Clouds of Repellent | Nubes de repelente

Nicole Boardman
accent
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8 min readNov 27, 2017

By Nicole Boardman

ORIGINAL

Este verano, pasé ocho semanas en la República Dominicana, un país muy lindo en la isla de Hispaniola en el Caribe. Mi programa de los estudios extranjeros fue organizado por el “Consejo para el Intercambio Educacional Internacional” (CIEE por sus siglas en inglés), y el enfoque del programa fue la investigación de la salud pública.

Antes de viajar a la República Dominicana (RD), el CIEE me informó muchas veces que era necesario traer mucho repelente contra los mosquitos. Por eso, yo empaqué muchas botellas de repelente para combatir a los mosquitos, los cuales pueden transmitir muchas enfermedades, como el Zika, el dengue, el chikungunya y la malaria.

Cuando llegué a la RD, todos los estudiantes del programa estaban usando mucho repelente, al igual que yo. Nos cubrimos en nubes de repelente. Sin embargo, durante los primeros días en el país, noté que la gente local apenas lo usaba; de hecho, yo no vi a ningún dominicano usando el repelente durante los dos meses que pasé en el país. Quizás era un problema de costo — el repelente es muy costoso en la RD — o tal vez la gente local aceptó que los mosquitos eran una parte de la vida diaria en su país y decidió aceptar la realidad en lugar de luchar contra ella. Curiosamente, el repelente no funcionaba bien para la mayoría de los estudiantes; los mosquitos todavía nos picaban aunque tratamos de escondernos de ellos.

Cuando nosotros usamos el repelente, estábamos tratando de escapar uno de los aspectos “malos” del país — los mosquitos. Este acto puede representar la actitud general de estudiantes extranjeros; a veces queremos ocultar de los elementos de la cultura que no nos gustan, como la pobreza, el racismo, las enfermedades, el sexismo o la historia del país. Al mismo tiempo, queremos beneficiarnos de todos las características ideales, como los paisajes bonitos, la música y el baile, la comida sabrosa y las experiencias aventureras. Tratamos de fragmentar y separar las facetas diferentes de vida en el país; queremos aceptar el bueno y rechazar el malo. No obstante, para tener una experiencia auténtica y entender totalmente la situación del país en que nosotros estudiamos, hay que experimentar de todo — no sólo las partes divertidas y felices. No debemos separar y compartimentar los rasgos diferentes de la vida, porque esto no es posible para la gente local.

En la RD, había sido muy fácil sólo perseguir las experiencias divertidas. Había muchas playas, discotecas, atracciones turísticas y eventos donde un estudiante podría pasar su tiempo, siempre teniendo buenos ratos. Sin embargo, los directores de CIEE seaseguraron que tuviéramos muchas experiencias genuinas y sinceras que nos mostraron los aspectos más difíciles del país.

Primero, vimos inequidades drásticas en el sistema de salud. Pasamos tres días cada semana en una clínica pública de la salud, donde las condiciones fueron chocantes — había una falta de recursos, espacio, personal, prácticas de higiene — casi todas las cosas necesarias para una clínica. Vimos los contrastes fuertes entre las clínicas públicas (donde asisten los pobres) y las clínicas privadas (donde asisten las personas que tienen más dinero) — y eran muy injustos.

Segundo, nosotros experimentamos la vida del campo. Pasamos una semana en un área rural, donde las condiciones de vida eran muy diferentes de los que estamos acostumbrados; algunos estudiantes no tenían electricidad ni agua potable, y vivían en condiciones de baja higiene. Experimentamos las realidades difíciles que experimentan cada día mucha gente en la RD.

Tercero, aprendimos sobre algunos problemas sociales. Hablamos de la historia brutal de la RD, en que los europeos mataron a casi toda la población indígena y trajeron muchos esclavos de África. Discutimos el racismo, en que la cultura dominicana celebra la herencia europea y denuncia la herencia africana. Vimos el sexismo cada día, porque la RD tiene una cultura de “machismo”, la cual valora la agresión, orgullo y poder masculino en lugar de la equidad de género. Estos son algunos de los rasgos menos lindos de la cultura dominicana.

Claramente, no sólo experimenté las partes ideales de la RD, y por eso estoy agradecida. Si hubiera pasado tiempo sólo en ambientes cómodos y familiares, no habría aprendido tanto sobre la vida dominicana. Aprendí algo de cada experiencia: observé las fortalezas y debilidades del sistema de salud, experimenté cómo es el vivir en un país subdesarrollado, y formé una perspectiva más global de las cuestiones sociales que son tan relevantes en los Estados Unidos actualmente. Yo vi la situación real de la RD, en su totalidad — lo bueno tanto como el malo. Cuando miramos de lejos las partes “malas” de un país, desvirtuamos las experiencias de nosotros mismos tanto como de las poblaciones locales. Para tener una experiencia profunda de los estudios extranjeros, hay que abanicar lejos nuestras nubes de repelente y enfrentar las dificultades con una mente abierta.

