Muere bacteria, muere…

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Por: Tamara Carolina Echeverría Macías

Médica Cirujana

Hoy hablaremos sobre antisépticos y desinfectantes; escudo contra microorganismos. Alguna vez hemos escuchado que el agua y jabón son los mejores desinfectantes: sentido común.

Antes que nada, me gustaría describir el enfoque del presente ensayo; con una gran duda: ¿Existe realmente un antiséptico o desinfectante como la panacea (remedio ideal)?

La respuesta se dará con base en el siguiente análisis: breve revisión
de la historia; antisépticos, desinfectantes, esterilizantes; así como sus características y comparaciones; los riesgos químicos hospitalarios (contención química, exposición; y los químicos tóxicos en el área sanitaria); junto con el contexto actual de la pandemia (Covid-19) la que sufrimos hace un par de años; finalmente las conclusiones del análisis y proyección a futuro.

Empezando con la historia…

“Los médicos son caballeros y las manos de un caballero siempre están limpias”. Hoy, en pleno 2024 parece muy razonable y hasta el deber del médico: tener las manos limpias antes de realizar un procedimiento. Pero en el siglo XIX se consideraba un insulto el simple hecho de insinuar que se lavaran las manos.

Considero que irónicamente también pudieron haber faltado bolsillos en las batas de los doctores, porque los cirujanos colocaban los hilos de sutura en los ojales, o más increíble aún; tomar el bisturí con los dientes, cuando ambas manos estaban ocupadas; o cuando este se caía al suelo, se recogía sin preocupación y se proseguía la cirugía.

En efecto, en ese entonces; era normal ver la bata del médico: cubierta de sangre y pus del paciente anterior, dirigiéndose a atender a otro paciente sin limpiar nada. Más bien, lo ideal de ese entonces era lavarse las manos al final de la cirugía. El problema era que tanta gente moría (más por sepsis o gangrena) y la solución que se estaba tomando era cancelar la cirugía; o mejor solo operar cuando era estrictamente necesario.

También se empezaron a tomar otras medidas como airear las salas hospitalarias y así dispersar los miasmas (en ese entonces: los efluvios desprendidos por los cuerpos enfermos) y en mi opinión este último, ha conformado uno de los primeros pasos en considerar para el aislamiento de pacientes y reducir el contagio o sobreinfección de las heridas.

Los aportes del Doctor Joseph Lister, como esterilizar la cirugía, a mi parecer, han revolucionado notablemente el campo de la ciencia en general; sobre todo, ha dejado un gran legado en la historia porque logró disminuir la mortalidad por infecciones de los pacientes quirúrgicos; gracias a que sospechó que el origen de los decesos, no consistía simplemente en los miasmas, sino que creyó que el problema estaba en la
herida del paciente: cuando las limpiaba, a veces lograba contener la infección.

En el año de 1864, el Doctor Lister, halló los trabajos del científico Louis Pasteur y siguiendo sus investigaciones; asoció los microorganismos que causaban putrefacción y fermentación; con las infecciones de heridas.

Diseñó un pulverizador de ácido carbólico, (actualmente llamado fenol) y en ese entonces se usaba para evitar la putrefacción de madera en barcos y ferrocarriles; su resultado fue impresionante porque consiguió que la fractura abierta de la pierna de un paciente ya cicatrice sin infección.

Desde ese entonces, empezó a compartir sus hallazgos en la revista The Lancet, desde 1867, donde menciona: “(…) Las dudas no impedirán la adopción de un procedimiento útil; (…) La entera exclusión de la putrefacción de heridas (…) las que sin medidas antisépticas eficientes: sería simplemente homicida (…)”.

Aprecio lo que dijo, porque a pesar de que los médicos contemporáneos creían que la idea de los microorganismos en las heridas era imposible y no lo apoyaron inicialmente, esta parte de la historia me parece fascinante, me gusta como la verdad salió a la luz.

Tomando en cuenta también que gracias a otros científicos como Koch (con sus postulados sobre microorganismos); Semmelweis (redujo la fiebre puerperal con el lavado de manos); entre tantos más, que aportaron con sus descubrimientos, y a mi parecer, todos estos sucesos conformaron un logro que hizo progresar a la Medicina ya que este paso fue agigantado para la época, marcando un notable antes y después en el rumbo de la historia.

Incluso, honor al Doctor Lister, se crearon enjuagues bucales como el famoso Listerine, pienso que es innegable que sus aportes forman parte de nuestras vidas con algo que al parecer se ha vuelto un hábito simple y rutinario: mantener una salud oral adecuada.

Este enjuague bucal, está compuesto principalmente por derivados de plantas, con diversas propiedades de los aceites esenciales: como eucalipto y timol (antibacteriano); mentol (germicida); salicilato de metilo (aromático y refrescante).

Todo esto me hace reflexionar porque es irónico que la salud no solamente se obtenga gracias al médico, o medicamentos que muchas veces tienen más efectos adversos que beneficios, sino que está frente a nuestros ojos: las plantas, gracias a ellas la ciencia ha progresado notablemente.

Creo también que por más que el ser humano haya logrado “descubrir” la cura que ha estado allí, al alcance; siempre habrá un ser — ente más grande que proveyó de la naturaleza, la que procura nuestro bienestar físico y mental.

