El Grial secreto de los Merovingios

salvador
34 min readMar 6, 2016

􀂙
Prólogo de
Juan Antonio Cebrián (in memoriam: inolvidable profesional de la radio en su Rosa de los vientos)
“Hace ya algún tiempo mi querido amigo Fernando Jiménez del Oso me trasladó su alegría por la creación de Investigación Abierta, una colección de títulos bajo su estrecha supervisión en la que se pretendía
ahondar en determinados enigmas ocultos por la historia. En
todo caso, una ambiciosa propuesta diseñada para mentes inquietas
y ávidas de conocimientos soterrados por el tiempo o la ignorancia.
Ahora, meses después de la triste desaparición física que no espiritual
del gran druida de la divulgación en nuestro país, es momento
para retomar las riendas de este magnífico proyecto. Para mí es un
honor prologar un texto de la colección y lo hago desde el respeto a
mi amigo con la convicción que esta línea de trabajo debe seguir
como homenaje a su trayectoria vital.
Confeccionar un prólogo es tarea ardua y más si se trata de una
obra interesante como es el caso. Yo le confieso que este libro que
usted tiene en las manos me ha hecho disfrutar por la magnífica
exposición que sus autores ofrecen sobre uno de los enigmas más
incómodos para nuestra cultura judeo-cristiana. Carlos Cagigal y
Alfredo Ros se sumergen como detectives históricos en un capítulo
apasionante de la peripecia humana demostrándonos que su pasión
se puede conjugar perfectamente con capacidad de análisis y amenidad.
Por tanto escribo gozoso estas líneas recordando la sonrisa de
Fernando y la ilusión de Carlos y Alfredo al exponerme en larguísimos
correos electrónicos sus sorprendentes averiguaciones en la
Biblioteca Nacional de París o en diferentes monasterios franceses
sobre uno de los linajes más carismáticos del medievo europeo. En
los últimos años mucho se ha escrito o especulado en torno a los
merovingios y bueno será que tratemos de acotar algunos aspectos
brumosos de esta saga a fin de esclarecer o al menos intentarlo, la
verdad que envuelve esta suerte de gobernantes primigenios de la
actual Francia.
Tras la caída del imperio romano en occidente y con ello sus formas
de gobierno a través de las instituciones creadas durante siglos,
el poder de los bárbaros germanos se extendió durante el siglo V por
buena parte de los otrora territorios bajo la influencia romana. En el
caso de las Galias diversos pueblos como visigodos y francos se asentaron
en aquella latitud dando inicio a una suerte de reinados, los
cuales fueron a la postre el fundamento esencial para el futuro
Estado francés.
La dinastía merovingia quedó instaurada a mediados de esa centuria
con Meroveo alzado en padre de esta saga tan peculiar como
misteriosa, dado que ni siquiera los orígenes del fundador están claros,
aunque sí su reinado que parece haberse producido entre los
años 448 y 457–58 d.C. A él le cupo el honor de haber asistido a la
trascendental derrota de Atila y los hunos, mientras que a sus sucesores
hay que atribuirles otros méritos. Tal fue el caso de Clodoveo I
[481 –511], vencedor de los poderosos alamanes, una tribu que
amenazaba constantemente la frontera establecida por los francos en
los territorios que hoy pertenecen al país germano. Su casi milagroso
éxito sobre la confederación de tribus germánicas provocó su
conversión al catolicismo motivado, en buena parte, por la acción de
su mujer cristiana, la burgundia Clotilde, quien hizo ver a su esposo
que todas las victorias sobre sus enemigos venían dadas por la acción
directa del Dios único y verdadero. Clodoveo se bautizó con absoluta
devoción en 496 recibiendo bendiciones y parabienes del sumo
pontífice romano, el cual consiguió desde entonces el apoyo incondicional
de su nuevo aliado franco. Más tarde, este rey principal para
una dinastía llamada a perdurar más de tres siglos, obtuvo otra
importante victoria sobre los visigodos de Tolosa pésimamente dirigidos
por Alarico II en la batalla de Vouille celebrada en 507 y que
dio al traste con las aspiraciones godas en los territorios galos, dejándoles
relegados a una pequeña franja mediterránea llamada
Septimania y, por supuesto, a la práctica totalidad de la península
Ibérica donde permanecieron vigentes hasta las invasiones musulmanas
de 711.
Pero ¿a qué se debe el inusitado resurgimiento de los merovingios
en nuestros días? La causa debemos buscarla principalmente en la
publicación de libros como El último merovingio de Jim Hougan, El
enigma sagrado de Michael Baigent y Richard Leigh o el nombradísimo
Código da Vinci de Dan Brown , por citar algunas de las decenas
de obras que se han escrito en los últimos años y que han abordado
la sugerente cuestión de un supuesto Santo Grial oculto en la zona
francesa de Languedoc. En esos títulos y en diversas leyendas populares
se relaciona directamente a los merovingios con la custodia física
y espiritual del Santo Grial encarnado en una supuesta descendencia
de María Magdalena y Jesús de Nazaret. Según estas heréticas
conspiraciones la familia real franca estaría directamente entroncada
con este linaje crístico, llegando sus reminiscencias a nuestros días
con varias casas reales europeas resultantes de aquella divina mezcolanza.
En cuanto a los merovingios no podemos asegurar que mantuvieran
esa misión en su tiempo de poder, lo que sí sabemos son ciertos
datos históricos que nos ponen en la pista de unas cabezas coronadas
más pendientes de la holganza vacacional que de sus compromisos
a la hora de dirigir el reino o reinos asignados a ellos. La unificación
territorial bajo los cetros de Clodoveo I o Dagoberto I fue un
mero destello, ya que la posterior disgregación en entidades independientes
como Neustria, Austrasia o Borgoña fue debilitando el
poder real en beneficio de la emergente clase aristocrática representada
fielmente por los mayordomos de palacio. Finalmente, la
influencia, el dinero y el apoyo eclesial y político provocaron la caída
de los merovingios en un golpe que hoy llamaríamos de Estado y
cuyos artífices fueron, como era de esperar, los mayordomos tutores
del país, los cuales crearían una nueva dinastía la Carolingia con personajes
relevantes para la historia europea como Carlos Martel,
Pipino el Breve, Carlomán o Carlomagno, que daría título al nuevo
linaje galo. En cuanto al último merovingio del que tanto se habla y
del que tanto se hablará sólo diré que, lejos de cualquier especulación
imaginativa por parte de autores arriesgados, el auténtico legitimado
para decir que puso fin a esta saga es Childerico III, quien
reinaría entre 742–751, año en el que Pipino el Breve, llamado así
por su escasa estatura, le depuso con la aquiescencia del Papa
Bonifacio, acaso trémulo ante el revelador misterio que guardaban
celosamente los merovingios. Lo cierto es que el último representante
de esta casa real acabó sus días recluido en el convento de Saint
Omer, falleciendo en 755 llevándose el secreto familiar a la tumba,
sin que sepamos con certeza si esa hipotética relación con los des15
cendientes del Mesías salvador se mantuvo con otras sociedades y
órdenes posteriores como cátaros y templarios, o más bien se difuminó
en los cielos del sur de Francia hasta ser resucitado a mediados
del siglo XX, gracias a un extraño invento conocido como Priorato
de Sión y que se arrogó el derecho de ser continuador de la estirpe
merovingia.
En esta obra de Cagigal y Ros, el lector se topará con sorprendentes
revelaciones fruto de largos años de estudio e investigación
y pronto se percatará que en estas páginas se encierra algo más
que un simple ensayo histórico. Por ello le animo a su lectura y a
seguir profundizando en una de las cuestiones más controvertidas y
excitantes de nuestra rancia tradición occidental.”

