Venezuela: el país donde dividir es reinar

Alfonso Maldonado
Actuall .com
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10 min readJul 27, 2019

Vivo en Venezuela. De por sí eso ya es un acertijo. Vivo queriendo descifrar la realidad. Eso ocurre en cualquier parte del mundo. Quizás lo propio de Venezuela es que lo seguro, lo que se considera seguro, se reduce a una estrecha franja a nuestro alrededor. El patrimonio común de lo compartido y lo percibido siempre es un interrogante. Forma parte de la fractura social. Está en permanente reconstrucción, con algún pedazo que no encaja… o que no encaja ya.

Podrá parecer banal el planteamiento, pero no lo es. Un entrevistado del programa Voces Solidarias, de la Red de Derechos Humanos del Estado Lara, decía que en dicho estado solo el 25% de la población está medianamente informada. Y el obispo encargado, el administrador apostólico que es obispo de la diócesis aledaña de San Felipe, Mons. Víctor Hugo Basabe, decía que estuvo 15 días sin celular (móvil) y estuvo en otro país. Estuvo en Narnia.

Si de redes hablamos…

En Venezuela son las redes sociales los principales canales de información. No solo por la inmediatez, sino como forma para eludir la censura. Va siendo común los grupos de noticias por WhatsApp, como canales de Telegram. Como muchas cosas en Venezuela, la censura no es abierta. No es tan osado o torpe el régimen. Un preso de conciencia estuvo más de un mes confinado a una comisaría cuyo calabozo, hecho para detenciones de horas antes de otorgar libertad y trasladar a cárceles, tenía unas dimensiones de 2 por 3 metros. En ese espacio estaban 30 personas (y no es el único relato de testigos que he escuchado): mientras unos dormían sentados, otros debían permanecer de pie. Consideraba el protagonista que tal cosa lo hacían los captores para, en base al hacinamiento, provocar reyertas. De esa forma podía provocar efectos similares a los que obtendría a través de torturas ejecutadas por funcionarios, sin que fuera tan evidente. Una manera de pretender evitar cualquier tipo de incriminación por violación de DDHH.

Así que, en lo que es un experimento social muy bien elaborado, se coloca a las personas y a la población en situaciones cuyo respuesta conductual puede ser previsible. Un laboratorio donde los escrúpulos no están presente, donde la frialdad de los regímenes fascistas y comunistas conviven. Donde la psicología conductista de un pervertido Wanden toma tintes de psiquiatría soviética.

Así que los medios, que son empresas con sus balance de entradas y salidas, cuidan su rentabilidad no por avidez sino por supervivencia. Incluso la razón de mantener puestos de trabajo parece concluyente como para moderarse en las informaciones. O seleccionarlas.

Durante mucho tiempo la propaganda de los gobiernos de turno, en un país petrolero como este, eran lo suficientemente jugosas como para evitar perderlo tontamente. Los medios se cuidaban de enfrentamientos inútiles. En la actualidad, cuando se dice que la principal marca cervecera de Venezuela va a desaparecer del mercado por no poder seguir siendo comercializable, el Estado es el único flotador de muchos de estos medios tradicionales. Aunque el Estado esté quebrado y sancionado.

Diseccionar opuestos y oposiciones…

Pero el arte de dividir ahonda el acero perverso en el propio gremio periodístico. Si los medios tradicionales (radio, TV y prensa) languidecen o cierran, los medios digitales han comenzado a florecer. Ellos dicen lo que los tradicionales no pueden decir. Ellos y las cuentas de Twitter e Instagram de periodistas, comunicadores y personas dedicadas a la comunicación. No por tener otras plataformas y otro público están libres de la amenaza y sanción. Un simple tweet de una persona nada conocida puede llevarlo al estrellato detrás de los barrotes. Es el caso de la clarinetista Karen Palacios: esto y su salida de la Orquesta Filarmónica Nacional. Caso no único, pero sí reciente.

Basta con la acusación de delito de odio, sustentado en una ley vaciada de toda precisión, que sirve para lo que haga falta.

Dentro de la estrategia de dividir y sobrevivir se dan situaciones bizarras. En la visita de comisión ad hoc de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en marzo pasado, la situación de los periodistas frente a la fachada maquillada del Hospital Central u Hospital Universitario Antonio María Pineda, el principal no solo del estado sino la región fue alarmante. No solo equipos confiscados o con riesgo de lo mismo, sino la misma integridad física de unos 20 periodistas y reporteros gráficos estuvo en juego por parte de grupos paramilitares, con la indiferencia hasta aparente complicidad de las fuerzas oficiales de seguridad. Tan complicado, casi que de batalla campal, que la comisión no lo pudo visitar sino que fue a otro centro hospitalario, el Hospital Pastor Oropeza, del Seguro Social. Sin embargo, era emblemático ir al Hospital Central, pues colindante con éste está el Pediátrico Agustín Zubillaga, tristemente famoso por la cantidad de niños fallecidos por la bacteria Serratia Marcescens, cuya denuncia no solo escaló hasta las Naciones Unidas y la OEA, sino que tuvo el espaldarazo de ambas instancias en la ACNUDH y CODH en Octubre pasado. Pero el Colegio de Periodistas, capítulo Lara, en esa oportunidad, no se pronunció al respecto.

