Nocturno.

La noche es una extraña compañera.

Leto Gaete
Ácidos Literarios
2 min readApr 7, 2022

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Y un día cerrás las ventanas.

Sentís el calor de los rayos del sol, pero ves que el vidrio potencia su brillo. Y te das cuenta que no es necesario abrir ya la ventana.

Y te ocultas bajo miles de capas de sonrisas como cuando de niña te escondías bajo los edredones, arropándote contra el frío.

Recorres con tus pies las sabanas frías de la cama y te das cuenta que el espacio es inmenso y… ese vacío es el precio de tu libertad.

Sonreís mientras justificas tus movimientos.

El suave aroma de un cigarrillo asoma entre los pliegues de las cortinas.

Ignorás. Como siempre.

Tus almohadas ya están mojadas pero amanecerán secas.

Son las 5:34 am.

El sueño aún no aparece. Es una historia tantas veces vivida que ya conocés el final. Con tu mente recorrés libros de antaño: psiquiatría, filosofía, medicina, poesía…

El aroma a cigarrillo es más intenso, cerrás los ojos, mientras el aire fresco mueve las cortinas. Podes verlo aún con los ojos cerrados.

Tu pecho comienza a sentir el vacío. Respirás con dificultad. Comenzás a agitarte y entonces sentís esa mano infame de todas las noches. Sujetando suavemente tu cuello. Es cuestión de segundos para que enrosque, como una serpiente experta ,sus dedos alrededor de tu cuello.

Comienza suavemente como una caricia, sedosa, imperceptible, el aroma del cigarrillo está sobre tu rostro.

Y entonces, en un movimiento experto, el nudo se corre, el pecho aprieta, tu lengua se duerme; no emitís sonido, el aire se perdió. Comenzás a llorar sabiendo que quizás esta noche sea la última. Del espejo, miles de almas asoman para ver tu silencioso sufrimiento de cada día. Se acomodan alrededor de tu cama y solo esperan, mientras ves cómo apuestan tu alma.

Cuando sentís el último crujido de tu garganta, te suelta. Y comenzàs a toser esperando volver.

Llorando mirás la hora. 5:35 am.

El sol amenaza con aparecer. Pero tu cabeza sigue intacta.

Y llorás. Igual. Porque sabés que si alguien estuviera en tu cuarto, sabría cómo manejar esa mano que todas las noches te visita.

Pero tu pie sigue recorriendo la inmensidad de las sabanas frías.

Dormís, no sabes cómo.

La rutina es la de siempre: vivir, vivir, sobrevivir. Porque es regla. No deseo.

Ocupás tu mente en cosas que jamás nadie entenderá. “El conocimiento es poder “ te susurran. Mentira, es una maldición. Una respuesta innecesaria a cosas que nadie quiere saber. Pesa, siempre.

Cansada, vas perdiendo el foco. Ya no podes hilar palabras, sonidos; estas abandonando tu cuerpo. Y es la mejor forma de sobrellevar este hastío.

Porque nadie necesita entender tu infierno. Regalo de un Destino que no es más que un juego del Más Allá.

Un macabro juego que siempre retorna.

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Leto Gaete
Ácidos Literarios

Escritora. Artista Plástica. Mamá por elección. Compañera de un charrúatomamateamargo. Tarotista y médium.