Nota: El enlace al texto completo, autores y fuente al final. Lo que sigue es un grupo de fragmentos. Punto notable es donde se asegura el fraude del priorato de Sión y su títere mayor, un tal Planchard…
Versiones e interpretaciones del Grial hay muchas, la imagen que sigue es un libro abierto mudo de letras y prolijo en información. Continuará…
Una versión psíquica en 7 idiomas aquí
Como objeto físico el Grial también fue buscado en nuestra entrañable Montsalvat (Montserrat, Barcelona)
Como objeto simbólico las aplicaciones son numerosas. Conformarse con lo que hay antes de dar el salto a niveles más profundos…
“Sobre poco has sido infiel, sobre nada te pondré” dice un axioma escrito al revés.

Video: otro punto de vista sobre la dinastía merovingia

http://love-4-info.blogspot.com.es/2016/03/el-grial-secreto-de-los-merovingios.html

Introducción
Viendo los acontecimientos de estos últimos años, la introducción
sólo puede comenzar de una manera:
EN EL AÑO 1993 hubo un proceso judicial en Francia que, por alguna
extraña razón, no es muy conocido en algunos países. Un polémico
personaje llamado Pierre Plantard y una sociedad secreta conocida
como el Priorato de Sión fueron sentados en el banquillo del
Tribunal de Grande Instance de Le Mans. Pierre Plantard, uno de sus
fundadores y principal representante de esta sociedad, había dejado
su cargo de secretario general en 1984. En el transcurso de 1989
hizo su reaparición con una nueva y regenerada lista de miembros
del Priorato de Sión. Según aparecía en estos documentos, después
de su dimisión fue relevado como Gran Maestre durante el período
1984–1989 por un poderoso empresario industrial llamado Roger-
Patrice Pelat. Este poderoso e influyente empresario era, entre otras
cosas, amigo íntimo del presidente de la República en aquella época,
François Mitterrand, y entre las filas socialistas era conocido como
monsieur le Vice-président. Algunos días antes de su muerte, acontecida
el 7 de marzo de 1989, Pelat había sido inculpado junto a miembros
importantes del partido socialista en uno de los grandes escándalos
financieros y de corrupción que salpicaron la última “etapa
Mitterrand”.
El caso fue instruido por el juez Thierry Jean-Pierre, uno de los
jueces estrella de la época, quien se encargó de presidir y encabezar
la investigación del tribunal. Y lo que tenía que suceder, sucedió.
Pelat aparecía en el proceso como uno de los principales inculpados
y, ante las informaciones en las que se aseguraba que había sido el
responsable del Priorato de Sión, el juez instructor decidió investigar
la supuesta relación de Pelat con esta sociedad secreta. Dictó
orden de registro de todas las propiedades de Plantard y la sede del
Priorato, que en realidad era el domicilio de Plantard, y la incautación
de toda la documentación. Todo fue requisado: la documentación
interna de la sociedad secreta, los documentos sobre los merovingios
y el rey perdido, y todo el material escrito sobre el que
Plantard se sustentaba para autoproclamarse «el verdadero rey de
Francia». La documentación que estaba depositada en la Biblioteca
Nacional de París también fue requisada.
Cuando en la instrucción del caso el juez analizó todo el material,
la historia de Plantard y el Priorato de Sión le llamó mucho la
atención. Ya no sólo era que no encontraba conexión ni lógica a una
supuesta relación entre Roger-Patrice Pelat y el Priorato de Sión,
sino que muchos de los documentos en los que se apoyaban parecían
fraudulentos. Al margen del proceso dictaría orden de detención
contra Plantard, que durante cuarenta y ocho horas fue interrogado
sobre toda su historia y la supuesta relación que tenía Pelat en ella.
Al principio del interrogatorio, Plantard mantuvo toda la versión
sobre Pelat, el Priorato y los merovingios. Sólo cuando el juez
Thierry Jean-Pierre le señaló que todos los documentos que había
requisado habían sido examinados y eran fraudulentos, las genealogías
y manuscritos antiguos apenas tenían unas décadas de elaboración,
y que él y su sociedad secreta incurrían en delito por falsedad
en documento oficial, entre un sinfín de delitos, se derrumbó para
luego decir «yo me lo he inventado todo». Y comenzó a relatar y
declarar pormenorizadamente cómo él y su fiel amigo Philippe de
Chèrisey habían creado todo el montaje: el Priorato de Sión, la historia
de los merovingios, la documentación. Todo se lo habían inventado
con un solo objetivo: el beneficio personal.
“Había tres María que caminaban todo el tiempo con el Amo:
su madre, su hermana y la Magdalena, ella que es llamada su pareja”.




