QUEREMOS SER OLÍMPICOS

Última Fila
10 min readNov 17, 2014

*La categoría “olímpica” ofrece numerosas posibilidades para los deportistas de élite que de otro modo difícilmente podrían alcanzar.

*El responsable de definir el Programa Olímpico -el conjunto de deportes que componen unos Juegos- es el Comité Olímpico Internacional (COI).

*Nos aproximamos a los Juegos desde la perspectiva de tres deportes: el rugby, la lucha y el kárate.

-Un reportaje de Última Fila. 17 / 11 / 2014-

Patricia García cumple siempre el mismo ritual. Flexiona levemente las rodillas y mira a su izquierda. Tantea el césped, gira el tobillo y otea el espacio. Cuando se decide, deja caer la pelota ovalada y la golpea con su pierna derecha nada más rebotar en el suelo. Así practica una y otra vez la misma patada que desea repetir en Río de Janeiro en 2016, la primera vez en la que el rugby seven formará parte de los Juegos Olímpicos.

La participación en los Juegos Olímpicos es un gran aliciente para ella y sus compañeras de la selección española de esta modalidad de rugby . Porque aparte del prestigio deportivo, ser olímpico importa. Becas, publicidad, apoyo institucional; visibilidad. “Ser olímpico es una oportunidad para compartir nuestro deporte y llegar a personas a las que jamás antes habíamos imaginado”, dice Patricia Garcia. “Los Juegos Olímpicos son el mejor escaparate para mostrar los valores de nuestro deporte”.

Por esas razones, la luchadora española Irene García se sintió aliviada cuando el COI, el organismo que decide qué deportes forman parte de los Juegos, confirmó en septiembre de 2013 que la lucha seguía tras haber sido propuesta para salir. Ese mismo año, el karateka Damián Quintero veía cómo el kárate se quedaba a las puertas una vez más.

Esas puertas son las que dan acceso a ayudas de organismos públicos como el Consejo Superior de Deportes (CSD) y de patrocinadores privados. Entre ellas, las famosas Becas ADO, creadas con vistas a Barcelona ‘92. De este modo los deportistas pueden, por ejemplo, viajar al extranjero y participar en competiciones internacionales con el objetivo de llegar a lo más alto.

“Si esa escalera la haces por un deporte olímpico, se ve compensado con las becas ADO. Si preparas unos Juegos, se vuelcan sobre ti unas ayudas que son inaccesibles a través de unas ayudas de la Federación”, apunta el anterior seleccionador nacional de rugby seven femenino, Pablo Tomás García.

LA LUCHA, EN EL ALAMBRE

A la luchadora Irene García le brillan los ojos al oír hablar sobre Rio 2016. Quinta en los Europeos de 2013 en la categoría de 63 kg, esta jienense de 24 años es una de las grandes esperanzas de la lucha en España. Sobre una hipotética salida de su deporte del programa olímpico, García echa cuentas: “No creo que peligrase mi beca, pero sí que tendría a lo mejor menos gente para entrenar, menos oportunidades de viajar… Todo por el tema del dinero. Si de por sí la lucha tiene poca publicidad, si dejara de ser olímpica, pues menos todavía”.

La lucha, parte de los Juegos desde sus orígenes, vio peligrar su continuidad en febrero de 2013 cuando la Comisión Ejecutiva del COI decidió “recomendar” su expulsión del programa olímpico. De esta manera, la lucha desaparecía del “núcleo duro” de los Juegos -25 deportes- y pasaba a convertirse en un deporte adicional, hasta llegar a un máximo de 28. En otras palabras: si la lucha quería participar en Tokio 2020 tenía que enfrentarse al resto de candidatos que pretendían entrar (el béisbol/sóftbol, el kárate, el patinaje sobre ruedas, la escalada, el squash, el wakeboard y el wushu).

El mundo de la lucha comenzó entonces una intensa campaña con ilustres “padrinos” como Obama o Putin. Pasó el primer corte en mayo de 2013. Y finalmente, durante la Asamblea de septiembre de ese mismo año en Argentina, la lucha se impuso en la votación a las otras dos finalistas (el squash y el béisbol/sóftbol). “En Argentina, sacó mayoría absoluta con respecto al resto de deportes. Aunque teníamos el temor, no podíamos comprender que la lucha saliera. Más claro no te lo puedo decir”, asegura el presidente de la Federación Española de Lucha, Ángel López Rojo.

