“Doce semanas y 39 compañeras”

Adalab
Adalab
Published in
5 min readMar 23, 2020

En Adalab creemos en el poder de la comunidad para hacer frente a la brecha de género tan acusada en el ámbito tecnológico. Desde las primeras sesiones del curso intensivo animamos a nuestras alumnas a participar en eventos, a establecer lazos y crear amistades que les permitan crecer e integrarse en el sector.

No solo eso: nuestras alumnas cuentan con mentoras/es voluntarias/os cuya función es ayudarlas a sentirse integradas y ejercer de apoyo y compañía durante el proceso de inserción laboral.

Además, cada Adalaber cuenta con las 39 otras mujeres que forman parte de su promoción. Las relaciones de amistad que se crean durante el curso intensivo trascienden muchas veces las 12 semanas de duración y se propagan a todos los aspectos de la vida profesional… pero también personal.

Así nos lo recordó Ana Sánchez en su discurso de graduación de la Promoción Hamilton, cuando resumió el curso intensivo en números: “Son 12 semanas y 39 compañeras”

“Cuando nos hablaban de lo importante que eran las comunidades en el sector tecnológico, y yo pensaba para mí… ¿pero esto no va de teclear código delante de una pantalla? Pues al parecer no, se trata de aprender a vivir en comunidad.” Ella lo tiene claro: “Comunidad significa que no estás sola, que tienes alguien al lado que te va ayudar”.

Todavía emocionadas por su discurso, que hizo saltar alguna que otra lágrima, nos dirigimos a las Adalabers de todas las promociones y les pedimos que compartiesen con nosotros historias sobre su amistad. Estas son algunas de las respuestas que recibimos:

Patricia Rozada se siente agradecida por todas las mujeres que la acompañaron en la Promoción Fairfax.

Antes de reinventarse como programadora front-end, Patricia había trabajado en multitud de proyectos para los que estaba sobrecualificada. Durante el curso intensivo logró hacer las paces con esa parte de su historia porque se encontró rodeada de mujeres con trayectorias similares y vio que sencillamente “el mercado laboral no les había permitido desarrollarse profesionalmente”. “He dado con compañeras que son una inspiración, y tanto ellas como la comunidad me han abierto muchas puertas. Me siento muy apoyada.” Intercambiar experiencias con ellas “nos ha servido para apoyarnos las unas a las otras”.

Natalia y Teresa se conocieron mucho antes de entrar en Adalab: son mejores amigas desde 2010, cuando ambas estudiaron Psicología.

Cansada de la precariedad, Teresa se reinventó como programadora front-end en la Promoción Clarke. Poco tiempo después, gracias “a sus ánimos y a ver cómo le fue con Adalab”, Natalia se animó a dar el cambio. Dice que sin el apoyo de Teresa no se hubiese atrevido a hacer el curso “y es una de las mejores decisiones que he tomado”.

“Voy siguiendo sus pasitos”, dice Natalia, “aprendiendo Vue (Teresa pertenece a VueVixens) y accesibilidad. Hace poco fuimos juntas al BilboStack, y espero que sean muchas más las aventuras que vivamos en esta etapa.”

Verónica Enamorado vive en un “adapiso” con dos compañeras de su promoción: Carla y Lara.

Pero no solo se ven en casa: a día de hoy, Lara y Verónica además trabajan en el mismo edificio. “Nos estamos volviendo un poco Pin y Pon”, se ríe Verónica.

“Me parece un lujo vivir con gente que ha tenido experiencias pasadas similares, todas sabemos cuándo necesitamos apoyo y cuándo hay que celebrar los triunfos. Además, viniendo las tres de trabajos precarios, muchas veces ni nos creemos el cambio que ha dado nuestra situación”.

¿La peor parte de la convivencia? “Hablamos demasiado de trabajo, aunque yo soy la más culpable…”.

Cuando Laura Díaz Mazzaferro llegó de Venezuela, no tenía más amistades que las de conocidos de su país que también habían recaído en nuestro país.

En el primer grupo de trabajo de su clase conoció a las que hoy por hoy son sus mejores amigas. “Seguimos saliendo a comer por lo menos una vez cada dos semanas y hasta hemos hecho viajes juntas. Entrar en Adalab y crear una amistad tan bonita me ha hecho sentirme muy feliz y agradecida.”

Las fronteras entre promociones también se están rompiendo, gracias a iniciativas como el encuentro de Adalabers convocado por Anna Branco y Elvira Fuente.

El día 1 de febrero, Adalabers de todas las promociones se encontraron para disfrutar de un rato juntas e intercambiar experiencias. Anna Branco nos cuenta que “Desde Borg a Hamilton todas las promos estuvieron bien representadas”. Las organizadoras habían preparado algunas dinámicas de integración para que fluyese la conversación, “pero al final la gente se estaba integrando bien entre promociones y no siquiera fue necesario.” Sin duda, ¡tenían muchas cosas en común!

Vendrán más eventos en esa misma línea, para seguir “fortaleciendo nuestro sentimiento de comunidad, compartiendo experiencias y pasándolo genial.” Un grupo de Adalabers ya están organizado el AdalaberFest, un evento organizado por alumnas y para alumnas. ¡Pronto podremos desvelar más información!

Estas son solo algunas de las historias que hemos recibido, pero hay muchas más. En cada promoción de alumnas se crea una comunidad de programadoras y amigas que, paso a paso, se enfrenta a la brecha de género y reinventa el sector.

Parafraseando las palabras de Ana Sánchez: Adalab son 12 semanas de formación… y 39 amigas para toda la vida.

--

--

Adalab
Adalab
Editor for

#CreandoDiversidadDigital Impulsamos a mujeres jóvenes con dificultades de empleabilidad para que se conviertan en profesionales líderes del mundo digital