Jesús y María
Magdalena: el
gran misterio
del cristianismo
CUENTA UNA LEYENDA MEDIEVAL de tradición francesa que,
después de la muerte de Jesucristo, María Magdalena y
sus hermanos Lázaro y Marta huyeron de Jerusalén
hasta llegar a Marsella…
SE ESTABLECIERON EN LA REGIÓN MEDITERRÁNEA DE PROVENZA, en una
de las numerosas comunidades judías que había repartidas por todo
el sur de la Galia. Entre los brazos de María Magdalena venía su
pequeño hijo, un niño del que la leyenda dice descendieron los
merovingios, unos reyes que, siglos más tarde, gobernarían Francia
durante doscientos cincuenta años.
En los últimos años de su vida, la Santa habría ayudado en la evangelización
del sur de la Galia romana, y después se habría retirado a
una cueva del macizo de Sainte Baume. La tradición dice que murió
en brazos de San Maximino, obispo de Aix-en-Provence. Las reliquias
que portaba fueron conservadas en un sarcófago, y luego, sobre
el año 710, enterradas para ocultarlas de las huestes sarracenas.
Desde entonces estuvieron perdidas, hasta que en 1279, Carlos II de
Anjou las «descubrió». El Papa Bonifacio VIII y el rey de Nápoles y
Sicilia decidieron construir una basílica dedicada a la Magdalena,
donde serían depositadas. En el pueblo medieval de Saint Maximine
se construiría, sobre una antigua iglesia de época merovingia, la basílica
de Sainte Marie Madeleine. En su pequeña cripta del siglo VI se
dice que se encuentran los restos mortales de la Santa y sus reliquias.
Hasta aquí todo bien. Sólo es una de las innumerables leyendas que
existen en la historia del cristianismo. El verdadero escándalo con
repercusiones mundiales vino hace unas décadas, cuando algunos eruditos
e investigadores de la llamada «historia oculta», aseguraron que
ese hijo podría haber sido fruto de un matrimonio entre Jesús y María
Magdalena. Y con la aparición de esta teoría, surgió un lío de dimensiones
inimaginables hasta ese momento. Ya no era solamente que esta ferviente
seguidora del Mesías hubiera tenido hijos, según su religión cosa
casi obligatoria en la época, y que de estos hubieran descendido los
reyes merovingios; sino que se hablaba de la posibilidad de que
Jesucristo hubiera estado casado y tenido descendencia, con lo que se
tocaba uno de los pilares fundamentales de la iglesia católica.
¿Jesucristo pudo estar casado? ¿Pudo tener hijos? ¿Y hermanos?
La posición oficial de la iglesia católica es clara: NO. El Mesías no
pudo tener hermanos, y mucho menos esposa e hijos. Jesucristo fue
enviado por Dios para salvar al mundo de sus pecados, nació por
obra del Espíritu Santo de una virgen, fue un ser divino, no humano,
y un ser puro. Y esta es la posición que ha mantenido durante los
mil setecientos años de su existencia.
¿Qué es lo que nos dice la historia? En contra de la posición religiosa,
según el contexto histórico, político, social y religioso de la época,
Jesucristo debía estar casado y tener hijos. Incluso dada la rigurosa
observancia de la religión hebrea, los seguidores de la Ley de Moisés
estaban casi obligados a casarse y tener descendencia. Hay un dato
importantísimo que no se tiene muy en cuenta: Jesucristo fue judío, no
cristiano, y no predicaba una nueva religión, sino que interpretaba de
una nueva forma las doctrinas hebreas.
Por otra parte podemos encontrar varios documentos de época
que dejan en una posición realmente delicada los principios teológicos
de nuestra iglesia: las fuentes clásicas, los evangelios canónicos y
los evangelios apócrifos.
La iglesia católica se apoya en los evangelios canónicos, los que
para ella son los únicos y verdaderos, para demostrar que Jesús como
hijo de Dios y ser divino en ningún caso tuvo hermanos, esposa o
hijos, aunque son estos mismos textos sagrados los que inducen a
pensar lo contrario.
“Dijo, pues, el rey Clodoveo a los suyos: ‘No soporto que esos
arrianos ocupen una parte de las Galias. Vamos, con la ayuda de Dios y,
después de haberlos vencido, hagamos esa tierra nuestra”

Dinastía
merovingia.
Una estirpe
descendiente
de dioses
LA LEYENDA: El nacimiento de la dinastía merovingia está
envuelto en la más pura mitología…
CUENTA LA LEYENDA QUE MEROVEO había sido concebido de dos
padres: estando su madre encinta del rey Clodion, un día, mientras
se encontraba nadando en el mar, fue seducida y tomada por una
extraña criatura marina «Bestea Neptuni Quinotauri Similis»15. Como
resultado de esta doble fecundación, Meroveo nacería dotado de
unos impresionantes poderes sobrenaturales.
A lo largo de toda su historia, a los reyes merovingios se les atribuyeron
toda clase de poderes sobrenaturales, y durante su existencia
gozaron de una especie de aura místico-divina. Decían ser descendientes
de dioses, y en sus reinos desarrollaban una figura única
de reyes-sacerdotes. El cabello era el símbolo de su propia fuerza, al
que consideraban la fuente de todos sus poderes. Cuanto más largos
y fuertes eran sus cabellos, mayores poderes sobrenaturales adquiría
el rey. Se les creía capaces de comunicarse con los animales a través
de una telepatía divina, curar por imposición de las manos. La leyenda
decía que los primeros reyes merovingios tuvieron una extraordinaria
longevidad.
Como los merovingios creían que el cabello era la fuente de todos
sus poderes, eran muy reacios a cortarse sus largas melenas, y el
hecho de que fueran tonsuradas equivalía a la abdicación, ya que
desde ese mismo instante dejaba de estar en contacto lo humano y
lo divino, con lo que el rey también dejaba de desempeñar su labor
principal de rey-sacerdote.
El contexto mitológico de la época, los elementos legendarios de
ser descendientes de dioses y los poderes sobrenaturales atribuidos a
su estirpe, que constituían los principales mitos de esta dinastía,
hacían que los merovingios fueran tratados en sus reinos como verdaderos
semidioses. Sin embargo, había algo que los diferenciaba
claramente de los héroes mitológicos griegos o romanos: ellos sí eran
reales. Y en muchos aspectos, la figura del sacerdote se asemejaba a
la figura de los antiguos druidas celtas y germanos, iniciados en teología,
astronomía, ciencias naturales y medicina. En el plano mítico,
ninguna estirpe de reyes es comparable a la dinastía merovingia.
Se les nombraba reyes
casi desde su nacimiento y
automáticamente, sin que se
celebrara ningún ritual o
ceremonia de unción, detalle
a tener en cuenta y al que
nos referiremos más adelante.
Valerosos guerreros, algunos
reyes merovingios fueron
verdaderos maestros en
el arte de la guerra y la política.
Como muestra de su
poder, practicarían la poligamia
incluso después de
haberse convertido al cristianismo.
Aunque su nacimiento
fue mágico y legendario, esta
dinastía de reyes ha sido
sometida a un desacreditamiento
injustificable debido
a intereses particulares.
Tachados de asesinos, dictadores,
herejes, y en el caso de los últimos merovingios, de reyezuelos
o reyes haraganes. Sin embargo, la historia nos demuestra lo contrario,
los soberanos merovingios que en edad adulta llegaron a
gobernar demostraron tener sobradas capacidades de administración
y, sin duda, también fueron buenos jefes militares.
San Gregorio de la Tours, el historiador malo
de los merovingios
NO DEBEMOS CREER INDISCUTIBLE TODO lo relatado en crónicas y
anales de época. Los historiadores religiosos del alto medievo ten.
dían a encumbrar a la más sublime de las alturas a los fervientes
defensores de la iglesia cristiana. Pero también tendían a desacreditar,
directa o indirectamente, a cualquier personaje importante
que la pudiera poner en entredicho de una u otra manera. Entre
los historiadores de la época que han intentado desacreditar a la
estirpe merovingia, el mejor ejemplo lo encontramos en la figura
de San Gregorio de la Tours. En su prestigiosa Historiae Francorum16,
textos que evidencian su falta de imparcialidad debido principalmente
a motivos político-religiosos, somete a un brutal descrédito
a todos los monarcas.
Su familia pertenecía a la clase aristocrática originaria de
Auvernia. Había sido educado por un obispo y, una vez tomó los
votos religiosos, pasó a pertenecer a la diócesis más importante de la
Galia. Gregorio de la Tours creció con un especial resentimiento
hacia la dinastía merovingia y los francos, pueblo bárbaro que había
arruinado la vida de su familia. Motivos no le faltaban: su familia, de
clase senatorial galorromana, fue una de las más perjudicadas tras las
invasiones bárbaras, pues perdieron gran parte de sus privilegios en
favor de los soberanos merovingios y su nobleza franca.
El contenido y las anotaciones de su Historiae Francorum procedían
de sus lecturas, así como de historias que escuchaba de terceras
personas o de los peregrinos que acudían a su diócesis. Gracias a su
obra, Gregorio de la Tours ha contribuido de forma decisiva a la mala
imagen de los soberanos merovingios. Sin embargo, lo cierto es que
algunas realidades históricas podrían haber sido ocultadas o desnaturalizadas
intencionadamente por este singular personaje.
¿Qué es lo que nos dice la historia? Contradiciendo a San
Gregorio, las fuentes y documentos de la época nos dicen que algunos
reyes merovingios han sido considerados históricamente reyes
muy cultos. Para el buen gobierno de sus reinos, implantaron los
principios del sistema feudal, desarrollando una moderna ley agraria
y ganadera para la época. Crearon la figura nobiliaria del conde, sustituyeron
el costoso papiro europeo por el económico y de mayor
calidad pergamino árabe, y mantuvieron un comercio regular con
todas las regiones del Mediterráneo, Hispania y Britania. También
conviene precisar, en contra de lo que diversos eruditos e historiadores
han intentado predicar deliberadamente haciendo gala de su
interesada parcialidad, que fueron tolerantes con las doctrinas religiosas
establecidas en sus territorios: cristianismo, judaísmo, arrianismo,
sin olvidarnos de la iglesia celta. Hasta que la iglesia de Roma
consiguió ejercer la presión suficiente, y comenzaron la conversión y
persecución de estos pueblos. Negociaron alianzas matrimoniales
con alamanes, burgundios, bretones y visigodos, al igual que guerrearon
con ellos. Finalmente, sufrirían la mayor usurpación al poder
establecido conocida en los reinos cristianos, en lo que sería el primer
gran pacto político, para derrocar a un gobierno legítimo, de la
alianza iglesia-estado.
Primeros reyes merovingios
CON EL NOMBRE DE FRANCOS se designaba a una serie de pueblos celtas
y germanos, y su origen es una de las cuestiones más debatidas
entre eruditos e historiadores18. Su traducción popular «hombres
libres», explica la formación de este pueblo a partir de grupos étnicos
fragmentados, escindidos de tribus celtas y germánicas, que
englobaban toda una serie de etnias (camavos, catuarios, salios, tencteros,
etc.).
“Una de las dinastías más heroícas, y posiblemente
tambien una de las más desconocidas”

