Después de la pandemia, un nuevo Paraguay?

Sole Núñez
4 min readMar 31, 2020

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Antes de la crisis del COVID-19 me preocupaba un Paraguay incapaz de construir una visión que nos indique un camino hacia dónde transitar en los próximos años. Creía, y sigo creyendo, que carecer de un sueño común, de un ideal colectivo, promueve el caos, limita el entusiasmo por el cambio, y permite que la confusión, la división y la polarización se fortalezcan. Es así, que se nutre un terreno fértil para que el status quo se mantenga y sea cada vez más difícil encontrar los acuerdos para caminar en una dirección como Nación.

Hoy, estamos ante una coyuntura muy particular que debería convocarnos a todos a pensar el Paraguay que queremos después de la crisis. No es una propuesta ingenua ni romántica, sino un llamado a bajar la guardia, mirar al futuro, y ponernos de acuerdo en una agenda prioritaria que debemos impulsar… más allá de nuestras diferencias vigentes en otras áreas. El primer gran desafío es acordar que algo debe cambiar, y no podemos seguir igual.

Llevo años escuchando que la educación debe mejorar, que las políticas de salud deben ser universales, que se debe acabar la corrupción, que necesitamos una justicia independiente y un país que brinde oportunidades a todos sus habitantes, sin dejar a nadie atrás.

En estos días cobró fuerza la idea de una Reforma Integral del Estado, donde se corten los privilegios existentes tanto para la élite política como para la élite económica en el Paraguay. Es que este sistema no puede aguantar mucho más. Y hago un enfoque en las élites, porque esta discusión no debería ser del ciudadano versus los funcionarios públicos ni del trabajador versus las empresas. El problema no es el Gobierno como concepto ni las empresas como motores de desarrollo, sino el abuso de sus élites generando beneficios injustos para poca gente mientras gran parte de la población sufre las consecuencias.

Leía hace poco un tweet de un joven que decía “no somos de izquierda, no somos de derecha, somos los de abajo y vamos por los de arriba”, que no replica la clásica lucha de ricos versus pobres, sino tiene implícito un mensaje mucho más potente hacia las élites, hacia quienes tienen el poder para hacer la diferencia. El mundo en el que vivíamos no hace mucho tiempo en América Latina, era un mundo en pleno estallido social. Los últimos sucesos en Chile, habían acaparado la atención de estadistas, empresarios, organismos internacionales, y ciudadanos en general interesados en entender mejor las causas. Es que este sistema no puede aguantar mucho más.

Las redes sociales me permitieron interactuar con muchas personas en esta semana, escuchar sus opiniones y poder hacer eco en este artículo. No pretendo descubrir lo que alimenta un posible estallido social en Paraguay, pero quizás, la respuesta no estaría tan lejos.

En las interacciones, noto un claro sentir ciudadano hacia ciertos temas que debemos abordar. Como era de esperarse, la lucha contra la corrupción ocupó el primer lugar en la discusión. La corrupción entendida como “un tango de a dos” decía alguien. Si hay corrupción en el Estado, es porque hay proveedores del Estado corruptos, una clase empresarial que también se beneficia de la podredumbre. No todos, pero los hay. “Basta de políticos corruptos” pude leer una y otra vez, “Basta de licitaciones amañadas, magnates beneficiados”, “Basta de Impunidad”, “Basta del mal manejo del dinero público”. Varios reclamaron mayor transparencia y rendición de cuentas, que se deje de usar el Estado para “prebendas, para robos”, y que se apueste por la meritocracia dejando atrás el nombramiento de personas no idóneas en cargos públicos. Dejar atrás la “maquinaria clientelar”, “a los políticos corruptos”, “los cupos y beneficios absurdos en el Congreso”, “los super sueldos” , “los planilleros”, “los privilegios desmesurados”. Los reclamos hacia un sistema judicial que no es independiente también se hicieron sentir. El cansancio hacia una justicia selectiva y corrupta, manejada por intereses oscuros, “una justicia que se vende al mejor postor” decían. En materia de política pública, las prioridades fueron Educación y Salud. “Basta de robos a la salud pública”, “No queremos un sistema de salud precario”, “Más presupuesto para salud y educación”. La vulnerabilidad de nuestro sistema de salud se hace más evidente en situaciones como ésta, y cobra fuerza la presión ciudadana para un cambio radical. En menor medida, pero también mencionado, estuvo la necesidad de contar con apoyo para las MiPYMES, principal fuente de empleo en el Paraguay. No dejó de mencionarse a Paraguay como “país escandalosamente desigual”, o a los desafíos que representan la pobreza, la “explotación infantil” y la falta de oportunidades. Algunos, tímidamente manifestaban su preocupación por la “hambruna post covid-19”, en un país sin un sistema de protección social que funcione. En todo este mar de reclamos, algunos lo hicieron con tono positivo “Espero que buenas prácticas se den en la Administración Pública”, “Sueño con políticos con alma y vocación de servicio”, “Quiero a verdaderos líderes políticos”. Y como punto final, un mensaje que no podemos ignorar “la paciencia de la gente se está agotando, la paciencia ya no es eterna”. Es que este sistema ya no puede aguantar mucho más.

Probablemente nuestras diferencias sean más que nuestras coincidencias, algunos trabajamos en el sector privado, otros en el sector público o en la sociedad civil. Algunos son más de izquierda, otros más de derecha, otros no están ni ahí. Algunos conservadores, otros más liberales. Algunos colorados, otros del PLRA, otros independientes. Algunos de Olimpia y otros de Cerro. Tenemos historias distintas pero compartimos tiempo y espacio en este bendito país que se llama Paraguay. Hay oportunidades que aparecen una vez cada tanto, y hoy estamos enfrentando juntos una crisis que podemos transformarla en una enorme oportunidad para promover transformaciones profundas. Esta crisis tiene que unirnos para impulsar juntos las reformas más urgentes que necesitamos. Por eso, no pares, no renuncies, no te canses…hagamos que esto suceda. Es que este sistema ya no puede aguantar mucho más. #ReformaDelEstadoYA

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Sole Núñez

Ingeniera Civil, FIUNA. Máster en Políticas Públicas, Oxford. Ex TECHO. Ex Ministra de Vivienda de Paraguay.