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3 min readMay 26, 2024

La historia oculta de Rosemary Kennedy: Una vida eclipsada por el silencio

Rosemary Kennedy fue la tercera hija de Joseph P. Kennedy Sr. y Rose Fitzgerald Kennedy. Nació el 13 de septiembre de 1918 en Brookline, Massachusetts, Estados Unidos. Desde temprana edad, Rosemary mostró signos de discapacidad intelectual y retraso en el desarrollo.

Rosemary Kennedy

A medida que Rosemary crecía, su familia se dio cuenta de que necesitaba una educación especializada. Fue enviada a escuelas privadas y recibió terapia física y ocupacional para ayudarla en su desarrollo. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de su familia para brindarle la mejor atención posible, Rosemary siempre se sintió diferente y luchó por encajar en un mundo que no estaba preparado para entender sus necesidades.

A medida que Rosemary alcanzaba la adolescencia, sus padres comenzaron a preocuparse por su futuro. Su padre, Joseph P. Kennedy Sr., era un hombre ambicioso y poderoso con grandes aspiraciones políticas para sus hijos. Temiendo que la discapacidad de Rosemary pudiera afectar la imagen de la familia, decidió tomar medidas drásticas.

Rosemary Kennedy

En 1941, cuando Rosemary tenía 23 años, su padre la sometió a una lobotomía prefrontal en un intento de controlar sus emociones y comportamiento. Desafortunadamente, el procedimiento no salió como se esperaba y Rosemary quedó con daño cerebral permanente. Perdió la capacidad de hablar y caminar de manera independiente y tuvo que ser ingresada en una institución psiquiátrica.

La familia Kennedy mantuvo el verdadero alcance de la lobotomía de Rosemary en secreto durante años. Se le dijo al público que estaba en un convento, mientras que en realidad estaba siendo cuidada en instalaciones especializadas. A medida que pasaba el tiempo, Rosemary se convirtió en una figura olvidada en la historia de la familia Kennedy.

Rosemary Kennedy

A pesar de los desafíos que enfrentó durante su vida, Rosemary Kennedy dejó un impacto duradero en la historia. Su tragedia y la forma en que fue tratada llevaron a cambios significativos en la forma en que la sociedad ve y trata a las personas con discapacidades intelectuales. Su historia también sirvió como una llamada de atención sobre los peligros de los tratamientos médicos drásticos y sin fundamentos.

Finalmente falleció el 7 de enero de 2005, a los 86 años de edad. Aunque su vida estuvo marcada por la adversidad, su legado continúa recordándonos la importancia de la empatía y el respeto hacia todas las personas, independientemente de sus capacidades.