Los
Guilhemides,
una dinastía
de héroes
DINASTÍA GUILHEMIDE: Cuando comenzamos la investigación
nos encontrábamos en la ciudad de Toulouse, ciudad
situada al sur de Francia, perfeccionando nuestros
estudios sobre las regiones medievales de Toulouse y
Languedoc: historia y geografía medieval, dinastías de
época establecidas en toda la región de Occitania, literatura
medieval y ciclos de los cantares de gesta…
HEMOS REALIZADO UN ESTUDIO HISTÓRICO de las que, creemos, han
sido las dinastías medievales de más prestigio que gobernaron estas
regiones: las de Toulouse, Guilhemide y Trencavel, sin duda las
estirpes más poderosas establecidas entre los siglos VIII y XIII.
Uno de los personajes históricos de estas célebres dinastías en el que
centramos nuestro estudio más serio y riguroso resultó ser un hombre
en el que se conjugan la historia y la leyenda: el conde Guillermo de
Orange, uno de los grandes héroes de la época medieval.
¿Por qué elegimos a este personaje? Sin duda por su significado
histórico y su controvertido pasado. Para un historiador es difícil
abstraerse de las últimas teorías que han aparecido sobre la incomparable
figura de Guillermo de Orange. Héroe legendario de la talla
del Cid Campeador, Godofredo de Bouillon, o Guillermo el
Conquistador. Su prestigio como guerrero quizás se vio un poco
oscurecido debido a que sus proezas tuvieron que coexistir con las
hazañas del que, muy probablemente, ha sido el mayor héroe de toda
la cristiandad: Carlomagno.
La vida de Guillermo, su pasado y sus orígenes, han estado sometidos,
con mayor o menor acierto, a innumerables discusiones entre
eruditos e historiadores a lo largo de décadas.
Sin embargo, de lo que no hay duda es que la historia del legendario
Guillermo de Orange y de otros miembros de su linaje tiene aún
capítulos, sin duda muy oscuros y misteriosos, por escribir. Ese fue el
motivo por el que nos propusimos llevar a cabo una exhaustiva investigación
histórica: su familia, sus parientes y descendientes. Y, sin duda,
el punto más controvertido de su vida actualmente: sus orígenes.
¿Y por qué? Porque los oscuros caminos que siguió su dinastía
hasta aparecer en la historia están inexorablemente ligados a una
fuente común tan legendaria como polémica.
Guillermo de Orange
Descendía de una familia de la alta nobleza, fue hijo de
Theodorico, un poderoso conde de Borgoña, Sajonia y Autún, y de
Auda Martel, hija de Carlos Martel, el famoso maire du palais que
rechazó a los musulmanes en la batalla de Poitiers (732). La historia
nos dice de este héroe que poseía sobresalientes dotes militares y
diplomáticas, que era un hombre de fuerte personalidad y que tenía
una notable formación cultural para la época. Realizó sus primeras
campañas militares contra sajones y sarracenos de Al-Ándalus bajo
las órdenes del rey Carlomagno, de quien era primo. Demostrada su
valía, Carlomagno le confiaría el gobierno de las regiones de
Toulouse y Aquitania, cumpliendo las órdenes de contener las rebeliones
de vascones y crear una franja de seguridad entre los sarracenos
de Al-Ándalus y los territorios francos, la que años después sería
llamada la Marca Hispánica.
Hombre de guerra, en sus inicios militares luchó contra las incursiones
sarracenas en la Septimania (Languedoc y Gerona actual), y
reconquistó las ciudades medievales de Nîmes y Orange. Batallas que
por su coraje y valentía, hicieron de Guillermo de Orange uno de los
grandes héroes de la época. Se convirtió en un caballero de reconocido
prestigio en el reino, un señor feudal admirado por sus vasallos,
y un guerrero muy temido por sus adversarios.
En Guillermo confluyeron todas las virtudes necesarias para ser
caballero de romances, y a su persona serían dedicados numerosos
cantares de gesta38, tan aclamados en sus dominios que llegaron a
producir culto popular, y las famosas historias del gran héroe serían
transfiguradas en epopeyas. Su forma de vida debió de ser digna de
admirar en una época tan cruel.
Cansado de largos años de lucha, y con la Marca Hispánica creada,
Septimania y Gothia pacificadas, decide abandonar toda una vida
dedicada a la guerra para consagrar a Dios los últimos años de su
vida. Abdica de todas sus posesiones en favor de su hijo primogénito
Bernardo de Septimania, y toma los votos religiosos en el monasterio
benedictino de Aniane (806)39.
La historia y la leyenda aportan, cada una, su respuesta. La primera
es sencilla en su perspectiva medieval: la vocación monástica. La
segunda, romántica: una gran pena de amor.
Dos años antes de su retiro había fundado un modesto monasterio,
situado en el valle de Gellone, pueblo natal de Guillermo, en
donde después vivirá recluido hasta el día de su muerte, acaecida el
28 de mayo del año 812.
Hacia el año 1120, los monjes de Gellone, para satisfacer la
curiosidad de los peregrinos hacia Guillermo, redactan su biografía,
titulada Vita Sancti Willelmi, en la que ahondaban en detalles
históricos y hagiográficos sobre su vida40. Según nuestros estudios
iniciales, esta biografía estaba basada en una biografía original
(812) realizada por los monjes de Gellone en reconocimiento a su
benefactor.
De la obra original poco sabíamos. Parecía responder al deseo del
monasterio de reconocer la importancia de su benefactor. También
sabíamos que la Vita Sancti Willelmi estaba fundamentada en esa fuente
original. Los monjes de Gellone habían incluido en ella los datos
esenciales de su vida, y crearon las famosas epopeyas de Guillermo,
a fin de ensalzar la figura de este célebre personaje. De todas maneras,
semanas después, en Gellone, encontraríamos las respuestas a
todas nuestras dudas.

