De la globalización a la glocalización

United Peruvian Youth
6 min readJun 20, 2020

--

Por Larissa del Pilar Cevallos Pérez

Se entiende por globalización al fenómeno que consiste en la interdependencia y mayor comunicación entre los distintos países del mundo con el fin de lograr una economía de carácter global (Darraz,F.E.,2013). Este fenómeno conecta al mundo bajo un modelo económico universal: el liberalismo. Sin embargo, la globalización ha influenciado en aspectos culturales, políticos y comunicacionales de las sociedades. Por eso, autores como (Redrado, 2000), (Arellano,2002), (Castells, 1998) mencionan que la globalización generó tres grandes revoluciones:

1. Revolución económica: se presenta mediante la reducción de las barreras arancelarias, el libre comercio y la ventaja de las grandes empresas sobre el Estado.

2. Revolución comunicacional: está relacionada al uso y avance de nuevas tecnologías de la información que permiten la transferencia de imágenes, video y datos en tiempo real a cualquier parte del mundo. De ese modo, se conecta todo el mundo.

3. Revolución política: esta revolución se entiende al tener un orden multipolar en la esfera global y multicultural donde predomina la democracia.

Sin duda, este fenómeno tiene efectos positivos y negativos. Entre los positivos, debemos resaltar que la globalización ha generado más puestos de empleo, se ha logrado que movimientos sociales puedan llegar a ser reconocidos y aceptados mundialmente (derechos de la mujer, de la comunidad LGTBI, etc), se ha reducido la tasa de mortalidad infantil, ha permitido que conozcamos sobre diversas culturas y ha fomentado la integración regional a miras de mejoras económicas en países en vías de desarrollo. Asimismo, ha permitido grandes avances a nivel tecnológico y científico que han mejorado la calidad de vida de los seres humanos. En términos de las relaciones internacionales, la globalización ha fomentado el multilateralismo — actividad realizada en conjunto por países para alcanzar un fin determinado — y el uso más recurrente y aceptado del poder blando, además de la participación más activa de las organizaciones de la sociedad civil con el fin del desarrollo sostenible de los Estados.

Sin embargo, el crecimiento (económico) exponencial de los países desarrollados que se ubican en el hemisferio norte a diferencia de los países ubicados en el hemisferio sur, denota desigualdades de carácter económico y social. Por esta razón, la globalización no siempre influye dentro del aspecto cultural y social de una manera provechosa. Esto genera, muchas veces, incomodidad y rechazo, pues este fenómeno no solo impone un modelo económico sino también una “cultura universal”. A través del poder blando, las sociedades desarrolladas inciden sobre otras a través de su cultura e ideología. Por ello, en palabras de Abelardo Álvarez (2016), “la humanidad se debate entre la tendencia a instaurar la unificación y la tendencia a mantener la diversificación, en una evolución contradictoria que; sin embargo, puede y debe ser complementaria”.

En el 2019, el National Geographic Society indicó que “la globalización aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades como el SARS y produce daños al medio ambiente”. De ese modo, las emisiones de gases de efecto invernadero, provocadas por las grandes industrias de los países desarrollados y en vías de desarrollo, están afectando gravemente al medio ambiente. De igual manera, la rápida propagación del virus COVID-19 en el mundo, confirma que la interdependencia entre países no solo afecta de manera positiva sino también puede presentarse como un gran riesgo.

La globalización ha cumplido una función primordial durante mucho tiempo. Muchos autores consideran que la globalización comienza con los viajes de Cristóbal Colon en 1492. Esto claro desde un punto de vista occidental. Incluso, se podría decir que la Ruta de la Seda, rutas comerciales entre China, Asia Central y el Mediterráneo utilizadas entre 50 A.C. y 250 D.C., es un ejemplo de comercio global. Después de la Segunda Guerra Mundial, con la creación de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, el mundo entra a una fase mucho más dinámica de la globalización. Con el paso del tiempo, los retos que se han presentado son de mayor dimensión, es decir, también se han globalizado: terrorismo internacional, crimen internacional, calentamiento global, guerras ideológicas, crisis económicas a escala global, etc.

Una contrapropuesta a la globalización es el concepto de la Glocalización, termino que indica la relación entre elementos locales con elementos globales. Se origina de la unión de la globalización y la localización y del concepto japonés “dochakuka”, el cual fue utilizado por empresarios japoneses, durante los años ochenta, para referirse a la acción de llevar el mundo global al local (Palacios-Alvarado, W., Prada-Botia, G.C., Laguado-Ramírez, R.,2017). De igual manera, en el ámbito social, este concepto busca que las identidades culturales, regionales e individuales puedan tener una ventaja dentro de la modernización de un Estado, sin dejar de lado a la globalización (Roland Robertson, 1995).

