Ariane Jurado: “Entendí que justamente por ser madre tenía que dar el cambio.”
Ariane estudió enfermería y psicopedagogía en Venezuela, pero cuando llegó a España se dio de bruces con que no podía ejercer su profesión en nuestro país y tuvo que optar por alternativas menos cualificadas y trabajos más precarios. Pensar en el futuro de su hijo la motivó para dar el cambio y reinventarse como programadora front-end. Hablamos con ella.
¿Qué hacías antes de entrar en Adalab y convertirte en programadora? ¿Cuál era tu situación profesional?
Desde que llegué a España estuve trabajando en una guardería y cuidando niños. Mi situación laboral no era en absoluto estable: trabajaba por horas, no tenía paro, no estaba cotizando para mi jubilación ni nada… El futuro era bastante incierto.
¿Cómo decidiste que era hora de cambiar?
Llegó un momento en el que me imaginé con 50 años, tratando de seguir el mismo ritmo que llevaba… y vi que no iba a poder, que no iba a tener fuerza para seguir. Sobre todo, vi que no tenía un futuro preparado (con respecto a mi jubilación) para mi hijo. Me dije “Tengo que cambiar”, pero aun así no me atrevía a dar el paso porque no podía permitirme quedarme sin trabajo.
Cuando me despidieron de la guardería fue el momento. Mi cuñado me habló sobre estos bootcamps y vi que Adalab era justamente para mujeres desempleadas. ¡Inmediatamente aproveché para inscribirme!
¿Sabías algo de programación antes de entrar en Adalab?
Nada. Nada de nada de nada… [Se ríe].
¿Cómo fue tu llegada al curso intensivo?
Empecé con cierto miedo porque yo no sabía ni de ordenadores de ni de programación ni de nada de este mundo. Había compañeras que sí que tenían una cierta base, y al menos sabían qué era HTML y CSS, pero yo no sabía nada de nada…
Luego vi que todo empezaba desde cero. El curso es de verdad para gente que no sabe nada y se avanza hasta que construyes algo.
¿Cómo lo compaginaste con tu faceta de madre?
¡Esto fue lo más difícil! Por suerte, mi hijo ya era algo mayor (cuando entré en Adalab tenía 9 años) y no requería de los cuidados que puede requerir un niño más pequeño. Sin embargo, como yo estoy sola con él sí que fue difícil compaginar el curso con llevarlo y traerlo del colegio, estar con él por las tardes… pero mientras yo estudiaba en un escritorio, él hacía los deberes.
Durante un tiempo, creo que ser madre me estaba impidiendo dar el cambio porque tenía miedo a quedarme sin trabajo, a tomar decisiones no certeras… Cuando tienes un hijo, los cambios te los piensas dos o tres veces. Al final entendí que justamente por ser madre tenía que dar el cambio.
¿Cómo fue el proceso de búsqueda de empleo?
Yo fui bastante agresiva buscando trabajo [Risas]. Una vez me lo propuse me dediqué 24 horas al día a buscar trabajo. Además de la bolsa de empleo de Adalab buscaba en LinkedIn, en InfoJobs, JobTalent, Circular…
Tuve muchísimas entrevistas, tenía al menos una cada día… Pero los procesos pueden ser largos y empecé a desesperarme: mis ahorros se habían acabado y necesitaba trabajar inmediatamente. Una start-up me respondió, y aunque luego me escogieron en otras empresas, elegí este proyecto.
Un tiempo después decidí buscar otro puesto en una empresa más grande: quería un ambiente con más compañeros, con gente con más experiencia de la que aprender. Me llevó solo dos semanas encontrar otro trabajo (que es donde estoy ahora) en Kairós DS. Aunque lo busqué por mi cuenta, Kairós DS es una empresa colaboradora de Adalab.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo actual?
Me gusta aprender siempre cosas nuevas. Me gusta tener siempre un reto, no una tarea sino nuevas tecnologías, nuevos frameworks… ¡siempre hay algo que investigar, que aprender! Me tiene super motivada.
Entré en Kairós en un proceso en el que la empresa invertía en nosotros, en nuestra formación, antes de meternos a trabajar con los clientes, ¡y resultó ser justamente lo que estaba buscando!
Con él, ¿logras conciliar tu vida familiar y profesional?
Concilio muy bien, porque en mi empresa son bastante flexibles con el horario. Puedo dejar a mi hijo en el colegio y llegar a mi hora a la oficina. Hay dos días a la semana en los que lo tengo que recoger antes, porque no se queda a jugar al fútbol, y esos días puedo teletrabajar. ¡Lo llevo perfectamente!
¿Qué le dirías a las mujeres para que se decidan a entrar en el programa de formación de Adalab?
Les diría que va a ser difícil, pero que va a merecer la pena. Sí o sí. El cambio es super gratificante, y yo encontré motivación en todos los sentidos. ¡Así se consigue!