LOS GUILHEMIDES, UNA DINASTÍA DE HÉROES
PARA INVESTIGAR AL FUNDADOR DE LA DINASTÍA GUILHEMIDE, lo primero
que hicimos fue visitar el monasterio de Gellone. Planificamos
nuestro traslado desde la ciudad de Toulouse hasta la pequeña localidad
de Gignac, a diez kilómetros del pueblo medieval de Saint
Guilhem le Desert, y nos alojamos en el hotel Vieux Molin.
El monasterio benedictino de Gellone está situado en la región
languedociana, a cuarenta kilómetros en dirección noroeste de
Montpellier, en el corazón mismo de las gargantas de Herault. El
pueblo, desarrollado alrededor del monasterio, tomará a principios
del siglo XIII el nombre de Saint Guilhem le Désert, en honor a
Guillermo.

La
dinastía de
Toulouse
ENTRE LOS SIGLOS X Y XIII, en el sur de Francia y noreste
de España existieron unas ricas regiones en las que la
mentalidad político-religiosa estaba abierta a influencias
múltiples, y el espíritu de tolerancia permitía que todo
tipo de ideas intelectuales y artísticas florecieran…

UNA DE LAS REGIONES QUE FOMENTARON ESTAS LIBERTADES fue el poderoso
condado de Toulouse, lo que actualmente es la región francesa
de Midi. Las libertades políticas y religiosas que consintieron los
grandes barones feudales permitirían que todas las regiones de
Occitania, esto es, Toulouse, Languedoc, Provenza y el norte del
reino de Aragón fueran, con diferencia, las regiones más desarrolladas
de toda la Europa medieval.
La dinastía de Toulouse fue una de las dinastías que hizo posible
estos importantes avances sociales. La ciudad de Toulouse de los
tiempos de Raimundo V y VI (1148–1207) era, según escritos de la
época, la ciudad más prestigiosa de Occidente después de Venecia y
Roma. Sus escuelas eran comparadas con las de Narbonne,
Montpellier y la de Toledo, en tiempos de Alfonso X el Sabio.
Después de que Carlos el Calvo anulara los privilegios y beneficios
feudales sobre este poderoso condado a la dinastía Guilhemide, con
los condes Fredelon y Raimundo de Rouergue comienza la dinastía
hereditaria de los condes de Toulouse94. Sus sucesores harían de este
condado un reino en realidad independiente. Tuvieron entre sus
vasallos a los poderosos condes y vizcondes de Lautrec, Albi, Béziers,
Carcassonne, Nîmes, Rouergue y Montpellier95. Al condado de
Toulouse y sus dominios originales en Rouergue, unirían paulatinamente
inmensas posesiones obtenidas por guerras y alianzas matrimoniales
en la región del Languedoc, y el marquesado de Provenza,
que entraría en el patrimonio de la casa tolosana por el matrimonio
de Guillermo Taillefer y Emma, única heredera del conde de
Provenza. En estas regiones serían frecuentes las disputas con sus
vasallos naturales en el Languedoc, los Bernardo-Atón y la dinastía
Trencavel; y en Provenza, donde sus aspiraciones expansionistas chocarían
frontalmente con los intereses de los reyes de Aragón y sus
vasallos, los condes de Barcelona.
De todos los condes tolosanos, Raimundo IV de Saint Gilles es,
muy posiblemente, el personaje histórico más famoso. Fue uno de
los héroes de la Primera Cruzada. Antes de abandonarlo todo para
embarcarse en la aventura de recuperar Tierra Santa para el cristia-
nismo, el conde Raimundo había diseñado un ambicioso proyecto de
expansión mediterránea por toda la región de Occitania. Este proyecto
de expansión territorial sería continuado por sus sucesores,
hasta que las ambiciones de los tolosanos se vieron truncadas por
uno de esos sucesos que ha quedado escrito en la historia para vergüenza
de todos: la cruzada albigense.
Durante el gobierno de Raimundo V y VI, las regiones Toulouse,
Provenza y Languedoc se encontraban en su máximo esplendor.
Raimundo V de Toulouse era el soberano más poderoso de Occitania
y uno de los hombres más influyentes de todos los reinos cristianos.
La Toulouse del conde Raimundo «el buen conde Raimundo»96, era
la metrópoli por excelencia de la cultura occitana. A la libertad política,
social y religiosa en sus dominios se unía un gran florecimiento
cultural. Era la época de apogeo de poetas, juglares, trovadores, del
espíritu caballeresco y el amor cortesano97.
La cruzada religiosa
A LA TOLERANCIA RELIGIOSA QUE EXISTÍA en las regiones de Toulouse,
Provenza y Languedoc entre cristianos y judíos, se unirían los movimientos
religiosos cátaro (s. XI) y valdense (s. XII). Sin embargo, esa
tolerancia religiosa no era bien vista desde el estamento más poderoso
de la época. Un estamento político capaz de movilizar a masas,
poner y quitar reyes o provocar guerras atendiendo a sus intereses
personales. Sí, hablamos de la iglesia católica.
Con este escudo también se
identificaría a los adeptos del
movimiento religioso cátaro.
“La manipulacion interesada jamás permitirá descubrir el
verdadero significado de uno de los grandes misterios de la historia”

