Apagones del alma

Alfonso Maldonado
Actuall .com
Published in
13 min readMay 4, 2019

Mi madre murió el 12 de marzo. El domingo 10 conseguí que se había caído. Se había empeñado en vivir sola en Caracas. Yo estaba en Barquisimeto, donde ejerzo mi ministerio. Esto es a 364 kilómetros de distancia.

Al día siguiente la llevamos a un hospital con instalaciones bastante “majas”. La llevamos en coche (carro), porque en Caracas solo están operativas el 10% de las ambulancias. Mi prima médico me acompañó. Luego llegó mi otra primo, también médico, que estuvo presente el domingo en la noche. Riesgo importante en una de las capitales más violentas del mundo: trasladarse casi de extremo a extremo de la ciudad a través de las densas penumbras de ese día. Por cierto que ese domingo examinaron a mamá unos vecinos médicos ¡gracias a todos por su cercanía, cariño y solidaridad!

En el hospital solo la tuvieron en observación. Ya había perdido buena parte de sus facultades (el día anterior había conseguido comunicarse). Le mandaron unos exámenes médicos que no los podían hacer el mismo centro hospitalario (hubo que ir a uno privado), le pusieron una solución fisiológica y, cuando me disponía para pasar la noche en dicho centro, con la promesa de una tomografía el día siguiente, tal cosa no ocurrió. La directora pasó revista a la sala de emergencias y de observaciones, y estimó innecesario todo procedimiento y nos despachó a casa. Todo me hace suponer que la orden era tener desalojadas y dispuestas todas esas salas para cualquier eventualidad (me reservo mis hipótesis al respecto). Al día siguiente buscamos un centro de salud privado o público que tuviera sus equipos encendidos (todavía la ciudad se estaba reponiendo del mega-apagón eléctrico, que en Caracas duró desde el jueves a las 5 pm al domingo a primeras horas de la noche, mientras que en Barquisimeto solo se repuso la luz el día martes). Es importante tener en cuenta que, en teoría, mi madre gozaría de un seguro médico por la universidad. Mi padre, que falleció en el 2014, había sido profesor universitario. Pero los montos que cubre suelen ser irrisorios, excepto que una persona particular cotice en dólares. Son días con menos horas, porque la inflación se come hasta el tiempo.

Mientras tanto en casa conseguimos ponerle otra solución fisiológica. Cuando otra prima consiguió una clínica que estaba ofreciendo el servicio, llevamos a mamá: era importante descartar una hemorragia subdural, por cualquier golpe, o cualquier otra situación, como para dar paso a una hidratación más “agresiva” sin riesgos colaterales. Como pudimos, la subimos al carro y la trasladamos. Ya mi ahijada estaba con nosotros. En la Clínica le hicieron la tomografía. No apareció nada distinto a alteraciones neurológicas debido a la edad. Se quiso aprovechar para descartar cualquier afección abdominal. Cuando se intentó llevar en la silla de ruedas para el eco, falleció. Eran las 17:50 del día martes 12 de marzo.

Contexto de una despedida

En verdad ha sido un año difícil, entre la esperanza y la desesperanza. Enero fue crucial para el país. Con una inflación calculada en 10 millones por ciento, el joven diputado Juan Guaidó movilizó las calles en contra de Nicolás Maduro, a quien se le comenzó a tildar como “el Usurpador”. La represión selectiva se fue llevando a cabo en el país: desde agosto del año pasado la FAES (Fuerza de Acciones Especiales) de la PNB (Policía Nacional Bolivariana) castigó con muertes a presuntos antisociales. En acciones de asepsia social, buscaba antiguos delincuentes, más bien “rateritos” como se les llama, gente solitaria, y aparecían muertos en supuestos enfrentamientos. Un mismo patrón para todos los relatos hacía sospechar de su veracidad. Algún defensor de DDHH supuso que era un mensaje anti-insurreccional, por si las poblaciones quisieran sumarse a las protestas por bienes y servicios… o sencillamente hambre. Lo cierto es que esas operaciones se comenzaron a realizar, en enero, contra personas vinculadas a las protestas. Inclusive en algunas partes eran líderes que movilizaban a grupos. Una operación callada que, sin embargo, señaló Michael Bachelet en su informe de marzo sobre Venezuela.