Después de esta introducción, en modo de un breve resumen sobre la historia de los antisépticos y desinfectantes; aclararé un par de conceptos importantes, etimológicamente, para continuar con el hilo del presente ensayo; cuyo enfoque se dirige a la resolución de la duda: ¿Existe realmente un antiséptico o desinfectante como la panacea?

Es muy importante tomar en cuenta que no todos los microorganismos que existen en nuestro cuerpo, son una amenaza para nuestra vida, sino más bien: la protegen, como explicaré más adelante.

Respecto a la antisepsia (anti: contra; sepsis: deterioro o putrefacción), se refiere al uso de compuestos químicos para inhibir o destruir a los microorganismos patógenos y se puede aplicar en la piel o tejido vivo; y la asepsia (a: no; sepsis: putrefacción), es la ausencia de microorganismos patógenos, cuya búsqueda radica en disminuir la transmisión de los mismos.

Mientras que la desinfección (dis: divergencia, separación múltiple; in: hacia adentro; fectare: frecuentemente; nte: agente, acción), consiste en la destrucción de microorganismos que se encuentran en objetos inanimados, asegurando la eliminación de las formas vegetativas, pero no de las esporas bacterianas.

Por otra parte, esterilización (sterilis: no da frutos), eliminación completa de toda forma de vida microbiana. Acerca de germicida (germenis: retoño; cida: mata); por lo cual, destruye los microorganismos nocivos.

Me gustaría relacionar todo esto, metafóricamente con una explosión, porque cuando se encienda el fuego para la dinamita, la destrucción será amplia. ¿Qué pasa con la microbiota (microorganismos en nuestros tejidos, generalmente sanos)? Si el explosivo o desinfectante cumple su función… Moriría también, parte de la microbiota residente (los microorganismos de todo el cuerpo, piel, mucosas, que cumplen funciones de protección y homeostasis); más bien el enfoque de un germicida es eliminar la microbiota transitoria (la cual, generalmente es patógena y pueden llegar a ser oportunistas, mortales).

Lo que quiero decir, es que al haber un desequilibrio o disrupción de la barrera inmunológica (por ejemplo, piel), será la vía de entrada perfecta para que ingrese todo tipo de microorganismos y por este motivo, es necesario saber cómo usar correctamente un antiséptico o desinfectante, y el momento de su utilización adecuada.

Concretamente, para esto, las características que deben cumplirse, son
variadas, desde tener un amplio espectro de acción, difundir fácilmente a través de pus o detritos celulares, poder actuar rápidamente y mantener su efecto por un tiempo considerable para el efecto, aunque sobre todo, no debe lesionar a los tejidos, ni tampoco dañar los objetos o superficies en las que se aplique. Todo esto no será posible con un único antiséptico o desinfectante.

En particular, también, las acciones antisépticas o desinfectantes no se libran de efectos adversos, por lo que deberían poseer idealmente, un bajo índice de desarrollo de hipersensibilidad y controlar el efecto residual, ya que podría absorberse y conformar más un riesgo (por ejemplo, el yodo tiene una contraindicación relativa, relacionando el costo y beneficio en los recién nacidos prematuros, y embarazadas, ya que atraviesa la placenta y puede eliminarse por la leche materna). O también podría ocurrir el efecto de Wolff Chaikoff (inhibiendo la función tiroidea).

A continuación, haré una revisión general de los principales antisépticos y
desinfectantes; porque al ser un tema extenso, mi enfoque se dirige al planteamiento: ¿Existe realmente un antiséptico o desinfectante ideal? A mi consideración: imposible.

Por ejemplo, en el caso del antiséptico: triclosán, fue considerado de gran utilidad desde 1960 ya que, al ser un bactericida de amplio espectro, también ha mostrado efectividad contra Staphylococcus aureus resistente a meticilina, micobacterias, Candida (exceptuando Pseudomonas aeruginosa y hongos filamentosos).

Su mecanismo de acción depende de la concentración (alta: bactericida; baja: bacteriostático, es decir que impide la proliferación bacteriana), considero que es muy efectivo y con razón, porque ingresa a la célula, interfiriendo con la síntesis de ácido ribonucléico, proteínas y ácidos grasos; por lo cual, ha sido utilizado ampliamente (pasta dental, desodorizante, cosméticos, hasta en plástico o textiles); sus aplicaciones más importantes incluyen distintas concentraciones: jabones al 1 %; así como destinado el tratamiento de heridas pequeñas al 0,1 a 0,2 %, así como para picaduras o acné.

Considero también que es importante el hecho de que haya gran afinidad a la piel y que su actividad no sea inhibida por la existencia de materia orgánica; en mi opinión, esto puede ser interpretado de forma ambigua porque desde mi punto de vista bueno, esto resulta favorable en su mecanismo de acción; y también malo porque como se encuentra en productos de venta libre, podría ser utilizado como reemplazo del lavado de manos y a mi parecer, esto representaría un mal uso del producto, y considero valioso, el informar a quienes lo utilizan y mi preocupación radica en que haya sido aplicado a gran escala.

Acerca de sus efectos adversos, el más común es la dermatitis por contacto, que no ocurre generalmente cuando su concentración es menor al 2 %; o en neonatología (irritación, toxicidad).