Información extra sobre la beca internacional de Gilman:

Esta información es para estudiantes quienes necesitan financiamiento para los estudios extranjeros. Mi experiencia fue fundada por dos becas. Primero, recibí el ISA de la universidad de Yale, pero esta beca no cubre todos los costos de los estudios extranjeros. Por eso, yo solicité becas adicionales. Por fortuna, recibí la beca internacional de Gilman, la cual está disponible para los estudiantes de bajos ingresos que atienden a la universidad. Recomiendo que cualquier persona que necesite más fondos para su experiencia extranjera solicite esta beca. Se puede encontrar más información aquí: https://www.gilmanscholarship.org/

TRANSLATION

This summer, I spent eight weeks in the Dominican Republic, a very beautiful country on the island of Hispaniola in the Caribbean. My study abroad program was organized by the Council on International Educational Exchange (CIEE), and the focus of the program was on the investigation of public health.

Before traveling to the Dominican Republic (DR), CIEE repeatedly informed me that it was necessary to bring a lot of mosquito repellent. Therefore, I packed many bottles of repellent to combat the mosquitoes, which can transmit many diseases, such as Zika, dengue, chikungunya, and malaria.

When I arrived to the DR, all of the students in the program were using a lot of repellent, myself included. We covered ourselves in clouds of repellent. However, during the first few days in the country, I noticed that the locals hardly used it; in fact, I did not see one Dominican person use repellent during the two months that I spent in the country. Maybe it was a financial issue — repellent is very costly in the DR — or maybe the locals accepted that the mosquitos are a part of daily life in their country and decided to accept reality instead of fighting it. Curiously, the repellent did not work well for the majority of students; the mosquitos still bit us even though we tried to hide from them.

When we used mosquito repellent, we were trying to escape from one of the “bad” aspects of the country — the mosquitos. This act can represent the general attitude of study abroad students; sometimes we want to hide from the elements of the culture that we don’t like, such as poverty, racism, illness, sexism, or the country’s history. At the same time, we want to benefit from all the ideal characteristics, like the beautiful landscapes, the music and dance, the delicious food, and the adventurous experiences. We try to fragment and separate the country’s different facets of life; we want to accept the good and reject the bad. However, to have an authentic experience and totally understand the circumstances of the country in which we study, we must experience everything — not just the fun and happy parts. We shouldn’t separate and compartmentalize different features of life, because this is not possible for local populations.

In the DR, it would have been very easy to only pursue fun experiences. There were many beaches, nightclubs, tourist attractions, and events where a student could pass his or her time, always having fun. However, the directors of CIEE made sure that we had many genuine and sincere experiences that revealed to us the more difficult aspects of the country.

First, we saw drastic inequalities in the health system. We spent three days per week in a public health clinic, where the conditions were shocking — there was a lack of resources, space, personnel, and hygiene practices — almost all the things that are necessary for a health clinic. We saw strong contrasts between the public clinics (where the poor populations go) and the private clinics (where the people that have more money go) — and they were very unjust.

Secondly, we experienced life in the countryside. We spent one week in a rural area, where the living conditions were very different than those we were accustomed to; some students had neither electricity nor potable water, and we lived in conditions with little hygiene. We experienced the difficult realities that a lot of the people in the DR experience every day.

Third, we learned about some social problems. We talked about the brutal history of the DR, in which Europeans killed almost all of the indigenous populations and brought many slaves from Africa. We discussed racism, in which the Dominican culture celebrates European heritage and denounces African heritage. We saw sexism every day, because the DR has a culture of “machismo,” which values male aggression, pride, and power instead of gender equality. These are some of the less attractive traits of the Dominican culture.

Clearly, I did not only experience the idealized parts of the DR, and for this I am grateful. If I had spent time only in comfortable and familiar environments, I would not have learned as much as I did about Dominican life. I learned something from every experience: I observed the strengths and weaknesses of the health system, I experienced what it’s like to live in a developing country, and I formed a more global perspective of the social issues that are so relevant in the United States today. I saw the real situation of the DR, in its entirety — the good as well as the bad. When we look away from the “bad” parts of a country, we detract from our own experiences as well as the experiences of the local populations. To have a profound study abroad experience, it is necessary to fan away our clouds of repellent and face difficulties with an open mind.

Extra information about the Gilman International Scholarship:

This information is for students that need funding for study abroad. My experience was funded by two scholarships. First, I received the ISA from Yale University, but this grant did not cover all of the study abroad costs. Therefore, I applied to additional scholarships. Fortunately, I received the Gilman International Scholarship, which is available for low-income college students. I recommend that any person that needs more funds for their experience abroad applies for this scholarship. More information can be found here: https://www.gilmanscholarship.org/

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