De esta forma, se aprecia que la glocalización preserva las particularidades de un Estado (cultura, preferencias, ideología), adaptando las tendencias globales hacia el mercado local. En ese sentido, representa una solución a los retos que, en las últimas décadas, el mundo tiene que enfrentar. Por ello, el sociólogo Jeremy Rifkin, considera que la glocalización permitirá que las comunidades en las diferentes ciudades y regiones se relacionen física y virtualmente para crear condiciones económicas y sociales que respondan a las necesidades de sus propias comunidades (Euronews, 2018).

Este concepto si bien no es nuevo, acuñado por Robertson en 1998, está teniendo mayor preponderancia en el ámbito económico — por la tercera revolución digital — y en el ambiental. McDonalds, al adaptar su Big Mac a las preferencias de la población de la India — quienes no consumen carne de res — está utilizando la glocalización en el ámbito económico. Esto mismo se pretender replicar a una escala social/cultural. Teniendo en cuenta la diversidad cultural en el mundo, se debe respetar las diferencias, pero resaltar el concepto de una “identidad global” que está ligada a la conexión digital que hoy en día se posee.

Sin duda, la tercera revolución digital cambia la perspectiva tanto económica como social, pues combina tres tipos de internet — internet del conocimiento, internet de la energía e internet de la movilidad — que se relacionan entre sí, mediante la infraestructura del internet de las cosas. Esto ha generado y permitido que muchas personas puedan tener un negocio totalmente digital favoreciendo al medio ambiente al ser “cero emisiones”. Este es el futuro y la pandemia ha provocado la aceleración de este proceso.

En ese sentido, en una reciente entrevista, Jeremy Rifkin, exhorta la importancia de la glocalización para tener un futuro sostenible en el cual, los seres humanos se adapten al cambio climático. Por ello, menciona que “la tercera revolución (digital) tiene infraestructuras inteligentes para unir el mundo de una manera glocal, distribuida con redes abiertas” y no privadas como se dio durante la segunda revolución digital (Zafran, 2020).

No cabe duda que la globalización ha aportado grandes cosas al sistema internacional, logrando que muchas barreras desaparezcan. Sin embargo, en las últimas décadas las amenazas que afronta el mundo entero invitan a replantearse los procesos de la globalización hacia un mundo sostenible en todo sentido. De ese modo, la glocalización representa una opción para aprovechar las nuevas formas digitales de comunicarnos y de comercio hacia el camino de la adaptación tanto social como medio ambiental.

Referencias:

Arellano, J. (2002). “Globalización, mundialización y amenazas: el complejo escenario que se avecina”, Recuperado 17 de junio de 2020, de www.cesim.cl/p3_otras_publicaciones/site/pags/20030523120007.html

Castells, M. (1998). La era de la información: Economía, sociedad y cultura. Madrid, España: Alianza Editorial.

Darraz, F. E. (2013). El concepto globalización: ¿Poblamiento o erosión semántica? La semántica de la globalización en el diario La Tercera, 1999 y 2004. Recuperado 18 de junio de 2020, de https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-04622013000100009

Euronews. (2018). The Rifkin view: «Glocalisation» is the new globalisation. Recuperado 18 de junio de 2020, de https://www.euronews.com/2018/06/26/the-rifkin-view-glocalisation-is-the-new-globalisation

National Geographic Society. (2019). Globalization. Recuperado 17 de junio de 2020, de https://www.nationalgeographic.org/encyclopedia/globalization/

Palacios-Alvarado, W., Prada-Botia, G.C., Laguado-Ramírez, R. (2017). Glocalización: enfoque para la internacionalización comercial en Norte de Santander frente al nacionalismo económico de Estados Unidos. Revista Libre Empresa, 14(2), 69–82 http://dx.doi.org/10.18041/libemp.2017.v14n2.28204

Redrado, M. (2000). Cómo sobrevivir a la globalización. Buenos Aires, Argentina: Prentice-Hall.

Robertson, R. (2000). Glocalización: tiempo-espacio y homogeneidad-heterogeneidad. Zona abierta, (92/93), 213–241.

Zafra, J. M. (2020, 29 abril). «Estamos ante la amenaza de una extinción y la gente ni siquiera lo sabe». Recuperado 11 de junio de 2020, de https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52411543?SThisFB&fbclid=IwAR1TLOIMzPUiwHFY4qr6eFxHCA1qERPeqbrf6aYlmiGeDwQ_PUrNiAd4Erc

--

--