No ha sido fácil a nivel internacional comunicar los fundamentos que hacen del presidente de la Asamblea Nacional un presidente encargado. Lo que es claro que los principales paladines que apoyan a Maduro son políticos y países con una menguada lista de logros democráticos: si en América se puede contar a Cuba, Nicaragua y Bolivia (la actual administración de México tiene una ambigüedad propia de cierta complicidad), los pesos pesados de Rusia y China no son ejemplo modélico de democracia o transparencia. Los intereses concretos, contantes y sonantes parecen dirigir sus políticas, liberados de cualquier forma jurídica que busque cubrir las apariencias. Turquía, Siria e Irán tienen unas sinuosidades pintorescas que, en alguno de ellos, causaría risa sino fuera por la tragedia real de la sociedad, los DDHH y sus prisioneros reales (Turquía).

Quien vive en Venezuela sabe que las elecciones de mayo se hicieron dentro de unas condiciones que favorecieran a Nicolás Maduro

Por supuesto que del bando que apoya las formas democráticas no todo es altruismo y generosidad. Venezuela tiene importancia estratégica y, si sigue el ecocidio en el Arco Minero del Orinoco, sus consecuencias se van a sentir y lamentar tanto como la crisis de refugiados (emigración forzada). El tema de los DDHH es importante evidente, pero lo es en la medida en que sean conscientes las sociedades de occidente de apoyar las formas democráticas y el Estado de Derecho.

Quien vive en Venezuela sabe que las elecciones de mayo se hicieron dentro de unas condiciones que favorecieran a Nicolás Maduro. Lo sabe la Oposición y lo sabe el alto gobierno. Todo el afán de defender su legitimidad no pasa de un movimiento de escenografía. Cuestión cartesiana y no pasional. Si bien se multiplicaron las dudas de la legitimidad de los primeros 6 años de Maduro ( dudas sobre la fecha de la muerte de Chávez; nunca se separó de su cargo de presidente encargado, ya que era vicepresidente, para ser candidato; dudas en cuanto a los resultados de las elecciones del 2013 y pigros argumentos del candidato contrincante, Capriles Radonski, para no protestar los votos; nacionalidad de Nicolás Maduro, pues nunca se ha presentado documento probatorio de ser venezolano, maniobras del TSJ para justificar la doble nacionalidad de altos funcionarios y un sinfín de etcéteras), desde el 2015 comenzó a ignorar a la AN (Asamblea Nacional) en cuestiones tales como la Memoria y Cuenta, el gobernar por Decreto, la aprobación del presupuesto ante el TSJ (Tribunal Supremo de Justicia) y no ante la AN. Que hizo que la Dra. Luisa Ortega Díaz, Fiscal General de la República, a finales de Marzo de 2017 hablara de una ruptura del hilo constitucional. Lo que desencadenó las protestas por 4 meses en ese año. Y si de rarezas se trata, la convocatoria por parte de Maduro a motu proprio de una ANC (Asamblea Nacional Constituyente, 30 de julio de 2017, cuya convocatoria debió hacerse luego de un referéndum), con las dudas de si se quiere radicalizar el modelo comunista o si solo se desea preservar el poder y sacudirse a la AN. Las siguientes elecciones a gobernadores, alcaldes y consejos municipales han sido cada vez más ignoradas por la ciudadanía en general.

Pero las elecciones de mayo, extemporáneas según la misma legislaciones, con el típico abuso propagandístico del gobierno y la sospecha de desviación de fondos públicos para la campaña, con candidatos de oposición casi que seleccionados a dedo (la mayoría de los líderes están inhabilitados, además que se tomó la decisión de no participar en lo que se consideró un simulacro electoral). Todo fue alterado para asegurar una victoria con el menor costo de fraude electoral. Así como les resultaría contraproducente un arbitro electoral imparcial y reconocido y elegido por todas las partes, con observación internacional, y unos candidatos de oposición de envergadura y no en la cárcel, el exilio o inhabilitados, tampoco podía haber una elección sin candidatos rivales, aunque fueran de utilería.