El
Santo Grial

EL ENIGMA DEL SANTO GRIAL es uno de los grandes misterios del cristianismo,
y el secreto que esconde ejerce una fuerte atracción sobre
los amantes de la historia oculta. Mientras otros enigmas y misterios
caían en el olvido, el Santo Grial ha pasado a ser mito y leyenda de
la cultura occidental, ocupando un lugar privilegiado en la historia.
Ninguno conocido es comparable.
El Santo Grial es generalmente identificado como el cáliz que utilizó
Jesucristo en la Última Cena, una copa en la que José de
Arimatea recogió unas gotas de su sangre, una búsqueda hacia la perfección
personal o una corriente mucho más polémica en la que se
escondería el secreto de Jesucristo y de un posible linaje mesiánico.
Sin embargo en el último siglo y medio también ha sido identificado
con un sinfín de objetos y formas: la Lanza de Longinos, la Corona
de Espinas, el Santo Prepucio de Jesucristo, los clavos de la
Crucifixión, los trozos de la Vera Cruz, de los que si se reunieran los
existentes se podría reconstruir la Armada Invencible, la Sábana
Santa, el Arca de la Alianza, la Mesa de Salomón, o un libro sagrado
que contendría las enseñanzas secretas de Jesucristo. Miles de griales
se reparten por todo el orbe cristiano. También infinidad de cuencos,
platos, bandejas y piedras, han sido identificados como griales
célticos, bizantinos, britanos, francos, germanos o visigodos. Hay
quien ha llegado a afirmar que cualquier copa, cuenco o relicario con
un propósito sagrado es un Santo Grial. Pero la única realidad es que
después de siglos y cientos de investigaciones históricas, nadie puede
asegurar qué es el Santo Grial y cuál es el secreto que guarda. Su verdadero
significado permanece oculto, y las distintas identificaciones
posteriores sólo han servido para aumentar la confusión. Tampoco
existe una imagen concreta y definida, aunque todas las fuentes de
época tratan el secreto como algo profundo y misterioso. Su verdadero
significado es el secreto mejor guardado.

La posición de la iglesia católica
DESDE SU APARICIÓN, LAS PRIMERAS HISTORIAS escritas del Santo Grial
han sido muy molestas para la iglesia católica por sus raíces heréticas.
Y aunque ya desde la época medieval nuestra iglesia hizo verdaderos
esfuerzos por asociar el símbolo al cáliz de la Última Cena, el
único Grial santo aceptado por Roma, la copa de José de Arimatea,
la búsqueda del Grial y la Sangre Real de una posible descendencia
mesiánica, fueron las versiones originales que identificaban el misterio
con algo concreto. Y también las que en la actualidad gozan de
más adeptos.
Este ha sido un auténtico triunfo de la historia medieval, si tenemos
en cuenta que la iglesia católica fue durante siglos el mayor
poder político y mediático, y podía permitirse adoptar, transformar
o eliminar en su propio beneficio cualquier corriente o pensamiento
que contradijera su doctrina
religiosa.
La Divina Comedia de Dante Alighieri en París (1318), o las Elegías de Ovidio
en Roma (1497) fueron algunas de las obras declaradas lecturas herejes y
quemadas por la Inquisición. El sistema que los inquisidores dominicos
utilizaban en caso de duda era infalible: la obra era arrojada a la hoguera. Si
era consumida por el fuego, se confirmaba que se trataba de una lectura que
contradecía los principios religiosos.
Si en cambio no se quemaba, podria tratarse incluso de una lectura sagrada.
El daño que han producido en la historia y literatura medieval es
irreparable, cientos de obras han desaparecido, las fuentes eran evangelios apócrifos139, no canónicos, y en algunos
relatos se abogaba por una relación directa de los hombres con Dios
sin mediación de la iglesia, lo que bajo ningún concepto podía ser
aceptado por la Santa Sede.
Sin embargo, aunque la iglesia católica intentó por todos los
medios convertir al Santo Grial en el cáliz de la Última Cena,
resulta evidente que cuando aparecieron los primeros relatos no
era identificado con ese objeto sagrado. Nada más alejado de la
realidad. Su explicación sobre este enigma es, cuando menos,
interesante. Aunque lo que no deja de ser sorprendente de la versión
religiosa es la ausencia de alusiones en la historia sobre algo
llamado Santo Grial. La iglesia católica jamás hizo alguna referencia
de un supuesto objeto tan importante y venerado, ni para confirmar,
ni para negar su existencia, hasta la aparición de las primeras
historias. Ni una sola referencia. Realmente resulta insólito
que desde la muerte de Jesucristo hasta la aparición de los primeros
relatos «sólo» transcurrieran doce siglos, en los cuales no existe
ningún dato histórico o referencia de la iglesia cristiana, fuente,
documento de época, o alguna mínima alusión, que hable de
un objeto tan sumamente importante para todo el cristianismo. A
no ser, claro, que cuando aparecieron las primeras historias en
Roma no tuvieran la más remota idea de lo que era y significaba.
La Santa Sede las ignoró por completo hasta que fueron muy
conocidas en todos los reinos cristianos. Tan pronto como se
popularizó la leyenda, y en Roma se dieron cuenta de lo perjudicial
que podía ser para sus propios intereses, comenzaría a divulgarse
por todo el orbe cristiano la versión del cáliz de la Última
Cena. En poco tiempo la versión oficial adoptada por la iglesia
católica se haría la más difundida, y sin conocer realmente su verdadero
significado, comenzarían a aparecer multitud de cálices
que pretendían ser el único y verdadero. Desde ese momento, y
hasta finales del siglo XVIII, la historia y la evolución del enigma
ha intentado ser controlada y administrada según las doctrinas
religiosas.

