MARVEL’S SPIDER-MAN 2: RAÍCES QUE ARRAIGAN
El siguiente artículo contiene spoilers de la historia del videojuego Marvel’s Spider-Man 2, así como de su primera parte.
En el primer Marvel’s Spiderman de Insomniac, una de las misiones secundarias más sorprendentes eran los puestos de investigación de Harry, una iniciativa que empezó su difunta madre y en las que entraban diversos programas de desarrollo sostenible de Oscorp. Pueden gustar a nivel jugable o no, pero se agradecía un intento de introducir conciencia social en un título de superhéroes mainstream. Sin embargo, jugando me daba la impresión de que Peter hacía esos recados ecológicos porque Harry se lo pidió, no veía una implicación real del personaje en la causa. Pero la secuela ha cambiado eso.
La creación de la fundación Emily-May me parece uno de los mayores aciertos a nivel narrativo de Marvel’s Spiderman 2. El legado de las dos mujeres que criaron a Peter y a Harry cristaliza tanto en una promesa como en el jardín de las mismas instalaciones en las que pretenden cambiar el mundo.
En el caso de Peter, está más que manido el impacto que tuvo la muerte de Ben en su mantra del poder y la responsabilidad, pero a menudo se ignora el papel de May, la mujer que le crio tanto con Ben en la infancia como en solitario tras su fallecimiento el resto de su adolescencia y como puntal de su vida adulta. Uno de los mayores ejemplos de la bondad que inspira a los que le rodean tras su fallecimiento en el Amazing Spider-Man #400, de DeMatteis y Mark Bagley:
Luego llegarían los pasos atrás con el personaje como su lamentable resurrección actriz mediante en primer lugar y que olvidase la identidad secreta de su sobrino tras la madurez a la que le llevó JMS, pero la etapa que vino justo después, el denostado Un Día Más, es la base del legado de solidaridad que ha dejado en los juegos de PlayStation.
El centro F.E.S.T.I.N de Martin Li para ayudar a los más necesitados desapareció fuera de plano en los cómics después de que su fundador se revelase como el villano Mister Negativo, aunque la propia May protagonizó el intento de refundarlo durante la etapa de Nick Spencer. En el primer juego el centro cobra una inusitada importancia cuando Peter le propone a Río Morales que su hijo Miles haga de voluntario allí tras la muerte de su padre. La tristeza y la rabia del adolescente se canalizan a través de ayudar a otros en un momento de crisis, y además forja un vínculo entre él y Peter que le llevará a confiar en él para revelarle sus recién adquiridos poderes arácnidos al final del primer juego, antes incluso de saber que es Spider-Man.
El altruismo de May nos deja a un Peter que usa la ciencia no solo como aspiración vocacional sino como vehículo para intentar hacer del mundo un lugar mejor, cosa que se ha explorado poco en las viñetas (si bien hubo pinceladas cuando estuvo al cargo de Industrias Parker de Dan Slott, cuya etapa en conjunto es una de las piedras angulares de estos juegos).
En lo que respecta a Harry, el legado de los Osborn es un tema tratado hasta la extenuación, mientras que en los cómics su madre era poco más que una figura invisible con apariciones puntuales. Contraponer los propósitos idealistas que Harry hereda de ella con la ambición desmedida que vimos en Norman con su maltrato a Otto Octavius en el primer juego es lo que le vuelve un personaje tridimensional además de un antagonista interesante como Venom.
El final tras la campaña del juego en el que se refunda la Fundación Emily-May a la vez que sus esfuerzos conjuntos (Peter creando un híbrido de la flor y el árbol y Harry con los drones abeja) logran replantar por toda la ciudad la planta que simboliza el legado de May Parker y Emily Osborn es la nota optimista en la que necesitaba terminar Marvel’s Spiderman 2, después de que la oscuridad y los sentimientos negativos estuvieran a punto de arraigar tanto en los corazones de los protagonistas como en Nueva York y el mundo entero. Y eso es lo que me ha encantado del juego y la razón por la que escribo este artículo.