“No creo que peligrase mi beca, pero sí que tendría a lo mejor menos gente para entrenar, menos oportunidades de viajar… Todo por el tema del dinero. Si de por sí la lucha tiene poca publicidad, si dejara de ser olímpica, pues menos todavía”

Salir para volver a entrar. Entre medias, la Federación Internacional de Lucha cambió de presidente, adaptó la normativa y potenció la presencia de la mujer para lograr lo que en las federaciones se conoce como “ganarse el favor del COI”. Aun así, también hay quien insiste en que realmente se trataba de un mero toque de atención, una salida que nunca se habría producido. “¿Que hemos perdido el tiempo miserablemente? Bueno, mucha gente lo podría decir. Lo que sí digo es es que este ejercicio de gran sufrimiento le ha ido muy bien a la lucha, porque han cambiado”, desglosa Juan Antonio Samaranch Salisachs, miembro de la Comisión Ejecutiva del COI. “Ahora es un deporte más moderno, más preparado para competir y más atractivo para el público. Es un mejor producto dentro del programa.”

“La diferencia entre estar dentro o fuera del programa olímpico para un deporte como la lucha es absoluta. En los países en los que está arraigado y es casi deporte nacional (Irán, Turquía, Mongolia, Bulgaria, etc.) la incidencia [de salir] sería menor, pero en los otros países se reduciría el interés mediático y las inversiones en programas de desarrollo, tecnificación… Sería la puntilla”, relata por correo electrónico el historiador experto en olimpismo Fernando Arrechea. Pone como ejemplo el polo, un deporte muy extendido durante su etapa olímpica (hasta Berlín ’36) y convertido desde entonces en un deporte “practicado en pocos países y únicamente por élites económicas”.

EL ETERNO SUEÑO DEL KÁRATE

La del kárate es otra historia: la de la frustración ante el muro olímpico. Eliminado de la carrera hacia el programa en la votación de mayo de 2013, ya son casi dos décadas las que la Federación Mundial de Kárate lo lleva intentando, con el español Antonio Espinós como presidente a la cabeza.

La decepción, no lo ocultan, fue grande. “Ese año se hizo una promoción mayor que otras veces, incluso entre los karatekas”, cuenta José María de Dios, director técnico de la Federación Española de Kárate. Cita como ejemplo el movimiento “The K is on the way”, una iniciativa a nivel mundial para que el kárate fuera olímpico. “Esta vez sí participaron más los karatekas de a pie y el chasco fue más gordo -asegura-. Él [Antonio Espinós] estaba más confiado”. Pero el resultado fue el mismo de siempre.

Vídeo promocional de la campaña “K is on the way”

¿Las razones? “Te das cuenta de que al final lo que más manda en el deporte, como en todo, es la política. Me imagino que los que están metidos [en el COI] lo que van buscando es su interés, el de lo que tiene que ver con la olimpiada. Y mucho de lo que tiene que ver es lo económico”, explica el director técnico de la Federación de Kárate.

Desde el COI, Samaranch reconoce las dificultades para entrar en el programa de los JJOO, aunque resta importancia a la politización. “No hay más que en cualquier otra actividad de la vida social, universitaria, profesional… — afirma — . Sí hay política, hay política deportiva, es lo lógico porque tiene que haberla. Tomamos decisiones sobre muchísimas cosas y tienen efectos…Anda que no es una decisión políticamente sensible a dónde te llevas los Juegos Olímpicos”.

Damián Quintero entrena en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid en un tatami contiguo al de la luchadora Irene García. Quintero es una de las figuras de la potente escuela karateka española y asegura con decisión que si fuera un deporte olímpico, España “sacaría bastantes medallas”. Acaba de proclamarse campeón del Mundo de kata por equipos, junto a sus compañeros Fran Salazar y Pepe Carbonell, aunque se confiesa “cansado” después de un año preparando este campeonato.

Damián Quintero junto a Fran Salazar y Pepe Carbonell en la final por equipos del pasado Mundial de Bremen.

A sus 30 años, el tren olímpico a Tokio 2020 le habría llegado demasiado tarde, pero Quintero cree que sería un aliciente para las futuras generaciones: “Los karatekas jóvenes no hablan mucho del tema, lo ven lejano. Pero sí es verdad que serían los más beneficiados si esto llegase a ser olímpico. Porque yo tengo una edad y a mí el ciclo olímpico me va a pasar”.

MOTIVOS PARA SER OLÍMPICO

Todas las federaciones tienen motivos para que su deporte sea olímpico. Tradición, número de federados, impacto económico, bajo coste, atractivo mediático, beneficios físicos de su práctica… Llamar a la puerta de las federaciones es dar pie a que presidentes, responsables técnicos y deportistas ofrezcan incontables argumentos para vender su deporte como un candidato ideal para entrar en el programa.

