Alejandro Artal Aurusa
1 min readAug 3, 2016

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Gracias por recordármelo, Federico. Dejo el móvil en una ubicación fija, como una herramienta más, aunque sea muy valiosa. Pero es solo una herramienta. A las horas vuelvo y reviso su contenido, como un archivo, o la utilizo para llamar u otra de sus funciones. Y lo vuelvo a dejar en su lugar fijo. No le concedo el derecho a interrumpirme, no estoy a sus órdenes, en un segundo plano. Y no voy a permitir que me tiranice, ni voy a interrumpir la conversación con otro ser humano para obedecer su llamado. Esa falta de educación tan común, a la que nos arrojan los vicios…nuestras debilidades, siempre incómodos, también para los demás.

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