Se relacionan también con su rapidez de acción y efecto residual de hasta cuatro horas, en mi opinión, este ha sido uno de los factores para alertar a la población de su uso en venta libre como sintetizo a continuación.

Concretamente, la FDA, (Food and Drug Administration), estableció una regla respecto al triclosán más utilizado en jabones líquidos y su similar: triclocarbán de los jabones en barra; decretando que los productos de venta libre que lo contengan, ya no puedan ser comercializados desde el año 2016, porque la exposición a largo plazo representa más un riesgo que beneficio y sobre todo con el problema creciente de la resistencia antibiótica, junto con el peligro de efectos adversos a nivel hormonal.

También, la FDA ha estado regulando normativas para otros compuestos como los de amonio cuaternario, para establecer más medidas de seguridad, o que haya más información acerca de si se ha sometido o no a procesos de esterilización en el empaque del producto; y que se fabriquen mejor en presentación de único uso; en el caso particular de Chile, hubo un brote de Serratia marcescens, por la contaminación de clorhexidina, esta es una razón importante para tener un control microbiológico
adecuado.

Mi argumento al respecto, representa un apoyo a esta decisión porque ayudará a la salud colectiva; la cual, en mi reflexión: se ha convertido en un pilar frágil porque al haber tantos productos de fácil adquisición para el consumidor, su uso masivo más bien se ha vuelto una cuestión que debería ser manejada con más delicadeza porque contribuye a la resistencia antibiótica y esto es terrible, ya que las bacterias cada vez tienen una defensa mayor que promueve el fracaso terapéutico.

Además de lo mencionado, triclosán, se encuentra regulado también por la
Agencia Europea de Medicina y la Agencia de Protección Ambiental; ya que la consideran como un pesticida de alto riesgo, tanto para los seres humanos, como para el medio ambiente y a mi parecer, es fundamental este último punto porque si hay contaminación, toda la cadena trófica se verá afectada.

A continuación, describiré los aspectos más importantes de los más utilizados en la práctica clínica: desinfectantes (fenol, oxidantes, compuestos del amonio cuaternario, cloro); y sobre los antisépticos: clorhexidina, paraclorometaxilenol, compuestos metálicos y sustancias que tienen propiedades desinfectantes y antisépticas como los yodóforos, alcohol, aldehídos. También sobre los métodos de esterilización (físicos y químicos: ácido peracético).

En cuanto al fenol, mencionado previamente en la historia, representa un
bactericida y fungicida eficaz; pero no es esporicida. Altera la formación de ácidos nucleicos. Tiene acciones adicionales como anestésico, disminuye el prurito. Entre los efectos adversos se encuentran: irritantes, necróticos, y al ser de gran absorción pueden alterar el sistema nervioso.

Dentro de los oxidantes se encuentran dos compuestos principales: óxido de etileno y peróxido de hidrógeno. El primero tiene propiedades de amplio espectro antimicrobiano: germicida (a temperatura ambiente) y se lo considera también como una opción a la esterilización (por calor); al reaccionar químicamente con agua y cloruro; se conforman dos sustancias activas: 2-cloroetanol y etilenglicol con su acción en menos de dos horas. Al igual que los aldehídos, es irritante para la vía respiratoria y su uso no
es recomendable para piel, por su toxicidad; y promueve la mutagénesis.

Mientras que las propiedades antisépticas del peróxido de hidrógeno, son más inconstantes; en su mecanismo de acción interviene el radical hidroxilo libre y cuando reacciona con la catalasa tisular, forma oxígeno con eficacia germicida para microorganismos anaerobios.

Los detritos, y restos celulares de las heridas; son eliminados gracias a este
compuesto, más en concentraciones del 3 %; y tiene otra función para diluir el cerumen del oído al 1,5 % junto con solución salina isotónica.

Pienso que los oxidantes al no ser efectivos contra microorganismos aerobios, tienen una desventaja frente a otros antisépticos y desinfectantes; ya que como he mencionado previamente, una de las características ideales es tener amplio espectro de acción.

Amonio cuaternario: cloruro de benzalconio, su espectro abarca bacterias
gram positivas más que las negativas; se encuentra también en gotas para los ojos. Su actividad no es tan intensa in vivo, como lo es in vitro. Mata hongos y protozoos (Trichomonas vaginalis), debe añadirse alcohol o soluciones acuosas para una mejor acción de (benzalconio, cetrimonio, decalinio, cetilpiridinio, etc). Muestra propiedades tensioactivas, desorganizan la membrana celular de modo irreversible.

No obstante, han mostrado algunas dificultades frente a otros compuestos
porque su actividad disminuye en presencia de materia orgánica, además se han mostrado menos eficaces que la clorhexidina, compuestos yodados, otra desventaja importante, es que en presencia de jabón o pus ya no ejercen el efecto, pero sobre todo: son capaces de formar un película tisular, y debajo de la misma pueden crecer microorganismos.

Por todo lo mencionado, es que considero que este compuesto al ser de lenta acción, y absorbido por materiales de plástico, goma, apósitos (disminuyendo su actividad); no representan una ventaja frente a otros componentes y más bien su uso debería ser restringido a casos específicos, a pesar de que no causan gran irritación.

