Yo, Leto Ácida
El dueño del antro, Paul, dijo que debía presentarme. Me dicen Leto.
¿No les ha pasado que van a una entrevista de trabajo y les preguntan cuál es tu expectativa de sueldo?
Presentarse es lo mismo. No sabes qué decir. Pero intentaré enfocar mi atención sobre esta misión.
(3 horas después de recorrer todas las redes sociales, Wattpad, Booknet, y un kilo de helado de Chocolate y Dulce de Leche, además de maldecir a los que aman la Menta Granizada…vuelve a entrar aquí).
Es verdad. Debía presentarme. Escribo y dibujo por pasión y desgarro. Amante y compañera de un Ácido por convicción, (sí en ocasiones, LosEn YellowPen funcionamos como agencia de encuentros amorosos). Madre por elección.
Conocí el grupo de Whatsapp de los Ácidos por Facebook, en donde todos dejan links de sus porquerías ahí y uno entra confiado de que esos benditos “aceptar caché” son responsables, hace casi un año. Alerta de spoilers: los caché no son responsables,tienen menos responsabilidad afectiva que Donald Trump.
El grupo de los Ácidos está integrado por una amalgama de gente que tienen extrañas ideas sobre la vida y la muerte, sobre lo que es ser escritor y sobre lo mal que estimulan las redes sociales el ego de jóvenes que desconocen que escribir, va más allá que juntar likes o escribir fanfics con errores ortográficos o escenas sexuales donde “penetran el clítoris” y hay “penes de 25 cms”… sin contar que en esa marea de hormonas desquiciadas a base de onanismo manual y acné, se pierden grandes talentos. Si piensas que nosotros somos esos talentos ocultos, definitivamente no.
Los H2SO4 sólo podemos guiarte hacia el camino de ser un pésimo escritor. Porque eso es lo que somos: intento de escritores o autores. Es nuestro talento como grupo.
Mi función es simple: recordarles que mis pelos de colores azul y violeta me da superpoderes de opinóloga y que las mujeres pensamos más que en zapatos y chismes. Soy la Emperatriz Contraria, de la Dinastía de las Amazonas de Lenguas Viperinas: puedo discutirte las cosas menos esperadas, soy la esposa jamás deseada, y la mujer que nadie anhela ser.
Comencé a escribir hace años como parte de un tratamiento para luchar contra la depresión. Como buen intento de escritor de alma salvaje, me gusta la cerveza, fumar y el sexo desenfrenado. Bueno, vivo en Argentina por ende, no tengo ninguna de esas tres cosas. La culpa es de Macri. Ni siquiera me dejan morir como un seudo escritor: una cirrosis nivel experto.
Si decides ingresar a nuestro mundo puedo garantizarte dos cosas: que te divertirás si toleras la crítica sarcástica y que vas a conocer el otro lado de la “literatura” de las aplicaciones de autopublicación.