EL SANTO GRIAL
La manipulación interesada del enigma
LOS ORÍGENES DEL SANTO GRIAL han sido muy estudiados y debatidos
en este último siglo y medio. Aunque las primeras fuentes de época
datan de finales del siglo XII, en la época de apogeo de poetas, juglares,
trovadores, del código caballeresco y amor cortesano, algunos eruditos
han hablado de sus orígenes y raíces celtas, otros de los bizantinos
o judíos, o quienes hablan incluso de los egipcios.
Qué decir también de las manos intencionadas que han intentado
beneficiarse de este misterio. Varios han sido los sucesos y acontecimientos
históricos que han servido para confundir, enturbiar y enmarañar
la historia y la leyenda del Santo Grial. La Santa Sede, la abadía
de Glastonbury, los monjes cistercienses, escritores como Thomas
Malory, o historiadores más actuales como Arthur J. Zuckerman141 y
Andrew Sinclair142, han conseguido enredar la historia del Grial hasta
límites insospechados. Porque lo que importa no es descubrir su verdadero
significado, sino intentar beneficiarse del misterio. Para la iglesia
católica, el único Santo Grial verdadero fue el cáliz del que bebieron
Jesús y sus discípulos en la Última Cena. Según la leyenda de tradición
inglesa, también sería la copa en la que José de Arimatea recogió
algunas gotas de sangre de Jesucristo. Para muchos eruditos, el
enigma no escondería más que el secreto de un linaje descendiente de
Jesucristo. Para aquellos a los que no convence ninguna de estas
corrientes, sería una búsqueda hacia la perfección interior: la búsqueda
del Grial. Algunos investigadores han intentado buscar sus orígenes
en la mismísima ciudad de Troya. Otros han cometido errores muy
graves que han contribuido a enredar más, si cabe, el enigma. Todas las
teorías tienen su fundamento, aunque algunos problemas en la investigación
han favorecido que existan errores muy comunes y se haya
mezclado todo entre sí. Amén de las teorías de algunos autores «alegres
», que presentan como verdades históricas cosas que carecen de
toda verosimilitud y razonamiento.
Objeto sagrado, símbolo de sabiduría, abundancia, garantía de salud
y vida eterna. Un linaje sagrado descendiente directo de Jesucristo. Una
“Donde quiera que luchó, no lo dejó abandonado su corazón. Era
como forjado de acero y consiguio en victoriosos combates muchos títulos de
gloria. Saludo al héroe, a quien miraban dulces los ojos de las mujeres,
cuyos corazones llenaba de añoranza, y quien
cuidadosamente huía de toda mala acción.”
I
Parzival
WOLFRAM VON ESCHENBACH
SIN DUDA, NOS ENFRENTAMOS al autor más enigmático de la
época medieval. Originario de Eschenbach, pequeño
pueblo cercano a la localidad de Ansbach, en la histórica
región alemana de Baviera, realmente se conoce muy poco sobre él.
LAS FECHAS DE SU NACIMIENTO Y MUERTE son inciertas. La historia y la
literatura comparada nos dicen que debió de vivir entre los años
1170 y 1220, aunque los años de vida no pueden ser determinados
con certeza absoluta a través de la cronología de sus obras. En todo
caso debió morir después del fallecimiento de su mecenas Hermann
de Thuringia (1217), ya que en su obra Willehalm alude al fatídico
acontecimiento.
Los datos conocidos sobre su vida son, principalmente, los que
él mismo nos ofrece a través de sus obras. Según se describe a sí
mismo, se cree que era un caballero perteneciente a una familia
bávara de la baja nobleza: «Propio de mi ser es el oficio de las armas…Si
aspiro al amor de una noble dama, que mida su favor por el modo en que
consigo el premio con el escudo y la lanza»194. Lo poco que se sabe con
seguridad de él es que poseyó unos pequeños dominios en
Wildenberg, actual Wehlenberg, cerca de Ansbach. A partir del
año 1200 estuvo varias veces en la corte de su mecenas, el landgrave Hermann de Thuringia.
Se cree que compuso su Parzival en el castillo de Wartburg, cuna de poetas
y trovadores de la Alemania medieval. Sobre su muerte nada es
seguro. Al parecer fue enterrado en la iglesia de Nuestra Señora
de Eschenbach, donde su tumba podía ser vista hasta el siglo XVII,
si bien esto nunca se pudo demostrar.
De todos los autores medievales, Wolfram von Eschenbach es, sin
duda, uno de los más importantes. Es conocido universalmente por
su narrativa en verso, de donde destacan principalmente la historia
del Grial Parzival y otros dos relatos inacabados titulados Willehalm y
Titurel, composiciones todas muy alabadas en la época. Sin embargo,
actualmente la fama de este escritor descansa sobre su célebre
Parzival, la mayor historia griálica compuesta en territorio germano.
La obra está considerada como una de las grandes obras de la literatura
medieval y una de las historias originales del Santo Grial más
oscura y misteriosa. Por su composición, estructura y originalidad,
también está catalogada como una pieza única. Su estilo literario es
rico y variado, tiene muchos toques de humor y algunas descripciones
brillantes. El lenguaje utilizado algunas veces es claro y preciso en
lo que quiere decir y describir, en cambio en otras es muy oscuro y
misterioso, lo que también llega a desconcertar al lector. Sin duda,
Wolfram von Eschenbach fue el escritor más original de su época.
La historia de Parzival
AL LECTOR PROFANO EN LA HISTORIA DEL SANTO GRIAL quizá el nombre
de Parzival no le resulte muy conocido. Sin embargo, si le hablamos
de la ópera del famoso compositor Richard Wagner titulada
Parsifal es muy posible que sí le suene algo. Wagner se inspiró en el
Parzival para componer su célebre ópera. Según explicaba en una
carta, había titulado así su obra pensando que el nombre de Parzival
en realidad procedía del árabe.
El relato de Eschenbach narraba la historia de un joven de noble
cuna que abandona a su madre para buscar el título de caballero.
Después de varias aventuras llega un castillo, en donde conoce al
misterioso rey del Grial, también llamado rey Pescador, y tiene su
primer contacto con el Grial. La misión de Parzival era curar al
monarca de su enfermedad. El misterioso rey había recibido en un
combate una lanzada en sus partes, y desde entonces se había convertido
en un hombre tullido sin cura. Esta enfermedad era el origen
de todos sus males.
Aunque el mismo escritor germano aseguraba en su historia:
«(…)quien desee que continúe, no tenga esta narración por un libro culto,
pues no conozco las letras». Es una afirmación que no debe ser tomada
en cuenta. Con su inconfundible lenguaje irónico, posiblemente
era una jactancia más con la que sólo quería burlarse de otros
autores contemporáneos. La realidad demuestra que su conocimiento
era realmente extenso y variado. Conoce las obras de
Hartmann von Aue, Gottfried von Strassburg, Heinrich von
Veldeke, Chrétien de Troyes, el Nibelungenlied, el Roman de Brut y
debía tener unos mínimos conocimientos de astrología, medicina
y literatura clásica. Los errores que aparecen en su obra eran muy
comunes en la época, y también pueden atribuirse a la traducción
del francés medieval. La ausencia de diccionarios ocasionaba irremediablemente
la presencia de gran cantidad de faltas de ortografía
a la hora de redactar cualquier tipo de manuscrito. Algunos
eruditos han querido ver en esto el deseo de marcar rasgos estilísticos
y producir efectos sonoros a la hora de recitar la historia en
verso. Sin embargo, es difícil llegar a esta conjetura: de los cientos
y cientos de manuscritos de la época medieval que hemos tenido
la oportunidad de analizar, no hay uno solo de ellos que carezca de
faltas: anales y crónicas de época, historias en prosa y verso, poemas,
documentos sobre actos de juramento de fidelidad, donación
o testamento. El escritor bávaro escribe de varias formas distintas
muchas palabras y nombres propios: Anjou, Titurel, Gahmuret,
Herzeloyde, Gawän o el castillo de Munsalwäesche. Es posible que
él mismo no supiera si estaba escribiendo los nombres correctamente.
La traducción de las palabras del francés medieval, sin
duda, pudo aumentar la dificultad: «Todo lo que él contó en francés,
lo narraré yo en alemán, si no me abandona mi inteligencia».