Sobre el cloro, es uno de los germicidas más potentes, aunque su actividad
disminuye en presencia de materia orgánica (y también necesita un ph alrededor de 6); su mecanismo de acción se basa en la hidrólisis; y por ello, cuando se encuentra en forma de cloro elemental, puede purificar el agua porque mata: bacterias, virus, hongos, protozoos y esporas. Se debe tener precaución con los efectos irritantes nocivos.

Para la desinfección de superficies y limpieza de heridas (restos necróticos), se utiliza a diferentes concentraciones: 5 % y 0,5 % respectivamente de hipoclorito sódico; por lo cual todo esto me da la idea de que es un compuesto bastante eficaz, y tiene un espectro de acción amplio y es accesible para su uso; es importante la dilución con una
proporción de agua y cloro, destinada a cada objetivo.

Por ejemplo, para la limpieza de superficies, se utiliza 3,8 litros de agua y tan solo 15 ml de cloro; o en limpieza de latas de alimentos, se aplica 18,9 litros por 240 ml; eliminación de moho: 3,8 litros; 240 ml.

Existen tres niveles principales de desinfección: bajo, intermedio y alto. El primero no permite la destrucción de las esporas, y necesita de al menos 10 minutos para ejercer su acción germicida, aunque no tan amplia como para abarcar la muerte de todas las micobacterias, hongos y virus de tipo no lipídico.

Respecto a los desinfectantes de nivel intermedio, no destruye esporas, pero a diferencia del anterior, si es capaz de inactivar las bacterias vegetativas; su tiempo de acción es similar.

Finalmente para la desinfección alta, si es capaz de eliminar las formas
vegetativas de los microorganismos, pero no hay destrucción completa de todos los microorganismos ya que las esporas son resistentes; y necesitan de al menos 20 minutos para ejecutar su acción; incluso pudiendo prolongarse por 10 horas, necesita la ausencia de materia orgánica o puede desactivarse.

La limpieza inicial, también depende del material; en el caso de ser semicrítico, al contactar con mucosas o piel no intacta, idealmente deben ser ya estériles (material de endoscopía, y anestesia); mientras que los no críticos, tienen un riesgo menor de infección (ropa de cama, equipo de rayos X), y deben ser limpiados con un detergente adecuado; sobre los materiales críticos, son muy importantes, porque ingresan directamente a áreas del organismo, y siempre deben ser estériles (ejemplo agujas).

Dentro de las biguanidas, se encuentra la clorhexidina como antiséptico y me llama la atención, que también se encuentra la metformina (un fármaco antidiabético). Así que son de molécula similar, pero para propósitos diferentes; ya que en este contexto la clorhexidina, tiene un amplio espectro de acción antiséptica (abarcando gram negativos, positivos), aunque similar al triclosán, Pseudomonas aeruginosa, es
resistente.

De modo favorable, evita que germinen las esporas, pero lastimosamente no es esporicida; ni viricida. Y en similitud al cloro: su actividad disminuye en presencia de materia orgánica. La rapidez de su acción que desestabiliza la membrana, hace que tenga gran adhesividad; tampoco se absorbe mucho en la piel.

Los efectos adversos más comunes incluyen hipersensibilidad, y fotosensibilidad, y su uso en enjuagues bucales favorece la aparición de manchas dentales; y si llegara al sistema nervioso central, ocasiona excitación y depresión, bloqueo de las vías nerviosas en la piel, anafilaxia.

Mientras que el digluconato de clorhexidina: con un similar mecanismo de
acción, al 4 % de concentración funciona para el lavado de manos quirúrgico y su cepillado; también para la limpieza cutánea preoperatoria y cuando sube al 5 % más un tensioactivo (que disminuye la tensión superficial), sirve para tratar quemaduras o heridas (limpieza de la piel), cavidades corporales (orofaríngea, urinaria y peritoneal) al igual que para desinfectar el instrumental para anestesia.

Acciones importantes adicionales, comprenden: la disminución de infecciones de heridas operatorias, también la prevención de la infección por catéteres (venosos o arteriales), ventilación mecánica.

Considero que estos compuestos son menos eficaces que los aldehídos, porque como estos si son esporicidas: favorecen la menor proliferación bacteriana. Uno de los grandes errores del mal uso de los aldehídos, es dejar materiales como termómetros, sumergidos y en recipientes abiertos para “mantener” la desinfección; porque más bien, se pueden contaminar. También, no tener contacto con las meninges, sistema nervioso central y oído por la toxicidad.

El paraclorometaxilenol, es un bactericida más eficaz que el fenol, al igual que el cresol (mencionado más adelante); su concentración se encuentra entre 0,5 a 2 % para ejercer su acción, y es útil para el lavado de manos, acné, seborrea, infecciones de oídos; puede ocasionar hipersensibilidad.

Tienen la capacidad de ser irritantes y ocasionar alergias, por lo que deben usarse con precaución, además considero que como estos compuestos fenólicos son más potentes, hay que tener cuidado con los efectos secundarios mencionados, es por esto que ya últimamente se usan con poca frecuencia.

Los compuestos metálicos, dependen del elemento para su acción en la
desnaturalización protéica, por ejemplo, el mercurio, tiene propiedades antibacterianas frágiles (timerosal, merbromina); y su actividad comparada con otros compuestos, no representa un mayor beneficio; además sus efectos adversos como intoxicación grave, han hecho que poco a poco vayan siendo menos utilizados.

