La Historia Que No Sabías de Alexandre Dumas y su Padre

Tantas Veces Pedro
6 min readMay 3, 2018

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Retrato ecuestre del general Alexandre Davy Dumas, de Olivier Pichat. Óleo sobre lienzo.

«Nadie ha leído todo Dumas (sería tan imposible como escribirlo), pero todo el mundo ha leído Dumas… Si en este momento — se decía en 1850 — hay en alguna isla desierta un Robinson Crusoe, seguro que estará leyendo Los tres mosqueteros» — André Maurois

He comenzado a releer uno de mis libros favoritos. Los 3 Mosqueteros de Alexandre Dumas.

Esta vez en una edición especial: Los Mosqueteros (Cátedra) que entre mucho contenido, desde filmografía a ilustraciones, destaca un extenso prólogo muy rico en históricos detalles sobre la vida y ascendencia del maestro Dumas.

Específicamente hay un texto que se quedó grabado en mi mente. Este resume el origen de su padre, su vida militar al lado del general Bonaparte y, sobre todo, los escasos pero pregnantes recuerdos que su hijo tiene del poco tiempo compartido con el gran hombre que influyó, en más de una forma, la extensa obra del autor de El conde de Montecristo.

El hijo de un marqués francés y una esclava negra

Entre la nobleza y esclavitud nació Thomas Alexandre (1762), fue el primero de cuatro hermanos mulatos. Y su padre, el marqués Alexandre Antoine Davy de la Pailleterie, lo vendió con pacto de retroventa en Haití.

No fue hasta 1780 que el marqués volvió a comprar a su primogénito, le hizo reunirse con él en París donde finalmente lo reconoció como hijo suyo.

En 1786 el marqués de la Pailleterie contrajo un matrimonio que no resultó del agrado de su hijo. Thomas Alexandre decidió entonces enrolarse en el ejército a los 24 años pero como simple soldado, es decir, renunció a su apellido paterno (de noble) y adoptó el de su madre, Dumas.

Thomas Alexandre Dumas no tardó en hacerse conocido entre sus compatriotas compañeros de armas por su hercúlea fuerza que, entre otras cosas, le permitía, al colgarse de una viga, levantar a un caballo del suelo sujetándolo entre los muslos — cabe mencionar también que estas hazañas físicas no le impidieron aficionarse a la lectura de los clásicos — .

Dumas participó en la revolución Francesa (1792), se volvió coronel a los 30 años. Se casó con Marie-Louise Labouret. El año siguiente fue ascendido a general y tuvo su primera hija, Marie Alexandrine. En 1976 nació su 2da hija, Louise Alexandrine, pero lamentablemente murió a los pocos meses.

Se puso a órdenes del general Bonaparte y fue miembro clave de su campaña de Italia con heroicas hazañas entre las que se cuentan las siguientes:

En una ocasión, al ver que sus soldados se detenían ante una empalizada, los fue lanzando uno a uno por encima de la empalizada sobre un enemigo que, estupefacto, no tardó en rendirse.

En otra ocasión, impidió por sí solo cruzar un puente a todo un escuadrón del ejercito contrario: los austríacos lo apodaron el diablo negro (Schwarzer Teufel).

En 1798 acompañó a Bonaparte a Egipto, pero varios generales comentaban de la absurdidad de aquella campaña en la que sólo veían un medio del futuro emperador para lograr fama y alcanzar sus ambiciones.

Dumas se unió a los descontento y dijo a Bonaparte:

— Por la gloria y el honor de Francia daría la vuelta al mundo, pero si solo se tratara de un capricho de usted, me detendría al primer paso.

— ¿De modo que está usted dispuesto a separarse de mí? — le preguntó el general en jefe.

— Sí, en cuanto crea ver que se separa usted de Francia.

