal aquello de estar bloqueado por la principal potencia tecnológica del mundo y no poder adquirir productos con 10 por ciento de componentes Made in USA. Pero en esta nueva glaciación entre los dos países se deben evitar los recursos manidos.

Entre las soluciones salvadoras que llegan con los nuevos tiempos, el diario menciona la famosa oferta de Google de montar en un santiamén toda la infraestructura de comunicaciones que el país necesita.

“La empresa podría facilitar la conexión de un cable submarino adicional, lo cual aumentaría sustancialmente la velocidad de las conexiones. También tiene la capacidad de desarrollar un sistema de distribución que incluiría cables de fibra óptica, torres de banda ancha móvil y puntos de acceso Wi-Fi. La iniciativa Project Link de Google ha mejorado dramáticamente la conectividad en Uganda en cuestión de meses y la empresa está desarrollando una iniciativa similar en Ghana”.

Puede que Uganda y Ghana duerman tranquilos, especialmente sin un ZunZuneo que los perturbe, pero los cubanos han tenido que aprender a soñar con un ojo abierto.

Estados Unidos aún dedica millones de dólares a la subversión contra Cuba utilizando las nuevas tecnologías y aunque los muchachos de Mountain View tengan las mejores intenciones, cualquiera lo pensaría dos veces antes de poner infraestructura estratégica en manos de una empresa que responde a las leyes de Washington. Sobre todo después de lo que ha contado Snowden.

Por solo citar un ejemplo, el mayor fabricante de equipos de telecomunicaciones del mundo, Huawei, tiene prohibido participar en licitaciones dentro de Estados Unidos, pues el Pentágono teme que los chinos coloquen puertas traseras para acceder a información vital de su economía y vida política. Sus razones tendrán.

“Cuba, por supuesto, podría tomar la decisión de aliarse con empresas de tecnología de otro país, como lo hizo Myanmar cuando comenzó a abrir su sistema político en 2013”, reconocen.
Vamos a suponer que no ofende la comparación para recordar que Etecsa, el monopolio de las telecomunicaciones cubano, ha estado aliado con empresas extranjeras en el pasado y nadie descarta que pueda volverlo a estar.

Pero no hay que complicarse tanto. Para el diario estadounidense la clave de todo está en que “al interior de la opaca clase dirigente de Cuba existe una división entre conservadores que temen que la expansión del acceso a Internet le de fuerza a movimientos de disidencia, y progresistas que consideran que el desarrollo del sector tecnológico es indispensable para salvar la economía”.

La clase dirigente será opaca, pero todo parece indicar que se ve bien clara desde sus oficinas en Nueva York.

Incluso suponiendo que los argumentos del Primer Vicepresidente cubano, Miguel Diaz-Canel, durante el Taller Nacional de Informatización y Ciberseguridad, sean su opinión personal sobre la importancia de Internet en la sociedad y no la del Buró Político del cual forma parte, cabría preguntarse a quién ayuda la actitud del New York Times.

Politizar el tema del acceso a Internet e incluirlo en la agenda de transformaciones que le gustaría ver a Washington en Cuba, solo da argumentos a quienes podrían hacer un balance del asunto centrado en la seguridad nacional (aunque el desarrollo económico a partir de Internet también sea un tema estratégico) en lugar de la satisfacción de un derecho ciudadano. Preocupa además porque viene de un periódico que ha mostrado dotes precognitivas en los cambios de política de la actual administración hacia la Isla.
Suficientes problemas hay ya con salvar la brecha tecnológica que separa a Cuba del resto de las naciones de la región y desatar todo el capital humano formado por la Revolución.

Y si tan preocupado está el New York Times por el acceso a Internet en la Isla, por qué no propone a la Casa Blanca que otorgue un crédito de varios miles de millones de dólares. Las autoridades cubanas podrían adquirir con ese dinero el equipamiento que consideren oportuno de acuerdo con sus planes de desarrollo.

Ahí sí no habría excusa.

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Sergio Alejandro Gómez
Diario del Deshielo

Periodista cubano dedicado al análisis de temas internacionales