La plata, en sus iones argénticos que reaccionan con moléculas de tiol, hace que haya una desnaturalización protéica lo que le da una característica germicida. En el caso del nitrato de plata, también es astringente en concentraciones de 1 a 1000 y funciona para eliminar las verrugas; en cambio al 1 % se aplica para la oftalmía en recién nacidos; al 0,5 % se usa para limpieza de heridas, (evitando infecciones por Pseudomonas aeruginosa).

La sulfadiazina argéntica, no se absorbe adecuadamente, (sino solamente antes de que haya formación de escaras); por ello, debe usarse con precaución en quemaduras extensas y graves un beneficio es que no causa dolor ni alteraciones hidroelectróliticas como hipocloremia e hiponatramia causadas por la plata.

En particular, el cinc, tiene una acción antiséptica más inconstante y catalítica (alteración estructural); su uso más extendido es para objetivos astringentes, y antiperspirantes; puede ser corrosivo, e irritante, y similar al anterior; puede utilizarse en oftalmología para la conjuntivitis angular en 0,25 %, y para zonas cutáneas con impétigo, acné, lupus en un 4 %.

El óxido de cinc, se utiliza en cremas para impétigo, úlceras varicosas, psoriasis, intertrigo, eccema, entre otros con un efecto antiséptico leve. Cuando se asocia al hierro, forma la calamina, la cual es útil para evitar la seborrea, caspa en 2 %.

Considero también, que estos últimos compuestos metálicos al ser más
utilizados en el campo de la dermatología, también cumplen la función estética que es importante también para la calidad de vida del paciente, al igual que la evitación de sobreinfecciones; en el caso de intoxicación puede ocasionar malestar general, tos, fiebre, escalofríos.

Dentro de las sustancias antisépticas y desinfectantes; los yodóforos tienen ventajas por su acción rápida (inicia a los 30 segundos); es de amplio espectro (hongos, bacterias, esporas, virus como hepatitis B y C o VIH, protozoos); sus contraindicaciones incluyen: hipertiroidismo, alergia, terapias con yodo radioactivo, dermatitis herpetiforme.

Su mecanismo de acción depende del comportamiento del yodo, ya que al ser capaz de disociarse, puede proporcionar yodos a la molécula y así obtener su propiedad germicida, que incluye bacterias gram positivas y negativas, esporas, quistes, virus, hongos, protozoos.

Una de las ventajas que tiene sobre el cloro, es porque el espectro de acción es más amplio y sin importar la presencia de materia orgánica, igualmente es capaz de tener su efecto germicida (y tan solo en 10 minutos).

Es importante que puede o no añadirse, alcohol ya que podría aumentar su
potencia germicida, pero también su acción irritante (en este caso no se usaría en heridas), además que esta asociación puede volver inestable a la molécula: haciendo que haya un detrimento con más rapidez.

Según mi punto de vista, este compuesto muestra beneficios al tener más
clasificaciones (yodo en solución, yoduro sódico, lugol, tintura de yodo, yoduro potásico, povidona yodada, entre otros); a diferentes concentraciones ejercerán su acción, desde 2,4 al 10 % para mayor potencia; representando una superioridad frente a otros compuestos mencionados; aunque no tanto, porque cuando se seca el yodo en la superficie a aplicar: termina su acción; la clorhexidina es más útil que la povidona yodada en el contexto de bacterias gram positivas; aunque pasa lo opuesto frente a las gram negativas.

La ventaja del alcohol6 es que es un compuesto adecuado para la antisepsia de la piel, (debe estar en un mínimo de 70 % de concentración), porque es de acción rápida (el alcohol isopropílico es más potente que el etílico), no tienen un efecto residual porque se evaporan; y su desventaja consiste en sus propiedades inflamables con riesgo de incendio.

Su mecanismo de acción consiste en la precipitación protéica y gracias a esto, la tensión superficial bacteriana se reduce, con un efecto bactericida de amplio espectro, (bastan tan solo dos minutos para matar al 90 % de microorganismos, aunque no actúa contra esporas u hongos y es un virucida inconstante), por lo cual no es ideal para esterilizar instrumentación quirúrgica; jamás debe aplicarse sobre heridas abiertas porque forma coágulos (los que permiten el crecimiento bacteriano).

A mi criterio, es un antiséptico y desinfectante bastante útil para realizar
procedimientos como inyecciones y tiene acciones adicionales como rubefaciente, evitando la aparición de escaras por decúbito en pacientes encamados; y es de fácil acceso; recordando también que para una mejor acción, la piel debe estar ligeramente húmeda con agua para que su actividad germicida aumente.

Los aldehídos formaldehído y glutaraldehído (el segundo más activo que el
primero); desinfectan los equipos para endoscopía y quirúrgicos; útil también en instrumentos para la hemodiálisis, con plástico o goma; la toxicidad de los aldehídos interfiere en la fertilidad, sistema inmunológico, teratogenicidad, calcificación de implantes cardiovasculares, lesión gastrointestinal, respiratoria.

