Todos piden calidad

Pero son ceporros

Leto Gaete
Ácidos Literarios
3 min readMay 25, 2022

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“Publicar no te hace escritor”, diría Paul Eric en un ataque sincericida. Y debo reconocer que tiene razón.

En el libro “El olor de la guayaba” de Plinio Apuleyo Mendoza (Mondadori, 2002), sobre conversaciones con Gabriel García Márquez, reprodujo una charla, donde el Gabo dijo:

Empecé a escribir por casualidad, quizá, solo para demostrarle a un amigo que mi generación era capaz de producir escritores.

Como García Márquez, alguna vez todos comenzamos a escribir por algo, y aún pasado los años, podemos recordar por qué nos iniciamos en esta carrera.

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Sin embargo, aún me quedo pensando sobre en qué momento nos convertimos en escritores…¿Cuando somos reconocidos por nuestros escritos?¿Cuando ganamos, quizás, muchas lecturas en alguna plataforma de autopublicación? ¿Cuando la venta de nuestros libros pagan las cuentas cotidianas?¿Cuando alcanzamos el éxito? ¿Qué es el éxito?

García Márquez decía que el éxito era como la cumbre para los alpinistas: “así como subes, debes bajar con mucho cuidado, para no caer”. Solo que el éxito está limitado al concepto personal. Algunos escritores desean llegar al Premio Nobel, mientras otros, aspiran a la masificación de sus obras en adaptaciones en formato de series o películas en Netflix.

Pero una premisa es real: para tener el título de escritores, debemos tener calidad. Y con respecto a ella, aquellos que trabajamos en el circuito editorial, opinamos igual: la buena técnica narrativa, la aplicación correcta de la gramática y carencia de errores ortográficos, son factores indispensables para obtenerla.

De ahí, entra en el debate literario si la temática elegida en una obra es válida o no. Ya que los cánones sociales y morales no deberían ser limitantes para crear. Aunque, no podemos negar que en nuestra actualidad los espadachines de nuevas conductas sociales y la antigua moral, siempre serán los censuradores de cualquier obra, sea cual sea su género. Aunque, de ninguna manera, ningún escritor puede ser juzgado por el tema de su obra, pero sí por la calidad narrativa.

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Cuando con Paul Eric, hablábamos sobre la posibilidad de crear un espacio, donde los escritores noveles pudieran recibir información idónea sobre narrativa, YellowPen se fue gestando.

Durante muchos años trabajé como escritora fantasma. Escribía sin descanso — mala paga y comenzaba mis estudios universitarios — , bajo contratos de confidencialidad que me mantenían en el anonimato.

Leo bastante en las redes sociales que todos se quejan por la ausencia de calidad, pero nadie sabe definirla con exactitud. Los más jóvenes acostumbrados a la rapidez de las nuevas tecnologías, suprimen palabras, carecen de comprensión lectora y desean información resumida en imágenes. Todo es reflejo de un nuevo sistema comunicacional que crece a base de la velocidad, pero no de la calidad.

Plataformas como Wattpad y Booknet, se han convertido en semilleros de “escritores” adaptados a la modernidad. El proceso creativo se comparte “en vivo” adaptando las historias a los likes y deseos de los lectores. El objetivo: conseguir más seguidores.
El proceso creativo, otrora, fuera íntimo y propio de todo creador y su narrativa, hoy se visualiza en redes sociales como una prenda en oferta o un nuevo challenge.

Leto Gaete. Foto de archivo personal.

Quizás pueda parecer que soy una persona ajena al progreso, pero es todo lo contrario. Considero que la vieja escuela editorial debe modernizarse sin perder su esencia.

Quizás por eso aposté a YellowPen.
Y por ello… estás leyendo este artículo.

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Leto Gaete
Ácidos Literarios

Escritora. Artista Plástica. Mamá por elección. Compañera de un charrúatomamateamargo. Tarotista y médium.