¿A quién le teme Gildo Insfrán?

Diego Rojas
3 min readMar 27, 2015

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Espionaje y represión son la norma en el régimen formoseño del kirchnerista Gildo Insfrán, que es gobernador desde 1995 y y que forma parte del poder ejecutivo provincial desde 1989. Un verdadero autócrata que cuenta con la venia de la presidenta Cristina Fernández y que no duda en mandar a la policía a espiar o golpear a opositores.

No significó nada para el gobernador formoseño Gildo Insfrán la conmemoración del trigésimo noveno aniversario del Golpe de Estado de 1976. Nada en absoluto. Por el contrario, Insfrán consideró que esa fecha no eludía las posibilidades de la represión. Y así lo hizo: los aborígenes wichís apostados sobre la ruta 81 en la localidad de Ingeniero Juárez fueron apaleados y baleados -con balas de goma- por el personal policial para apartarlos de la ruta en la que se mantenían para demandar por sus derechos. Las banderas decían: “Queremos trabajar”. El mismísimo 24 de marzo de 2015, a 39 años del comienzo de la dictadura la policía los corrió a palos y balas de goma mientras les gritaba: “Indios de mierda”.

Unos días antes había pasado por la región el gobernador Gildo Insfrán, que gobierna Formosa desde hace 20 años. En cierto momento pidió reunirse con los dirigentes indígenas. La reunión se realizó. Los dirigentes agradecieron su presencia y luego le reclamaron viviendas para los suyos. Algo pasó con Insfrán. Perdió la compostura. Les dijo: “Vayan a pedirle a Félix Díaz las viviendas, manga de pelotudos, no a mí”. Y se dio vuelta y se fue. Uno de los presentes, Fernando Albornoz se sorprendió. Dos días después, el 24 de marzo que conmemora la asunción de los militares al gobierno, Gildo decidió reprimir a Albornoz y a los suyos otra vez.

No fue la última represión. Dos días después, el 26 de marzo,volvieron a cargar con sus fusiles porque los wichís -que sobrevivieron al genocidio de la conquista a base de persistencia- decidieron volver al costado de la ruta con sus banderas y reclamar. Hace unas horas.

La persistencia a veces es inútil. Volvieron a la banquina de la ruta. Y volvió la represión. “Pedíamos trabajo, vivienda y planes sociales para la juventud -explica el dirigente Fernando Albornoz-. Pero otra vez nos reprimieron. Hay alrededor de cincuenta jóvenes y hay niños baleados con balas de goma por demandar nuestros derechos”.

“Un compañero perdió un ojo, está internado en estos momentos -dice el dirigente Agustín Santillán-. Nos habíamos instalado en la banquina para que la policía llame a alguna autoridad para que negociemos nuestras demandas, pero nos reprimieron como a perros. El hermano Torres perdió su ojo debido a un disparo, todavía está en el hospital. Y yo que tengo ocho balas de goma, no fui admitido en el hospital porque los médicos criollos me dijeron que hiciera primero la denuncia antes de que me atendieran. Hice la denuncia, pero tampoco me quisieron atender”.

Los aborígenes wichí siguen luchando contra un Estado totalitario y racista que adhiere al kirchnerismo y que no otorga derechos a la población indígena. Un Estado que usa los métodos más violentos para apaciguar las llamas de sus reivindicaciones. Hoy pasó otra vez. Los aborígenes cortan la calle en Buenos Aires y en la ruta 81 en la persistencia del ejercicio de sus reclamos.

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