Una de las ventajas sobre su amplio espectro de acción: germicida, esporicida, virucida, porque su mecanismo de acción alquilante es acorde a las concentraciones (es de precipitación protéica mayor a 20 a 30 %) y con (2 a 8 %) hay combinación de grupos amino que conforman las azometinas y con ello la vida celular no es viable.

Permite la desinfección y esterilización de materiales para endoscopía y
quirúrgicos; pero su actividad no es duradera: se pierde a los catorce días y es por ello que se necesita la asociación con estabilizadores. Son compuestos con características astringentes (desecación tisular), también se utiliza en la hiperhidrosis (palmas y plantas) y entre los efectos adversos se encuentran irritantes (más en vías respiratorias y piel).

A mi juicio, este compuesto ya va representando la complejidad del uso de
antisépticos y desinfectantes porque se necesitan más conocimientos sobre las soluciones que estabilicen su composición química (fenato, polietilenglicol, entre otros); lo cual muestra una mejor actividad germicida.

Posterior a esta resumida revisión; otra forma más práctica de clasificación sobre el espectro de acción y usos de los compuestos (más efectivos vs inconstantes) para la eliminación de los microorganismos, consiste en:

  • Bacterias: alcohol, peróxido de hidrógeno, fenólicos, cloro, yodóforos,
    glutaraldeído, clorhexidina, triclosán. Inconstante: compuestos del amonio cuaternario, paraclorometaxilenol.
  • Micobacterias: alcohol, peróxido de hidrógeno fenólicos, cloro,
    clorhexidina. Inconstante: yodóforos, paraclorometaxilenol, triclosán. No funciona: compuestos de amonio cuaternario.
  • Esporas bacterianas: glutataldehído. Inconstante: peróxido de hidrógeno, cloro. No funciona: alcohol, fenólicos, compuestos de amonio cuaternario, yodóforos, clorhexidina, paraclorometaxilenol, triclosán.
  • Hongos: alcohol, peróxido de hidrógeno, fenólicos, cloro, glutaraldehído, yodóforos, clorhexidina, paraclorometaxilenol. Inconstante: compuestos de amonio cuaternario, triclosán.
  • Virus: peróxido de hidrógeno, cloro, yodóforos, clorhexidina, triclosán,
    glutaraldehído. Inconstante: alcohol, fenólicos, compuestos de amonio cuaternario, paraclorometaxilenol.

Recordando también que hay un orden de resistencia: gram positivas,
negativas, micobacterias, hongos, virus, esporas (de menor a mayor).

Concentraciones (en porcentaje) de los compuestos:

Desinfectantes:

  • Calor: húmedo: 75–100 °C en 30 minutos
  • Líquido: glutadaldehído: 2–3,2. Peróxido de hidrógeno: 3–25. Cloro: 100 a 1000 partes por millón. Alcoholes: 70–95. Fenoles: 0,4–5. Yodóforos: 30 a 50 partes por millón. Amonio cuaternario: 0,4–1,6

Antisépticos:

  • Alcoholes: 70–90
  • Yodóforos: 1–2
  • Clorhexidina: 0,5–3,75
  • Triclosán: 0,3–2

Esterilizantes:

  • Físicos: Vapor a presión: 121–132 °C. Filtración: (con filtros de alta eficiencia: poro 0,22–0,45 micrómetros). Radiación ultravioleta: 254 nanómetros de longitud de onda. Radiación ionizante: microondas o gamma (variable)
  • Vapor de gas: Óxido de etileno: 450–1200 ml / L; 29 a 65 °C. Peróxido de hidrógeno: 30, a temperatura de 55–60 °C. Gas plasma: altamente ionizado / peróxido de hidrógeno
  • Químicos: Ácido peracético: 0,2. Glutaraldehído: 2.

Las formas de esterilización varían según el método empleado y acorde a las concentraciones (mencionadas previamente); entre los esterilizantes: físicos, por vapor de gas y químicos, la importancia radica en que otros métodos más comunes como esterilizar objetos con agua hirviendo no permiten la eliminación completa de esporas, además, el efecto no es sostenido por el cambio gradual de temperatura; respecto a su mecanismo de acción general: la alta temperatura tiene propiedades germicidas.

Por ejemplo, los compuestos como ácido peracético (esterilizante químico), en concentración al 0,2 % permiten una actividad germicida de amplio espectro, ya que es capaz de causar una oxidación en la membrana bacteriana y de sus esporas; también de levaduras.

Es de acción rápida, no deja residuos que permitan un riesgo grave y es
compatible con material termosensible. Además que su efecto no se ve alterado por la presencia de materia orgánica. Puede aplicarse en inmersión; y por esto es muy importante tomar las medidas de bioseguridad (como otras descritas a continuación), por la exposición irritante de piel y ojos que resulta tóxica (especialmente en disolución).

En cuanto a la contención química por la exposición a los compuestos
previamente mencionados (antisépticos, desinfectantes, esterilizantes); es importante tomar en cuenta que mientras hay compuestos de venta libre (por ejemplo alcohol) que es utilizado por la comunidad en general; existen otros que son más regulados para su uso en el ambiente hospitalario, es decir que al tener un potencial químico tóxico en el área sanitaria, especialmente los anestésicos, citostáticos, humos quirúrgicos, aldehídos, peróxido de hidrógeno, ácido peracético, mercurio (mencionados anteriormente).