El pernicioso juego estalló como una granada en las manos del gobierno, cuando hubo una reacción impredecible a partir de la juramentación como presidente de la Asamblea Nacional el 6 de enero, la detención en la autopista Caracas-La Guaira el 10 de enero y la asunción como presidente encargado, dado los vicios de las elecciones de mayo pasado, el 23 de enero. Todo articulado con cabildos populares convocados por Juan Guaidó. Quienes continúan ejerciendo el poder no han podido sino basarse en los colectivos armados y cuerpos élite, intentar torpedear cualquier iniciativa y luchar para que el tiempo lleve al cansancio y abandono de la calle. Los apagones y otras peripecias y calamidades pretenden agotar la protesta de calle, antes que la comunidad internacional agote sus lapsos de tiempo.

El pernicioso juego estalló como una granada en las manos del gobierno

La presión internacional, al principio algo fracturada, ha conseguido ubicar puntos de encuentro entre ellos. Si bien es cierto que potencias como China o Rusia no están interesados en elecciones libres y transparentes en Venezuela, el Grupo de Lima, Estados Unidos y Europa siguen presionando. Las sanciones contra funcionarios del grupo chavista-madurista se siguen incrementando. La capacidad de comercialización del Estado venezolano está menguado, con algunas cartas todavía en el mazo. Si bien el BID rehusó reunirse en China sin Ricardo Hausmann, representante de Venezuela por el gobierno interino de Juan Guaidó, el FMI no reconoce la representación del mismo gobierno que representa dicho diputado.

El viejo Heinz Dieterich, el astuto y algo siniestro sociólogo alemán que mora en México, sigue anunciando la debacle y sustitución del modelo chavista-madurista. El padre del término “Socialismo del siglo XXI”, que no es otra cosa que la resurrección de un cadáver con terminología vanguardista, pretende salvar su bandera hundiendo a Maduro y salvando a Chávez. Como si “de aquellos polvos no viniesen estos lodos”. Preguntado en entrevista sobre quien fue Hugo Chávez, respondió que no fue un socialista sino un cristiano… La mosca se me posó en la nariz: “dices estas cosas por tu cuenta u otros te lo han dicho de mí”, diría Jesús en el Evangelio a Poncio Pilato. El viejo lobo de mar creo que pretende echarle un flotador a lo mejor de Chávez, que es su capacidad no solo mitómana, sino mitógena: al hacerlo un mito cristiano, puede seguir existiendo después de su muerte en el imaginario colectivo. Él y su leyenda de Revolución, exculpado de cualquier responsabilidad.

Luego de la brutal reacción en contra del ingreso de cualquier ayuda humanitaria el 23 de febrero, los cuestionamientos en Naciones Unidas fueron a la orden del día. De hecho, el tema se encuentra en la agenda del Consejo de Seguridad, vetado por Rusia cualquier injerencia humanitaria. Claro que los argumentos del representante de Rusia rayaron en el ridículo: Estados Unidos tiene un plan macabro de terrorismo en contra de la población venezolana, que es obligarlos a alimentarse por encima de sus necesidades y capacidades. Como si uno ignorase el fenotipo eslavo, muy alejado de los prototipos magros que se pueden ver en las calles venezolanas (y de otras partes del mundo). La invitación de Jorge Arreaza, el torpe canciller de Nicolás Maduro, a Michael Bachelet, consiguió que una delegación de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) ingresara al país. Como se ha sabido, la impresión que se llevaron fue espeluznante.

