GRIEF.
This is how I felt when I started grieving my father’s death. He died when I was 6 years old. I’m 27 now. I started grieving two years ago and everything felt so strange and overwhelming and big. So big. I made this illustration to express the way I was feeling. The way I still feel sometimes. My perspective on accepting, letting everything fall to pieces, losing control, being completely confused. I have since learned that healing is a process. It takes time. And tears, so many tears. And panic attacks. And not knowing. And living with a huge hole inside you and fading memories. And letting pain go right through you and out. And accepting what is, what was. Accepting this deep, infinite sadness of what will never be. And living. One day at a time. Tiny steps. Forgiving yourself and others. Healing, little by little, one day at a time.
Loss is always hard and confusing. Our experiences and thoughts and feelings are real. We are not alone and we are not crazy. Grief is real.
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DUELO.
Así es como me sentí cuando empecé a vivir el duelo de la muerte de mi papá. Él murió cuando yo tenía 6 años de edad. Ahora tengo 27. Empecé a vivir este duelo hace dos años, todo se sentía tan extraño y abrumador y grande. Tan grande. Hice esta ilustración para expresar lo que sentía. La forma en que todavía me siento a veces. Mi perspectiva sobre la aceptación, dejar caer todo en pedazos, perder el control, sentirme completamente confundida. Desde entonces he aprendido que la sanación es un proceso. Lleva su tiempo. Y lágrimas, tantas lágrimas. Y ataques de pánico. Y no saber. Y vivir con un enorme agujero en mi interior y recuerdos que se desvanecen. Y dejar que el dolor me atraviese y salga. Y aceptar lo que es, lo que fue. Aceptar esta profunda, infinita tristeza de lo que nunca será. Y vivir. Un día a la vez. Dando pasos pequeños. Perdonarme a mi misma y a los demás. Sanar, poco a poco, un día a la vez.
La pérdida es siempre difícil y confusa. Nuestras experiencias, pensamientos y sentimientos son reales. No estamos solos y no estamos locos. El dolor es real.
Ilustración por Vania Vananina
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