Padeces tecnoinfoxicación.

Y lo sabes.

Tecnoinfoxicación: no, no lo busques, ni en el diccionario ni en Google, porque no aparece (quizá ahora sí por este artículo). El término lo acabo de acuñar porque el de infoxicación se me queda corto. El riesgo de acabar infoxicado existe desde la invención de la imprenta. D. Quijote mismo es un ejemplo claro de personaje sobresaturado de información… Los medios de comunicación de masas y, por extensión, la publicidad y demás técnicas de marketing, lo que hacen a lo largo del siglo XX es sumarse al ya existente mundo editorial.

La tecnoinfoxicación es la versión aumentada de la infoxicación, un “regalito” que nos ha dejado la democratización tecnológica. La novedad ya no es la capacidad de acceder en décimas de segundo a información abundante y excesiva sino la fuerza expansiva que produce la tecnología inteligente al convertir a cada persona en un nodo capaz de recepcionar y repartir datos hacia múltiples direcciones, a gran velocidad y en tiempo real.

Todo esto viene a mi mente mientras preparo el Curso Gestión eficiente de la información: cómo usar la tecnología para dominarla que imparto en Foxize School. Sustancialmente lo que planteo en esta actividad formativa es mi axioma favorito:

Lo importante no es que los dispositivos sean inteligentes sino mi relación con ellos

Es muy importante tomar conciencia de una realidad que, por obvia, tendemos a minimizar. Es evidente que todos –cuando digo todos es todos– consumimos, manejamos y distribuimos información a lo largo del día… y de la noche.

Es maravilloso comprobar cómo se refuerzan lazos profesionales, sentimentales, familiares, solidarios… gracias al amplio despliegue del ecosistema digital en el que convivimos. Es espectacular lo eficiente que resulta comprar y comparar previamente precios y opiniones de productos y servicios mediante unas plataformas de pago cada vez más fiables y que ya casi utilizamos rutinariamente.

La medicina, el ocio, la cultura, las tareas domésticas, la atención a los mayores, el aprendizaje de los más pequeños, el transporte y la logística… son otros tantos ejemplos de áreas en las que se está produciendo un vuelco espectacular en la forma de relacionarse con las personas… Todos estos avances implican intercambio de información valiosa, un caudal de datos que corre invisible y vertiginosamente a través de las redes. Si nos fijamos bien, lo que va y viene es información en sus diversos formatos: imágenes, vídeo, textos, audio…; es tal el volumen de datos que recibimos y emitimos desde nuestros ordenadores, tablets y smartphones, que si no logramos dominar este apabullante flujo, empeorará la calidad de vida que se supone que nos aportan. Preparo este curso para ayudar a gestionar de forma óptima e inteligente este ovillo de interrelaciones, mejorar nuestra productividad y, como consecuencia, rentabilizar el tiempo que dedicamos a consumir información tanto en el ámbito personal como el profesional.

El resultado que persigo es que quienes realizan el curso aprendan a ensamblar correctamente las piezas que conforman todo proceso básico de comunicación: fuentes, emisores, canales, mensaje, receptores, almacenamiento y búsqueda…

El Curso será conceptual –reflexiones sobre el valor de nuestro tiempo vinculado a la gestión eficiente de la información– y práctico mediante el análisis y ejercicios con herramientas como Feedly, Pocket, Evernote, etc.

¡Ah, la fecha! El 19 de junio de 16:00–20:00 hs. en el Centro de Negocios y Networking en Madrid.