OPINION
La UE contra todos: El coche se está convirtiendo en un lujo inalcanzable
En lugar de centrarse en medidas que hagan que la movilidad sea accesible para todos, la UE se escuda en la protección de su industria, y los objetivos de la agenda 2030
La industria automotriz está en un punto de inflexión. La Unión Europea está decidida a reducir las emisiones de carbono y apuesta por los coches eléctricos como pieza clave. Sin embargo, la realidad es que la movilidad sostenible parece un espejismo para la mayoría de los ciudadanos.
Coches eléctricos: un precio que excluye a la mayoría
En Europa, un coche eléctrico “económico” ronda los 30.000€. Si subimos de gama, encontramos modelos que superan los 40.000€. Esta realidad excluye a la gran mayoría de los ciudadanos, para quienes un coche es una necesidad básica, no un lujo.
¿Subvenciones desleales o competencia justa?
La Unión Europea argumenta que los bajos precios de los coches eléctricos chinos se deben en parte a las generosas subvenciones que reciben sus fabricantes.
Esta situación, según la UE, crea una competencia desleal para las empresas europeas, y sin embargo, no menciona que China impone también menos restricciones a sus fabricantes, lo que abarata mucho más la producción que cualquier subvención (como las que la UE también concede en Europa).
Aranceles a la vista: ¿Solución o más problemas?
Para proteger su industria, la UE estudia imponer aranceles adicionales a los coches eléctricos chinos. Sin embargo, esta medida podría perjudicar a los consumidores europeos, ya que encarecería aún más el precio de estos vehículos.
Hiperregulación europea: Un obstáculo para la accesibilidad
Más allá de las subvenciones chinas, existe otro factor clave que contribuye a la diferencia de precios: la hiperregulación europea. La UE impone una gran cantidad de normas y requisitos técnicos a los fabricantes, lo que aumenta significativamente los costes de producción.
Ejemplos de hiperregulación:
- Homologación de vehículos: Un proceso complejo y costoso que puede durar años.
- Normas de seguridad: Cada vez más estrictas y exigentes.
- Emisiones: Los objetivos de CO2 cada vez más ambiciosos obligan a invertir en nuevas tecnologías.
- Mercado de segunda mano: Las brutales medidas en contra de los vehículos de mayor edad hacen que no sea rentable acceder a vehículos usados pero más nuevos que los actuales
Las consecuencias de la hiperregulación:
- Precios prohibitivos: Los coches eléctricos europeos son inaccesibles para la mayoría de los ciudadanos.
- Falta de alternativas: La hiperregulación de los vehículos chinos, sumada a los posibles aranceles, deja a los consumidores europeos sin opciones económicas viables.
- Parque automovilístico exageradamente envejecido: Las tremendas trabas para acceder a vehículos más nuevos hacen que el parque no se renueve e irónicamente, no disminuyan las emisiones.
Una UE desconectada de las necesidades de sus ciudadanos
La postura de la UE en relación con los coches eléctricos parece desconectada de las necesidades de sus ciudadanos. En lugar de centrarse en medidas que hagan que la movilidad sea accesible para todos, la UE se escuda en la protección de su industria, y los objetivos de la agenda 2030, olvidando que son los ciudadanos quienes pagan los precios prohibitivos y quienes se ven privados de alternativas.
¿Qué podemos hacer? Un cambio de paradigma urgente
Es necesario un cambio radical en la forma en que se regulan los coches, tanto eléctricos como de combustión interna. Si no relajamos las medidas, terminaremos creando un problema de movilidad enorme, y de paso dañaremos aún más la economía de la UE.
En el caso de los motores térmicos, considero que la UE debería ser más permisiva con las tecnologías que reducen enormemente sus emisiones. No hablo siquiera de prototipos, sino de tecnologías que llevan años presentes, incluyendo los híbridos no enchufables, que ya están en el punto de mira también.
Permitir el desarrollo desarrollo y comercialización de modelos de combustión eficientes fomentaría la innovación y ayudaría a reducir las emisiones de CO2 de manera más rápida y efectiva.
Además, considero que la Unión Europea debería:
- Incentivar la compra de coches más nuevos, independientemente de que sea mercado de vehículos nuevos o de segunda mano.
- Aliviar la carga fiscal sobre las transacciones de vehículos.
- Incentivar la competencia entre fabricantes retirando toda subvención.
En definitiva, el futuro de la movilidad no debe estar en manos de unos pocos, sino en las manos de todos.
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