Diez días antes. Setenta y seis horas antes del domingo 10 de marzo

El día 28 de febrero tuve la última conversación telefónica con mamá. Su celular (móvil) una vez más se había estropeado. Ya lo había intentado arreglar, pues era un excelente equipo que la familia de España le había regalado. Larga fue la peregrinación para que se lo acomodaran. Y poco duró el arreglo. Lo tenía conmigo desde hacía algunas semanas. Había conseguido identificar que el software estaba dando algún error. Además que el correo que le tenía mamá era distinto del que le había puesto en un principio.

Al día siguiente, viernes, fue imposible. Tuve una llamada perdida en mi celular a media noche. Mamá había comenzado a tener alteraciones con su sueño. Supuse que eran cuestiones de la edad. El sábado intenté llamarla, pero sin insistir mucho, pues los fines de semana no la llamaba para concentrarme en las distintas ocupaciones habituales. El lunes, pese a ser Carnaval, la llamé sin resultado. El teléfono fijo sonaba ocupado, que era una falla recurrente, pero no fija: ni ella podía llamarme, ni yo podía llamarla. Lo mismo al día siguiente. Si no fuera por Carnaval, hubiera ido a Caracas, pues íbamos a hacer unas diligencias juntos los primeros días de marzo. Pero no. Fue una semana atareada para mí. Además de los casos puntuales a atender, como Vicaría y Red de DDHH teníamos una agenda exigente.

El miércoles le pedí a un vecino de mamá que le dijera a ella que la había estado llamando. Al siguiente día, el jueves, regresando de una actividad, vi el caos en los semáforos: coches forcejeando por cruzar las calles ante la apagada indiferencia de los semáforos. Los apagones no son extraños en Venezuela. Estamos acostumbrados. Más en “verano” (el periodo de sequía). Un apagón es un corte abrupto del servicio eléctrico, distinto del corte de luz, que es “planificado” y por motivos de ahorro energético o mantenimiento… o por morosidad en viviendas concretas.

No sabía que pasaba alrededor, fuera de un radio de unos 100 o 200 mts

Esa noche no conseguí comunicarme ni con mi vecino ni con mamá. Todo era un caos. O estaba colapsado o era como estar en el limbo. Paciente esperé que pasara el apagón. Pero al día siguiente todo fue igual. En los carros recargaba los celulares pero en vano, porque ninguno conseguía la anhelada comunicación. Escuchaba la radio, pero de las 5 emisoras al aire, una tras otra fueron enmudeciendo. No sabía que pasaba alrededor, fuera de un radio de unos 100 o 200 mts. En un país donde el efectivo no sirve de nada, además que escasea, saber que se podía comprar por punto de venta representaba un alivio. Pero el viernes en la tarde dejaron de funcionar. Las conversaciones de quienes se agolpaban en los comercios eran de los hoteles con generadores eléctricos abarrotados de gente, pagando unos 60 u 80 dólares la habitación. Aunque todas las cotizaciones en Venezuela se hacen en dólares, para luego calcularlo en bolívares, esos días el circulante, para quienes tenían, fue en dólares. El día viernes hice unos raviolis, que había guardado congelados, como un ritual ante la nevera casi vacía, sin función ni sentido.

El sábado regalé la poca carne que tenía. En alguna emisora había escuchado de carnicerías que regalaban o remataban. Por cierto, que el sábado volvió a la vida Líder, una de las emisoras fm de la ciudad. Con ello pude saber qué estaba pasando en la ciudad y el país, por mensajes de texto que llegaban a la cabina y eran leídos. Supe de quien vendía la bolsa de hielo en dólares. De los negocios que tenían plantas eléctricas. De donde había puntos. Ese día pude echar gasolina, cuestión que me tenía en ascuas: al día siguiente, con o sin luz, iba y podía viajar a Caracas. No sabía de mamá. Hiciera o no fuese a hacer los trámites pautados, la iba a ver.