La sublevación del Cairo se dio, Dumas luchó sin descanso y, tras derribar las puertas de la resistencia a cañonazos, él fue el primero en entrar a caballo hasta el último bastión de la resistencia, donde, tras finalizar el enfrentamiento, encontró un gran tesoro que lo entregó íntegro a su general en jefe. Bonaparte, admirado por su valor y agradecido por su generosidad le prometió que inmortalizaría su gran hazaña en un cuadro — lo cumplió, pero 12 años después, cuando recordaba con irritación a este indomable general mulato, hizo pintar en su lugar a un húsar rubio… quizá para contrastar aún más con el verdadero héroe del Cairo — .

Tras la derrota del ejército Francés, Dumas consiguió, tiempo después, los medios para volver a Francia en una embarcación con muchos de sus heridos soldados franceses. Pero al verse forzado a hacer una escala en el reino de Nápoles — entonces aliado con Gran Bretaña — , permaneció encarcelado por 2 años.

Durante este tiempo sus carceleros lo envenenaron lentamente y cuando en 1801 pudo finalmente regresar a Francia, estaba ya medio paralítico y prematuramente envejecido.

Sin salud ni fortuna — y el olvido de parte de Bonaparte — se instaló entonces con su mujer en Villers-Cotterets, donde el 24 de julio de 1802 nació su último y único hijo varón, Alexandre Dumas.

Alexandre solo compartió con su padre sus primeros 4 años de vida.

Pero conservó recuerdos imborrables de un padre por el que sentía un profundo afecto, junto con imágenes fugaces de los semidioses que poblaban el nuevo Olimpo imperial: Pauline Bonaparte, hermana de Napoleón, y Murat. Citando de sus Memorias:

“ «Yo adoraba a mi padre. Quizá, a aquella edad, ese sentimiento que hoy llamo amor no era más que un ingenuo asombro ante aquella hercúlea estructura y aquella fuerza gigantesca que le había visto desplegar en varias ocasiones […]»

«…Todavía hoy, el recuerdo de mi padre, en cada forma de su cuerpo. En cada rasgo de su cara, me resulta tan presente como si lo hubiera perdido ayer; es un hecho, en fin, que hoy le sigo queriendo; le quiero con un afecto tan tierno, tan profundo y tan real como si él hubiera protegido mi infancia y como si yo hubiera tenido la dicha de pasar de esa infancia a la adolescencia apoyado en su fuerte brazo.»

El general Dumas murió el 26 de febrero de 1806. Dos días antes quiso montar a caballo, pero el dolor le hizo desistir de su intento y tuvo que acostarse para no levantarse ya… — su hijo se inspiraría en este episodio para relatar los últimos días de Athos — .

La tarde del mismo 26 llevaron al hijo del general a casa de una prima suya, A medianoche, Alexandre fue despertado por un fuerte golpe que resonó en la puerta de su habitación, a la que se accedía por dos habitaciones consecutivas que estaban cerradas con llave. El niño se levantó y corrió hacia la puerta. Su prima, asustada, le preguntó dónde iba.

— Voy a abrir a papá, que viene a despedirse de nosotros.

Su prima le retuvo y le hizo volver a la cama.

Al día siguiente anunciaron al pequeño Alexandre que su padre había muerto aquella medianoche, y le dijeron que ya no volvería a verlo.

— ¿Por qué no volveré a verlo?

— Porque Dios se lo ha llevado consigo

— ¿Dónde está Dios?

— En el cielo.

El niño cogió el fusil de su padre y empezó a subir la escalera.

— ¿Dónde vas?

— Voy al cielo, a matar a Dios.

Nota: Este artículo resume solo un fragmento del gran contenido encontrado en LOS MOSQUETEROS (créditos de Javier La Orden Trimollet), la magnífica edición que realizó Cátedra (colección Biblioteca Avrea); esta incluye “Los tres mosqueteros” y “Veinte años después”, así como la filmografía completa del ciclo Los mosqueteros y las increíbles ilustraciones de Maurice Leloir y R. de La Nézière.

Somos un grupo de diseñadores, redactores y amantes de lo clásico. En este espacio compartimos historias, análisis y curiosidades del mundo de la literatura y el cine que sean de valor para nuestros lectores.

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Tantas Veces Pedro

Literatura, Cine, Series y Tiras Cómicas. Solía repartir periódicos y leer las tiras de Dilbert en mi ruta. Ahora ya no.