“Es un deporte que lo hacen millones de personas en el mundo. Tenemos muchísimos más practicantes que los que tienen otros deportes que sí son olímpicos”, golpea José María de Dios desde la Federación de Kárate. Al resto, desde la Federación de Lucha, responde Francisco Javier Iglesias, su director técnico, haciendo gala de la tradición de la que goza su deporte: “La lucha es la base de cualquier modalidad de combate. El ser humano, desde que existe, ha corrido y ha luchado. Es algo natural”.

Contraatacan los karatekas. “No hay otro deporte, te puedo asegurar, que sea tan completo como un arte marcial. Búscame un deporte en el que se manejen los cuatro miembros exactamente igual”, reta De Dios. Incluso Samaranch, que es también vicepresidente de la Federación Internacional de un deporte tan minoritario como el pentatlón moderno, se anima a defender la idoneidad olímpica de su disciplina: “Gastamos como un mechero, no quitamos el sitio a nadie, no hacemos construir un estadio, etc. Si unes tradición, educación (deportiva) y gasto, creo que tenemos un sitio en el programa olímpico”.

Y de nuevo, los números pesan. Incluidos los de los potenciales patrocinadores de cada deporte. Es el caso del rugby seven. “Ha habido presión de los sponsors clásicos del rugby (Heineken, Orange…)”, asegura el periodista deportivo y especialista en rugby, Fermín de la Calle, sobre su incorporación al programa olímpico. “Es un deporte que tenía que acabar entrando porque le conviene al COI, porque mueve mucho dinero. El Mundial de rugby es el evento más visto en televisión después de los Juegos y el Mundial de fútbol. Era cuestión de tiempo que, por el interés económico más que por el deportivo, el rugby acabase entrando”. La ‘rugbier’ Patricia García prefiere resaltar otras cualidades: “El rugby está completamente alineado con todos los valores del olimpismo. Es el deporte de los valores por excelencia y el olimpismo lo que predica es eso”.

Motivos aparte, Samaranch advierte: “El no entrar no significa hacerlo mal.” Concede que “el sistema actual es como subir al Everest” y anima a esperar los cambios en el sistema que se presentarán en diciembre, dentro de la conocida como Agenda 2020, un proyecto de renovación de los Juegos Olímpicos auspiciado por el actual presidente del COI, el alemán Thomas Bach.

Clasificación WRWC 2014 Rugby XV — Italia Vs. España. / Carlos Delgado-CC BY SA 3.0

Mientras el COI sigue con sus reuniones, los deportistas continúan entrenando. El momento no es bueno. La financiación se ha reducido en los últimos años. “Desde los presupuestos máximos que hemos podido disponer, debemos estar un poquito por encima de la mitad [se refiere a los presupuestos de 2014]”, calcula Samaranch sobre el dinero con que cuenta ahora el olimpismo español. Y con menos a repartir, los criterios se endurecen al igual que pasó con las becas ADO, las cuales ya no se entregan íntegras por ciclo olímpico (cuatro años). “Si hay menos dinero, se destina a la gente con más posibilidades. Si tienes menos, tienes que apostar por los que pueden sacar resultados. Es una pescadilla que se muerde la cola”, ilustra Irene García.

Pese a todo, el deporte es constancia. Damián Quintero afronta los próximos meses “sin tiempo que perder”. En marzo de 2015 tendrá lugar el Campeonato de Europa, que dará plaza para disputar la primera edición en junio de los Juegos Europeos (una versión continental de los Juegos Olímpicos), en los que sí está incluido el kárate. “Son importantísimos para nosotros, porque a nivel mediático van a ser la bomba”, defiende.

La luchadora Irene García no pierde de vista Río 2016 aunque es consciente de las dificultades: ha pasado un año muy duro y sin competir por culpa de una lesión en el hombro. Tras el parón, cuenta que las sensaciones en los entrenamientos son buenas. “El hecho de haber parado tanto tiempo ha hecho que tenga ahora más hambre por competir y por ganar que antes. Lo que quiero es competir todo lo que pueda para conseguir experiencia de cara a la clasificación para los Juegos Olímpicos”.

La selección de rugby seven femenino también busca su sitio. La primera semana de diciembre empiezan en Dubái las World Series, que darán plaza en los Juegos Olímpicos a cuatro selecciones. Patricia García sueña con esa clasificación cada vez que golpea la pelota ovalada hacia el cielo. “Tenemos por delante un año muy exigente, pero muy bonito”.

Saber más: Entrevista con Juan Antonio Samaranch Jr.

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