3 meses de teletrabajo ¿qué hemos aprendido?

9 de cada 10 empleados quieren mantener el teletrabajo, pasado el coronavirus, según un estudio de AxiCom. En nuestro equipo muchos no sabríamos por qué opción decantarnos. En cada casa, lo hemos vivido de una forma diferente, aunque la experiencia, en general, es positiva. Eso sí, nos quedamos con la flexibilidad horaria, la mayor autonomía y la comodidad y dejamos en una lista de cosas a mejorar: la conciliación, la ergonomía y la falta de contacto social.

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Twitter dejará a sus empleados trabajar desde casa de forma indefinida. Facebook y Google ya han anunciado que extienden el teletrabajo, al menos, hasta finales de año. En Siemens la mayoría de trabajadores no tendrá que acudir a la oficina más de dos días a la semana. Y en la administración pública, el director general de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la Generalitat Valenciana, José Manual García Duarte, ha reconocido que el teletrabajo “ha llegado para quedarse y toca estabilizarlo definitivamente”. Con estas noticias, está claro que la COVID-19 ha cambiado radicalmente la perspectiva sobre el trabajo en remoto.

“Para teletrabajar hay que tener los medios adecuados”

Nosotros, siendo sinceros, no lo acabábamos de tener claro. Algunos éramos reacios a trabajar desde casa, otros habíamos tenido alguna experiencia anterior y otros queríamos saber si éramos capaces de seguir con las rutinas de la oficina. Nuestro primer reto fue adaptar nuestras casas e improvisar pequeños despachos. Y de aquí sacamos nuestra primera lección: para teletrabajar hay que tener los medios apropiados. Hemos echado en falta espacios adecuados, ordenadores, pantallas, sillas y mesas mínimamente ergonómicas.

Podemos llegar a ser más productivos

Sea como sea, desde la cocina, el comedor, la terraza o la habitación de nuestros hijos hemos conseguido seguir trabajando desde casa. Nos hemos acostumbrado a las reuniones virtuales y nos hemos dado cuenta que podemos llegar a ser incluso más productivos, ya que para algunos concentrarse en casa es mucho más fácil. En todo caso, la clave está en la gestión del tiempo. La flexibilidad horaria nos permite mayor autonomía y marcarnos nuestro propio planning de trabajo. Para los que tenemos niños pequeños el secreto (o no tan secreto) ha sido madrugar o trasnochar. Cada uno ha intentado tener su propia estrategia para que los niños interfirieran lo mínimo posible en nuestro trabajo, sin tener que sentarlos delante de la televisión todo el día y compaginándolo con el “homeschooling”. Vaya, que otra cosa que hemos aprendido, en estos últimos meses, ha sido a tener paciencia, mucha paciencia.

Levantarse y en 10 minutos estar en el despacho

7 No tener que coger el coche o el tren y hacer decenas de kilómetros cada día ha sido para algunos de nosotros una de las grandes ventajas. “Me gusta levantarme y en 10 minutos estar sentada en el despacho” asegura una de nuestras compañeras. Pero, en el otro lado de la balanza ponemos la falta de contacto con compañeros, el café, los almuerzos y las risas. “No estábamos acostumbrados a estar solos” explica otra compañera que añade que esa soledad hace que, a veces, sea más pesado y costoso enfrentarte a problemas. En esta balanza negativa también añadiríamos las dificultades para conseguir desconectar.

“Esto que hemos vivido no es teletrabajo al uso, es otro cosa”

Captura de una de las reuniones virtuales por videoconferencia que hemos mantenido en estos últimos meses

Aunque echamos de menos el contacto físico, las videollamadas están ayudando mucho, también para aquellos que prefieren llevar pijama de cintura para abajo. “Teletrabajar no es capear el temporal unos días, hasta que puedas volver a hacer lo de siempre, sino intentar que desde tu casa puedas hacer lo mismo” concluye uno de nuestros compañeros. Y es que también hay quien deja claro que lo que estamos haciendo desde hace tres meses dista mucho de lo que sería un “teletrabajo real”. En “condiciones normales”, no implica perder el el contacto presencial del todo como ha pasado ahora. Así, que “esto que hemos vivido no es teletrabajo al uso, es otro cosa” sentencia otro compañero.

Aunque ahora mismo el futuro es incierto está claro que el trabajo en remoto es posible. Esta pandemia, al menos ha traído una auténtica revolución digital, que está favoreciendo y acelerando los procesos de transformación digital de las organizaciones, públicas y privadas.

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