El arte Glitch, la naturalidad del error.

Valentina Abad
5 min readMar 27, 2017

--

Así se ven los Glitches.

Los glitches son el producto frustrante de la tecnología. Aunque amamos y vemos a la tecnología y a los aparatos electrónicos como máquinas perfectas, cuando estos fallan queremos deshacernos de ellos y por minutos se convierten en nuestra desgracia. Pero muchos artistas y programadores han aprovechado estos momentos de frustración y desespero para descubrir la belleza del glitch. Ahora son ellos mismos los que causan fallas intencionalmente y manipulan los equipos para crear glitches.

Un glitch podría definirse como un pequeño problema o fallo que evita que algo se realice de manera exitosa o que funcione como debería. Es un error que se produce accidental e inesperadamente. Pero como explica Kim Cascones en su libro “Las estéticas del error”, el error se ha convertido en una prominente estética en la mayor parte de las artes finales del Siglo XX, recordándonos que nuestro control sobre la tecnología es una ilusión y revelando que las herramientas digitales no son tan perfectas, precisas y eficientes como los humanos que las contruyeron. Es por esto que ahora, como producto de estos errores, ha aparecido el glitch art.

El glitch art es una técnica que plasma en cuadros, textiles, vídeos o música el comportamiento inapropiado del software. Esta estética marca de cierta forma la irrupción digital en el mundo físico. Siempre se ha dicho que el arte está en todos lados y esta es precisamente una prueba más de ello. Nunca antes habíamos imaginado ni pensado en la posibilidad de sacar arte de lo que hay dentro de un computador o aparato electrónico, pero este estilo nos demuestra que la tecnología también es frágil y que siempre habrá una estética en lo inesperado.

Alejandro Martinez Gallardo en La nueva estética y el Glitch art (Pasión por la distorsión en el desierto de lo real), escribe que una señal distorsionada o una falla en el sistema nos hacen percibir que hay un sistema detrás y una transmisión de señales artificiales, las cuales generalmente creemos son parte de una realidad meramente aleatoria y sin trasfondo.

El glitch como movimiento o manifestación artística se desprende de lo que se conoce como la Nueva Estética, una corriente más amplia que superpone los espacios de los nuevos medios y de la tecnología digital a los espacios de interacción cotidiana. Felipe César Londoño, en la revista Errata, en Producción artística y nuevas tecnologías describe que “cada vez es más evidente que las tecnologías permean todas las áreas de la vida cotidiana y que ellas generan una hibridación permanente de textos y formas, que propician un diálogo y un debate constante sobre la esencia misma de la creación y la percepción”.

Phillip David Stearns, es un artista y diseñador americano nacido en 1982. Radicado en Brooklyn, NY.

Recibió su MFA en composición musical y medios integrados del Instituto de Artes de California en 2007 y su licenciatura en tecnología musical de la Universidad de Colorado en Denver en 2005.

Su trabajo se centra en el uso de las tecnologías y los medios electrónicos para explorar relaciones dinámicas entre las ideas y el material movilizado dentro de sociedades complejas e interconectadas.

El inicio de todo esto fue gracias a la combinación de circuitos (circuit bending), la que descubrió un día tratando de arreglar sus equipos para grabar música.

Es el creador del proyecto Glitch Textiles, que se desarrolló a partir de lo que comenzó como una exploración de las tecnologías visuales a través de la corrupción del hardware de las cámaras digitales en un proyecto que explora las intersecciones de los textiles con el arte digital.

Este es un proyecto que convierte fallas en la lógica fría y dura de la electrónica digital en objetos cálidos y acogedores como mantas, alfombras, tapetes y más.

Así se ven los glitches en los textiles.

“Los textiles que producimos transforman las sutiles estructuras de nuestra realidad digital en materiales íntimos y táctiles. Nuestros diseños son expresiones del lenguaje abstracto e invisible de las tecnologías digitales. Creemos que el mundo inmaterial del digital tiene una materialidad vital, y que la materialidad tiene el poder de tocarnos y movernos. Es por eso que hacemos Glitch Textiles”, dice Stearns.

También es el creador del proyecto Year of the Glitch, en el que explora diferentes manifestaciones de glitchs (intencionados e inintencionados, creados o encontrados) producidos por sistemas electrónicos digitales. Cada día tenía una nueva imagen obtenida de distintas fuentes: cámaras fotográficas, de vídeo, scanners, pantallas electrónicas, archivos manipulados o dañados, CDs, interrupción de transmisiones digitales, etc.

Su trabajo ha sido exhibido internacionalmente en festivales de arte electrónico, museos y galerías.

Como se expresa en Los trabajadores del arte, entre la utopía y el archivo el arte contempóraneo ya no se basa tanto en la producción de un objeto específico sino que ya es más basada en proyectos y procesos de creación. Esto se ve evidenciado en proyectos como los mencionados anteriormente en los que se da algo que podríamos denominar arte tecnológico. En los que para producir se necesita primero un proceso complejo, como lo es el circuit bending.

En mi opinión, el glitch art, aunque es un arte que trasciende lo tradicional y está enmarcado en lo contemporáneo, es grandioso para el desarrollo de nuevas obras originales artísticas y de expresión. La financiación por multitudes (Crowdfounding) es algo que marca también la diferencia en este proyecto, y nos hace caer en cuenta que es otra forma para sacar adelante las ideas innovadoras. Gracias a esto es que Philip Stearns ha logrado su reconocimiento y el glitch art y los glitches textiles se han empezado a reconocer.

Algo más encuentro en el trasfondo de este arte, y es que del error pueden salir cosas maravillosas como lo que salió del glitch.

--

--