La jugada, por supuesto, fue sembrar cizaña ¿Cómo? El movimiento parece planeado tanto por la Gobernación como por la Alcaldía (cooptados ambos entes en elecciones sin los mínimos estándares internacionales) de premiar a periodistas afines (como ha sido habitual), pero también críticos. O sea, ciertos periodistas que han tenido una actitud crítica se mostraron ante la colectividad y colegas como complacientes o ambiguos con el régimen. Y la directora del Colegio de Periodistas se hizo presente y con actitud complaciente, cosa que, a los profesionales de la comunicación agredidos en marzo, les pareció vergonzoso.

La universalidad de la estrategia…

La realidad universitaria no escapa de este cerco. Por supuesto que, si el régimen quiere perpetuarse eternamente, no tiene tantas prisas (más apresurado estuvo el presidente Chávez). La Constitución del 99 reserva, como para asegurar la pulcritud de los procesos comiciales de cualquier gremio, que serán supervisados por el Poder Electoral. Las Universidades tienen procesos retrasados sin motivación alguna. Es cierto que en algunas universidades ha habido procesos en los que se ha intentado imponer al candidato afín al gobierno, como en el caso de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Carabobo. Pero en otros casos, la estrategia ha sido no renovar las autoridades universitarias, sino esperar que mueran, renuncien o se jubilen. De esta manera el gobierno puede colocar a sus piezas solo con apuntar con el dedo índice al ungido. En el caso de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, la principal universidad del estado Lara, el estudiantado se dispuso a elegir a sus representantes para la Federación Estudiantil. Las elecciones eran el lunes y el viernes, pasando por encima de la normativa, prácticamente se prohibió, con amenaza de detención por desacato, tanto a quienes integren las mesas electorales como a las mismas autoridades universitarias. El proceso se llevó a cabo. Solo necesitaba legitimarse la plancha que se lanzó, pues la que es afín al gobierno se había retirado. Los estudiantes votaron y una comisión nombrada ad hoc supervisó el conteo.

El mundo político no termina de conectarse con el ciudadano de a pie

Más la política de Oposición también adolece de divisiones. Y no me refiero a las divisiones tradicionales. No es porque no existan divisiones en la coalición que gobierna, sino porque el disimulo y la obsesión por la supervivencia es mayor. Dentro de la Oposición hay quienes se comportan como perfectos colaboracionistas con el gobierno. Sería interesante hacerle un seguimiento a las declaraciones de un año para acá del exgobernador Henry Falcón: sería interesante medir la percepción de sus intervenciones, como para ver cuánto cree la gente que favorecen al gobierno y cuánto favorecen a la oposición. En el mejor caso, apuesta por la connivencia con el gobierno. Y no es el único, pero sí el más evidente. Su caso, por supuesto, se puede explicar de muchas manera. Lo más sencillo y evidente es la amenaza real por parte del diputado del proceso Pedro Carreño, oficialista, por ponerlo a la sombra.

El espectro que hay entre los partidos tradicionales y los nuevos, entre las viejas generaciones y las nuevas, permite también una variedad de análisis. Están los que creen, de nuevo, que muchos colaboran con el gobierno a cambio de mantenerse libres o con otra clase de beneficios. Porque las estructuras políticas son costosas y el dinero del Estado, en realidad lo administra el gobierno, ha sido otra explicación. Y el gobierno necesita alguna clase de oposición, siempre y cuando no le amenace su permanencia en el poder ¿qué mejor manera de vestirse de democracia, si hay elecciones y oposición tolerada, o disfrazada?

Pero las sospechas de parte de esa población, mayoritariamente no alineada con ningún partido político, es la ambición de poder de los partidos. Como diría un analista, para referirse a las palabras de Elliot Abrams, el problema no es que en la Oposición haya 40 candidatos a ser los sucesores de la presidencia, una vez que se desocupe a Maduro del poder. Es que tan cosa ocurra cuando deben definir estrategias para concretar dicha desocupación.

