Los domingos me pesan,
el de ayer me pesó y,
curiosamente ayer descubrí
dos cosas: que para dejar
el alcohol hay que encontrar
algo que guste más y reemplazarlo,
y, también, que,
la autoexigencia vestida de
amor propio es un peligro. Ayer fue domingo, Día del
Padre, y los días del padre
me deprimo. Querer comprar comida y
salir airoso de ese impulso,
cigarros, muchas tazas de café,
querer escribirle a alguien pero
mejor no porque de seguro
no quiere saber de mi, ver reels;
escribir un nuevo chiste cada
diez minutos… Y ahí iba el bucle.