365 días en Naranja
Hoy hace exactamente un año que comencé a trabajar en Naranja como Diseñador UI. Personalmente, significó un gran cambio después de 6 años de trabajo freelance, generalmente en solitario, con equipos reducidos o a la distancia.
Naranja es una compañía financiera, bastante tradicional e históricamente reconocida por su Tarjeta de Crédito Naranja. Supo crecer diferenciándose de la competencia, y aliarse a las marcas internacionales para constituirse en la principal emisora de tarjetas de crédito en el país.
Hace poco más de un año y medio, la empresa comenzó un proceso de reconversión y evolución digital, para transformar el core de su negocio y salir a desarrollar nuevos productos. Cuando me ofrecieron el puesto, nadie sabía decirme bien que esperaban de un Diseñador UI. Y buena parte de lo que me cautivó del proyecto fue la posibilidad de construir desde cero un equipo y un modo de trabajo que nos guste.
Este año fue intenso. Tanto, que un chiste interno dice que el tiempo trabajado con metodologías agile se cuenta como el tiempo de los perros: multiplica por 7. Hago hoy un repaso hacia atrás, y no puedo creer que en solo un año haya hecho tantas cosas, pasado por tantos proyectos y que el equipo que integro haya crecido tanto, en tamaño y en calidad.
A veces perdemos noción de que los productos digitales y las plataformas que tocamos, son usadas todos los días por miles de personas. Para pagar sus cuentas, para consultar sus gastos, para contratar nuevos servicios.
Hago un recuento de algunas de las cosas que aprendí durante este tiempo en Naranja. Espero no olvidarlas y seguir aprendiendo en este nuevo año:
Pensé que sabía de UX, pero me di cuenta que no sabía casi nada.
Sumarme a un equipo de gente que hace años viene trabajando en este campo, y con experiencia en empresas tecnológicas, me hizo darme cuenta que las improvisadas entrevistas que yo solía tener con clientes y stakeholders no eran nada. Me enteré que hay cientos de técnicas y herramientas para recolectar información, cada una adecuada a un entorno y momento en particular. Pero, principalmente, aprendí que si no hay un plan, un objetivo y algo a validar, de poco nos sirven los datos que obtenemos.
Hacía tiempo no estaba en un equipo de Diseño que me de feedback sobre mi trabajo.
En mis años freelance, habitualmente trabajaba como único diseñador del equipo, con lo que el feedback que recibía era de clientes o de perfiles relacionados con el negocio y el desarrollo, pero no de mis pares. Volver a desempeñarme en un grupo que participa, opina, critica y responde, me obligó a siempre tener argumentos para poder defender mis posturas, y la suficiente flexibilidad para cambiarlas cuando no eran correctas.
El trabajo multidisciplinario es hermoso y muy educativo, pero puede generar problemas de comunicación.
Uno de los principales retos de este año fue ir encontrando una voz y una manera de llevar adelante la comunicación, no con los clientes de la empresa, sino con mis mismos compañeros (de equipo, de área, de otras áreas). La velocidad del día a día nos lleva a suponer que el otro entiende y sabe las mismas cosas que nosotros, y en realidad, en un entorno corporativo donde cada quien tiene su agenda y sus prioridades, muchos de nuestros mensajes se pierden en el aire si no son claros como el cristal. El lograr desarrollar un “lenguaje común” que pueda ser entendido por todos los perfiles sin llegar a ser condescendiente, fue (y sigue siendo) una tarea compleja.
Extrañaba el contacto humano (ahora extraño el silencio)
Una de las contras de trabajar desde casa, es que si uno no hace un esfuerzo consciente por salir, contactar gente, socializar, es algo que naturalmente no sucede. Volver a trabajar en una oficina, rodeado de gente, significó tener que renovar mi guardarropa (sinceramente, para hacer un sync semanal por Skype no se necesita demasiado outfit) y desempolvar algunas habilidades sociales que tenía casi perdidas: saludar a la mañana, sonreír cuando cruzas a alguien en un pasillo o en un ascensor, coordinar horarios de almuerzo, quedar para un after. Y cuando la gente con la que toca trabajar es buena onda, uno se pregunta, ¿cómo pude estar tanto tiempo alejado de la gente de verdad?(Ahora, a veces me quejo de lo contrario; trabajar en una planta libre, sin divisiones, con cerca de 200 personas, al principio es muy estimulante, pero en algunos momentos se vuelve en contra, y es complicado concentrarse).
Tengo que poder hablar en público
Esto es algo que nunca me salió muy bien, pero podía sobrevivir sin tener que hacerlo. La webcam para las reuniones por videoconferencia me daba una cierta impunidad y siempre está la opción de “la apago a ver si así se escucha mejor”. Pero trabajar de manera presencial y con metodologías SCRUM, hace que no haya escape de tener que pararme adelante de un público improvisado y soltarles algunas palabras. Sea en una daily frente a las 10 personas del equipo o una review especialmente concurrida adelante de los directivos de la empresa, es algo que tuve que perfeccionar. Para obligarme a ejercitar esta habilidad y para sacarme un poco los miedos, fue que durante el año di varias charlas a algunos pocos miembros del equipo, y durante el segundo semestre, di clases de UX/UI.
Pude volver a Diseñar
Este año volví a trabajar de Diseñador. Los últimos tiempos había estado principalmente abocado a hacer desarrollo front end y maquetado, y quería volver a ejercer la profesión que estudié y que me gusta. Y en Naranja he sido (¡y en solo un año!) diseñador en todas sus variantes; hice research, entrevisté usuarios, colaboré en la definición de productos, decidí criterios visuales, inicié un Design System, hice iconos, ilustraciones y animaciones.
Un Design System para Naranja
Una de las primeras tareas que me encomendaron cuando ingresé a la empresa, fue la de iniciar el desarrollo de un sistema de componentes modulares y reutilizables para todas las aplicaciones digitales de la marca. Así nació Zumo, el Design System de Naranja. Pasé de solo haber leído un poco la teoría, a estar coordinando un esfuerzo conjunto para estandarizar el lenguaje visual y la experiencia de nuestros clientes en el mundo real. Encontré el tema apasionante y sé que tenemos mucho trabajo por delante para mejorar lo que ya tenemos desarrollado.
Me siento orgulloso del trabajo que hemos hecho durante el año, estoy contento del lugar en el que estoy y de los equipos con los que estoy trabajando. Doy gracias por haber llegado a este lugar y a seguir aprendiendo cosas nuevas en este año que recién empieza!