La gestión del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como presidente encargado ha sido variopinta y zigzagueante. Por supuesto que eso aparece a posteriori. O sea, mientras se escribe la historia no es fácil predecir el resultado de ciertas acciones. Como el movimiento de quiebre militar el 30 de abril. Según Elliot Abrams, la inteligencia cubana logró frustrar el movimiento. Pero los slogans del presidente encargado comienzan a desconcertar. El “vamos ya” o “estamos cerca” o “calle sin retorno” parecen perder asidero. Se sigue vociferando el camino por él trazado: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Sin embargo, en la hora de la política exterior pareciera que en Venezuela nada pasa. Sin embargo, en Venezuela ocurren 56 protestas diarias. Y los sentimientos movilizadores, según la encuestadora Delphos, alcanza el 60% de la población, muy superiores al año pasado, cuando el ambiente era de derrotismo. Más, sin embargo, el mundo político no termina de conectarse con el ciudadano de a pie, la sociedad civil llana.

En días pasados circuló por las redes una carta de apoyo de un grupo de notables a la gestión del presidente encargado Juan Guaidó. En ella, al mismo tiempo, se pretendía acallar las críticas que se le han hecho, lo que consiguió el efecto contrario. Julio “Coco” Gleder dijo estar “cansado” de la disputa. Más allá que no haya posiciones infalibles y que la crítica forma parte del dinamismo del momento, no cabe la menor duda que en esta rencilla, por legítima que pudiera ser (si hay errores en la dirección, lo auténticamente leal es decirlo y no callarlo), el más favorecido con una Oposición dividida es el grupo que detenta el poder. Es decir, si detrás de muchas maniobras está la inteligencia cubana, como parece ser que está, ésta induce la situación, como en la celda de 2 por 3 donde están hacinadas 30 personas, para que se devoren entre ellos. Para decirlo con una imagen no muy grata: no se manchan de sangre y obtienen lo que desean.

Comprender a Venezuela es complicado. Ayudarla parece ser que también. No porque el venezolano no necesite la ayuda, sino porque en oportunidades la variedad de expectativas sobre menú de ayudas se reduce a 4 platos principales, sin entrada, postre o contornos. Cuesta trabajo comunicar cómo se ven las cosas desde dentro (las emociones son malas consejeras). Cuesta también trabajo que desde fuera se percibe con realismo la auténtica dimensión de la problemática y la tragedia.

Maduro gana tiempo. Desgasta al mundo y a la Oposición. Deja que sus adversarios se peleen entre sí y que puedan comenzar a pelear con los aliados en el mundo. Puede ser que la geopolítica cambie para el 2020, pues en los demás países sí existen elecciones con alternancias en el poder. El mismo Luis Almagro debe someterse a una reelección.

Queda una duda considerable. En todo este tiempo el régimen solo ha cometido un grueso error: confiar en que Michelle Bachelet, por haber sido cercana al presidente Chávez y provenir de la izquierda, iba a presentar un informe complaciente para el gobierno. Pero está esa franja de Oposición que se pelea hasta con quienes, por razones técnicas, ha dado un informe que avala la situación de emergencia humanitaria compleja. Recuerdo alguno que dijo que desde el 2002 en Venezuela se estaban violando los DDHH ¿cuál era la novedad del informe? Simple: un organismo multilateral imparcial, de las Naciones Unidas, con un estudio técnico y contrastando los datos, podía decirle al mundo lo que veía que ocurría en Venezuela. No era una recolección de opiniones sino un respaldo a quienes, desde organizaciones de DDHH, acompañamos al pueblo de Venezuela por este laberinto.

Un organismo multilateral imparcial, de las Naciones Unidas, con un estudio técnico y contrastando los datos, podía decirle al mundo lo que veía que ocurría en Venezuela

Es miércoles 24 de julio. Hoy se recuerda el Natalicio de Simón Bolívar. De manera real, aunque grandilocuente, es el Natalicio del Libertador. Parte del drama de este pueblo ha sido estar atado al pasado glorioso de los primeros 30 años del siglo XIX. Tan atados, que para ser socialista o comunista, se debe ser antes bolivariano, aunque Bolívar no pudiese haber leído el Manifiesto Comunista ni comulgar con sus ideas. Bolívar que advirtió sobre la amenaza norteamericana, en su deseo de hacer de Hispanoamérica una especie de Confederación (Congreso Anfictiónico de Panamá, de 1836), pero se calla la admiración del joven Bolívar por Washington o la importancia de una relación positiva y dinámica con la auténtica potencia de aquel tiempo: Inglaterra.

Ayer hubo un apagón de varias horas. Justo coincidiendo con el retorno de Venezuela al TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), que tiene unos componentes inclusive de ayuda militar. Sospecho que se repetirá este viernes, pues la llamada a la calle, del presidente de la Asamblea Nacional y encargado de Venezuela, Juan Guaidó, que se salga a la calle. Quitar la luz es una manera de desmovilizar y desanimar.

Ha pasado el viernes. Son las 10:55 pm. No se fue la luz por donde vivo. No resultó cierta la predicción… en este caso.

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Alfonso Maldonado
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Escritor. Enseñante de teología. Locutor. Fotografo. Defensor de los DDHH. Y, last but not least, sacerdote. VENEZUELA www.ficciografias.com https://www.ama