LA LEYENDA NEGRA
LA SUPERVIVENCIA DE LA DINASTÍA MEROVINGIA siempre ha
sido cuestionada y, muy posiblemente, en parte, debido
a la increíble leyenda que sacó a la luz un singular personaje
llamado Pierre Plantard.
“La sangre de mi sangre permitirá
que viva por toda la eternidad”

TODO COMIENZA A PARTIR DEL AÑO 1956, cuando en la Biblioteca
Nacional de París algunas personas no identificadas comienzan a
depositar singulares artículos, opúsculos, recortes de prensa, y documentos
que hablaban sobre la dinastía merovingia, personajes y
acontecimientos históricos importantes, y de una misteriosa sociedad
secreta llamada Priorato de Sión.
Paralelamente a estos sucesos, era registrada en la ciudad de
Annemase (región de Haute-Savoie), en la comisaría de St Julien-en-
Genevois, una sociedad llamada Priorato de Sión. En la época era de
obligado cumplimiento, todas las organizaciones y asociaciones debían
ser registradas para no ser declaradas ilegales.
El momento de mayor apogeo de esta sociedad secreta vendría en
los años 70, cuando ante las escandalosas afirmaciones de Pierre
Athanase Marie Plantard, su secretario general, varios investigadores
y periodistas franceses comenzaron a investigar toda la historia.
Según Plantard, el Priorato de Sión era una sociedad secreta de
origen medieval que había protegido a los descendientes de un linaje
de reyes que se creía extinguido: la dinastía merovingia. La entonces
ya pública intención de Pierre Plantard y el Priorato de Sión era
reinstaurar en Francia a la monarquía merovingia, la única dinastía
legítima de reyes.
La explicación sobre la supervivencia de esta estirpe real merovingia
era, cuando menos, original, y guardaba cierta coherencia histórica:
aseguraban que después del asesinato del rey merovingio
Dagoberto II, uno de sus hijos logró escapar de la muerte, y a partir
de él, su linaje habría sobrevivido hasta nuestros días protegido por
el Priorato de Sión.
El privilegiado escritor que recibió de primera mano gran parte
de la información fue un autor francés llamado Gérard de Sède. A
través de este escritor, Pierre Plantard y el Priorato de Sión comenzaron
a filtrar paulatinamente el contenido de una documentación
que en un principio parecía inaccesible e incontrastable.
Hasta esta época, generalmente los círculos académicos daban
por extinguida la dinastía merovingia en el año 754, y sin detenerse
a estudiar otra posibilidad, o sencillamente por falta de interés, no
habían realizado ningún estudio histórico que investigara la posible
supervivencia de esta mítica estirpe.
El delicado contexto histórico de la época
PARA COMPRENDER MEJOR todos los movimientos hasta la aparición
del Priorato de Sión es conveniente analizar el contexto histórico.
El contexto histórico de la época era sumamente delicado. La II
Guerra Mundial había sumido a Europa en una difícil situación política,
social y económica de la que Francia salía muy despacio. Era un
país destrozado por la guerra. En los años cincuenta, varios sectores
de la sociedad francesa comenzaron a valorar la posibilidad de dar
algún tipo de reconocimiento «no oficial» a su antigua monarquía.
En realidad, es un tema que desde entonces ha sido tratado en ciertas
ocasiones por algunos círculos sociales, políticos y religiosos de
Francia partidarios de este reconocimiento, a pesar de ser un país
puramente republicano.
Los partidarios de los Orleáns y los Borbones se pusieron muy
contentos: llegado el momento, las dos dinastías podrían reclamar el
reconocimiento de sus derechos históricos. Sin embargo, sería en
este punto donde algunos personajes importantes de la sociedad
francesa comenzarían a poner en circulación el rumor sobre la
supervivencia de la dinastía merovingia. Estos personajes también
defendían que, en caso de dar algún reconocimiento a la monarquía,
sin duda debía ser a los descendientes de esta estirpe de reyes, los
únicos herederos legítimos del trono de Francia. Y para terminar de
respaldar esos rumores aseguraban que, llegado el momento oportuno,
se podría demostrar su supervivencia.
En el 1956 haría acto de aparición el Priorato de Sión. Entre las
pretensiones de esta sociedad secreta estaba la reinstauración de la
antigua monarquía merovingia. El miembro público más destacado
del Priorato no era otro que Pierre Plantard, su fundador, el mismo
que aparecería en algunas genealogías y documentos depositados en
la Biblioteca Nacional de París como descendiente directo de la
dinastía merovingia.
El montaje se descubre
SEGÚN ESA DOCUMENTACIÓN, EL PODEROSO PRIORATO DE SIÓN y la
dinastía merovingia aparecían involucrados en un sinfín de enigmas
y misterios: templarios y masones, el Santo Grial, Jesús y María
Magdalena, las Cruzadas y el reino medieval de Jerusalén.
Sin embargo, la credibilidad de esta historia se vio seriamente
dañada en el transcurso de los años setenta, cuando dos periodistas
franceses comenzaron a investigar su autenticidad210. Descubrirían
detalles sobre el pasado de Pierre Plantard que pondrían en duda
toda su historia: había sido encarcelado por fraude y malversación,
aparte de otro delito que consideramos conveniente no publicar. En
ambos juicios acontecidos en los tribunales de Thonon-les-Bains y
Saint Julián-en-Genevois fue declarado culpable, y cumplió condena
de seis meses en 1953 y doce meses en 1956 respectivamente.
Cuando estos periodistas pusieron en conocimiento de Plantard
estos descubrimientos sobre su pasado, dimitió como Gran Maestre
del Priorato de Sión, pasando a un cómodo segundo plano, y amparado
en una absurda Ley de Derecho a la Privacidad, los periodistas
no pudieron hacer públicas sus polémicas pesquisas.
Esta absurda y parcial Ley de Privacidad francesa prohíbe divulgar
públicamente hechos delictivos de la vida pasada de una persona,
aunque sean ciertos y demostrables, porque se incurriría en delito
por difamación, con lo que Plantard pudo mantenerse indemne en
cierta manera, ya que si no se investigaba su pasado, era realmente
difícil poder descubrir algo, y aunque se descubriera, como fue el
caso, no se podía poner en conocimiento público.
Para que el lector pueda hacerse una idea más precisa sólo debe
pensar que en el hipotético caso de que este libro fuera publicado en
Francia, toda esta parte debería ser obligatoriamente suprimida.

EPÍLOGO
El final de un principio
LA HISTORIA NOS DICE QUE LA DINASTÍA MEROVINGIA sobrevive hasta
nuestros días. Y a pesar de algunos, el montaje de Pierre Plantard y
el Priorato de Sión se desmostró falso desde el año 1993. Después
del juicio y de todo lo acontecido, muchos nos preguntamos cómo
algún autor puede presentar al Priorato y su historia como auténtica.
Y fue el propio Pierre Plantard, su fundador y secretario general,
quien relató y describió con pelos y señales cómo habían inventado
la historia y falseado toda la documentación.
La investigación es clara. Fuentes de entre los siglos VIII y XII, el
contexto histórico y un razonamiento minímamente lógico, aseguran
la supervivencia de este mítico linaje. Y todos sus descendientes tienen
nombre y apellidos. Sin embargo, esto sólo es el final de un principio,
pues siguen sin despejarse muchas incógnitas.
Sobre si los merovingios son la única estirpe legítima de reyes
francos, es la misma historia la que debe dar su veredicto. El dar
algún reconocimiento a los descendientes de la monarquía francesa
es un tema realmente muy delicado, aunque en todo caso el pueblo
es el único soberano.

CARLOS CAGIGAL NEIRA
ALFREDO ROS
investigaciónabierta.com

Originally published at love-4-info.blogspot.com.es on March 6, 2016.

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