Un ejemplo de anestésico inhalatorio: como líquido volátil (cloroformo); es un hidrocarburo halogenado simple, cuyo efecto es la depresión del sistema nervioso central, últimamente su uso ha ido disminuyendo, para sustituirse por otros compuestos, su mecanismo de acción consiste en: analgesia sin pérdida de la consciencia o reflejos; hiperreflexia, delirio, excitación, hipersecreción glandular, midriasis, irregularidad cardiorrespiratoria; anestesia quirúrgica con pérdida de reflejos y consciencia progresiva; parálisis bulbar hasta el paro respiratorio.

En el caso de los citostáticos, por ejemplo ciclofosfamida, necesita una
monitorización ambiental, para la determinación de su presencia en los ambientes de trabajo y superficies, envases, guantes, batas. Es capaz de alterar las fases y mecanismos del crecimiento, división celular en su ciclo; también tiene acciones alquilantes.

Tiene efectos mutágenos, especialmente si se utilizan en ambientes cerrados, la importancia de esto, radica en que los filtros de alta eficiencia, pueden retener partículas y aerosoles, pero no los vapores que circulan con libertad; sus niveles pueden ser detectados en orina, el uso de equipos de protección personal como mascarillas, batas y guantes, no elimina completamente la posibilidad de detección en orina, aunque no se considera una gran sustancia irritante, o que produce ampollas en la piel; es controversial, ya que si se han dado casos de toxicidad.

Los humos quirúrgicos, como cresol (el cual también es un derivado de los
fenoles); y como es un compuesto con tres isómeros; es mucho más potente que el fenol. También tiene usos como desinfectante, bactericida, pero no puede aplicarse en materiales compuestos de plásticos o gomas por su amplia absorción y peor aún, si posteriormente, estos se aplicaran sobre superficies cutáneas o mucosas porque provocaría quemaduras.

Este ejemplo es uno de los tantos humos quirúrgicos que existen y comprenden muchos más grupos como (folmaldehído, monóxido de carbono, metano, fenol, benceno, etileno, tolueno, xileno, entre otros); los que se encuentran principalmente en el humo de las cirugías que aplican láser.

El cresol tiene la capacidad de dañar el sistema nervioso, también alterar las funciones gastrointestinales, hepáticas, renales, pulmonares, cutáneas; una de sus vías de ingreso es la aérea (disnea, taquicardia, cefalea), ocular (irritación, conjuntivitis, problemas de visión). Nuevamente, aquí radica la importancia de las medidas de bioseguridad para evitar la exposición a sustancias nocivas.

Sobre las medidas de bioseguridad, considero a la prevención como la
herramienta más importante para disminuir la probabilidad de riesgos y conlleva a un estado de responsabilidad y obligaciones que deben cumplirse adecuadamente para evitar accidentes.

Desde el área de trabajo; hasta sus características estructurales, y la adecuada aplicación de las normas, limpieza y los equipos de protección personal como: guantes, bata, gorro, mascarilla, gafas (con protección lateral) y calzado específico para las salas de preparación son fundamentales para evitar los riesgos.

Después de la presente resumida revisión y comparación de los diferentes
compuestos, al parecer, los que contienen tensioactivo, resultarían útiles para este fin; opino que ha habido un gran impacto últimamente, la población en general no tiene las bases del conocimiento necesarias para saber utilizar los diferentes compuestos, y pienso que es un deber, me incluyo, porque al ser médica; es mi misión: informar adecuadamente como un método de prevención primaria en salud.

A pesar de que aún no hay un consenso generalizado sobre la permanencia del coronavirus en las superficies (al fin y al cabo, la pandemia que sufrimos: como inspiración para redactar este ensayo), he analizado un estudio al respecto, el cual establece el tiempo aproximado de permanencia: aluminio, guantes de látex: 8 horas; acero: 48 horas; madera, vidrio: 4 días; papel, plástico, policloruro de vinilo, silicón, metal, cerámica, teflón: 5 días.

Mi reflexión al respecto, consiste en la importancia del uso de antisépticos y desinfectantes, porque estos, pueden reducir la infectividad, concretamente compuestos como el yodo, glutaraldehído, peróxido de hidrógeno, cloro, alcohol, clorhexidina, son eficaces, acorde al estudio.

Me parece importante mencionar que incluso desde el punto de vista
económico, hay afectación en el uso de antisépticos, desinfectantes y esterilizantes; la resistencia antibiótica, hace que haya una estancia prolongada en el hospital, con más mortalidad y más costo.

Mientras que en el hogar, igual es importante utilizar equipo de protección
personal (guantes, gafas) para evitar salpicaduras, limpiar primero y desinfectar después, en el caso de que alguien esté enfermo, en lo posible es mejor mantener el aislamiento incluyendo el baño y utensilios como cubiertos y platos.

Es recomendable leer las etiquetas de los productos y no mezclarlos, asegurar una ventilación adecuada, tener cuidado con equipos electrónicos, lavarse las manos con frecuencia, evitar que se acerquen niños pequeños (mayor intoxicación o peligro de ingestión accidental).