La noche del sábado comimos un pan de sándwich nada fresco con unos “diablitos” (una especie de pasta de jamón, muy popular en Venezuela). Alguien me dijo que no estaba fresco el pan. Yo respondí que eso era lo que había podido conseguir. Por cierto que llevo meses solicitando el gas: en Barquisimeto, la distribución es por bombona, aun cuando se prometió hacer gasoductos en toda la ciudad (una parte los tienen). Habíamos estado cocinando con una cocina eléctrica, pero en ese momento usamos el resto que teníamos de gas. El agua era otra preocupación: sin electricidad no hay agua, pues está en el subsuelo. Una bomba eléctrica la distribuye del tanque a toda la casa.

Unas horas antes había reunido a quienes compartimos la aventura de vivir la fe bajo un mismo techo: mi hermana de comunidad y mis ahijados (el padre Marco ha estado con su mamá, ya mayor).

- Considero, les dije, que todos debemos ir a Caracas; allí va a llegar antes la luz y aquí ni pasan los pagos con tarjeta; allá podremos resolver (solucionar).

Ese domingo 10 pudimos salimos hacia las 11 am. Conseguimos hacer una “comida” más o menos normal en la carretera: unas empanadas criollas con una bebida. Nos dijeron que, en ese lugar, aunque a hora y media de Barquisimeto, también había estado fallando el servicio eléctrico, pero los puntos de venta no. Cercano a las 5 de la tarde llegamos en Caracas. Era una ciudad de trazos fantasmales. Cuando llegamos a donde vivía mi otra ahijada, un semáforo nos anunció que allí sí había luz. Me demoré el tiempo de dejar a la “tripulación” bien pertrechados (dentro de las penurias que enfrentábamos).

Esa semana iba a llegar el equipo de Naciones Unidas a Barquisimeto y había que prepararse. Internamente me decía que todo lo de mi mamá iba a ser solo un susto y que luego de verla y hacer lo que íbamos a hacer, podría regresar a Barquisimeto (también tenía clases en el Seminario). No fue así. Conseguí a mamá con vida, pero no conseguí que sobreviviera. Salir del shock de estar en alguna caverna de la Edad Media (76 horas sin luz ni comunicación, mínimo de agua y escasas provisiones) a enfrentar una emergencia médica (aunque mamá desconcertó ese día a los médicos cuando comenzó a hablar con fluidez y coherencia) en una ciudad que había sucumbido al oscurantismo (en el sentido total). Improvisando los protocolos de atención, de traslado, de exámenes, de servicios hospitalarios…

Los días siguientes al martes 12 de marzo

El martes falleció. El jueves la enterramos. Mientras uno se paseaba por la ciudad para poder hacer todo el papeleo posterior, pude ver a la gente de distinta edad y sexo “refrescándose”, como cuentan que ocurre en las calles de Calcuta, en las aguas de El Guaire, río transformado en cloaca donde coinciden todos los vertederos de la ciudad. Patético espectáculo del hombre nuevo que ha traído la Revolución.

Mientras el Socialismo busca regular hasta los movimientos peristálticos de los intestinos, por debajo de las apariencias los bienes y servicios siguen ofertándose según las obstinadas leyes del mercado con absoluta fidelidad. Quien desea proveerse sabe de esta lógica, solo rota por la escasez de sus ingresos o la falta de acceso a diversas divisas. Cuando creía que eran convencionalismos, la realidad del mercado se me impuso. No pensé que Adam Smith pudiese codearse en asuntos de leyes científicas con su paisano Isaac Newton. Triste comprobación, dadas las circunstancias. Dato no solo empírico, sino que casi con comprobación experimental…

Un nuevo apagón se dio el lunes 25 hacia las 2 pm. En Caracas se normalizó hacia las 10 am del martes. A las 10 pm del miércoles 27 parte de Caracas vuelve a la oscuridad. En algunas partes del país todavía no han visto luz eléctrica… o tuvieron electricidad por 45 minutos.

Caracas, 27 de marzo de 2019

--

--

Alfonso Maldonado
Actuall .com

Escritor. Enseñante de teología. Locutor. Fotografo. Defensor de los DDHH. Y, last but not least, sacerdote. VENEZUELA www.ficciografias.com https://www.ama