Para ir concluyendo, espero haber abordado el tema adecuadamente, (recuerden seguirse actualizando con la última evidencia científica, los microorganismos no dejarán de existir y la problemática creciente de la resistencia antibiótica es algo que debemos temer); ya que es un tema extenso; el enfoque más bien, hace referencia a cuál es el compuesto ideal, a mi parecer: no existe. Porque cada uno es diferente, y la importancia
radica en saber cuando utilizarlos acorde al contexto de cada paciente y situación.

De modo que la resolución de la duda es para tener más consciencia sobre el estado actual y mi interés, después de analizar los compuestos, es comprender de una mejor manera cuándo, cómo y dónde utilizarlos.

Pienso que, el sentido debe ser encaminado en la prevención; a evitar los
factores que agraven la situación, (por ejemplo, con una buena higiene de la herida, ya disminuirá la posibilidad de sobreinfecciones que agraven el cuadro clínico). También que de nada serviría recetar sin fundamento (por ejemplo, cremas para quemaduras); si no se controla adecuadamente el motivo de raíz de una infección.

Tomar en cuenta las medidas no farmacológicas y apoyo al paciente que es
fundamental; además cuando hay microorganismos multi resistentes, la infección tiene el potencial de reaparecer, una y otra vez, lo cual puede resultar mortal y peor aún en pacientes inmunocomprometidos.

Todo en exceso es malo, he visto en documentales como los del canal Discovery Home and Health, donde hay personas con padecimientos mentales como Trastorno Obsesivo Compulsivo, quienes por ejemplo (y no pretendo de ningún modo generalizar), que tienen comportamientos sobre la limpieza exagerados como desinfectar todo varias veces al día y generando ansiedad.

Ha sido un tema amplio y creo también que podrían escribirse libros enteros tan solo de un desinfectante, por lo que espero que el presente ensayo haya sido conciso, albergando tanto la historia, análisis, conocimientos personales, o experiencias (por ejemplo, cuando yo tenía 8 años estaba caminando sin zapatos en la cocina y se rompió un
vaso: pisé los vidrios y me lastimé; lo primero que pensé en ese entonces era en ponerme alcohol porque fue lo primero que encontré, y por suerte mi mamá me observó y evitó que me lo siguiera poniendo porque ardía mucho; y mejor fue lavar la herida con agua, jabón neutro y luego suero fisiológico; dejar la herida seca, por suerte no tuvo mayor complicación y ya no veo ni la cicatriz).

Otra anécdota a los 26 años, en medio de la práctica clínica y al ver los determinantes de la salud, por más que el personal médico haga todo lo que esté en sus manos; y si el paciente se ve obligado a retornar al entorno que lo enfermó; por ejemplo al lavarse las manos en lugares de escasos recursos donde no hay jabón y el agua no es potable… Nada se soluciona administrando antibióticos simplemente, por más que se eduque a la población, es parte de cada entidad; ejemplo empresa de agua.

Espero no ser una persona muy ilusa; en medio del confinamiento, yo pensaba así: ojalá que cuando se acabe la pandemia (o al menos se vaya aligerando); la gente continúe lavándose las manos, hay que hacerlo un hábito, al igual que utilizar los antisépticos y desinfectantes con mucho
tino.

Y a cada nivel, porque desde el “simple” hecho de desinfectar un hogar; o cuando nace un bebé; sacar una muela del juicio y tantas actividades cotidianas, como cocinar; incluyen el hecho de que la higiene es muy importante para la salud y sobre todo, lo fundamental a mi parecer es saber manejar cada uno de los antisépticos y desinfectantes a cada nivel, por ejemplo: desde un niño pequeño que aprende a lavarse las manos; hasta un anciano con diálisis domiciliaria que necesitará apoyo.

Pienso también que es un aprendizaje muy importante porque no discrimina en edad, sexo, nacionalidad, ocupación y tantas otras variables; considero a toda la humanidad: partícipe de la higiene y mi deseo, sería que haya una participación mucho más activa en este proceso, me gustaría proponer que estos temas fueran enseñados desde la escuela, al menos en los aspectos más importantes.

Pienso que, por más que hubiese un antiséptico o desinfectante ideal o perfecto el día de hoy, quizá mañana ya haya alguna problemática (la más común y peligrosa por lo visto) y no me cansaré de decirlo: resistencia antibiótica.

Finalmente, y después de escribir el presente ensayo, vuelvo a mi planteamiento de la pregunta inicial: ¿Existe realmente un antiséptico o desinfectante como la panacea? En realidad considero que no, la utopía no es posible; el creciente problema de la resistencia antibiótica, la desinformación y sobre todo: la mente cerrada que no permite tener nuevos descubrimientos, sin Lister, no habría disminuido la mortalidad, y a pesar de que no creyeron en él, inicialmente, me gusta la forma en que la verdad sale a la luz y por muy disparatada que pareciera su idea de ese entonces, pienso que ha revolucionado el mundo de la Medicina y siempre recordaré este hito de la ciencia con mucho orgullo. Porque a mi juicio, se marcó un notable antes y después de estos hallazgos. “Aquel que no conoce su historia, está condenado a repetirla”.

He reflexionado y ¿Quién sabe que alguna práctica médica actual en realidad pueda evolucionar? De todos modos, si antes no se creía en la existencia de los microorganismos; espero que no se esté pasando por alto algún error hoy, que comprometa lo más importante del mundo: la vida de las personas.

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