Lara Rodríguez: “Jamás pensé que me iba a gustar tanto la programación.”

Adalab
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4 min readJul 15, 2020

Lara se graduó en comunicación audiovisual. Tras enlazar trabajos precarios, con 27 años se quedó sin empleo y le hablaron de Adalab. Ese año participó en el proceso de selección que la llevó a incorporarse a la Promoción Fairfax.

Lara Rodríguez, en el centro, con otras adalabers de su promoción

Entró en el curso sin ningún conocimiento previo de programación, y 12 semanas después se incorporó a Alten, donde trabaja como programadora front-end para Telefónica. Ahora vive en un Adapiso con otras exalumnas y disfruta teniendo a alguien con quien desahogarse “cuando algo no sale”.

Hablamos con ella para conocer su experiencia:

¿Qué hacías antes de entrar en Adalab y convertirte en programadora? ¿Cuál era tu situación profesional?

Yo estudié Comunicación Audiovisual y después hice un máster en Historia del Arte. No tengo muy claro en qué estaba pensando en ese momento [se ríe]. Fue algo pasional.

A partir de ahí estuve dando vueltas como pollo sin cabeza. ¡Había muy pocas oportunidades!

Hice otro máster de postproducción audiovisual, tratando de especializarme en algún área técnica de mi carrera, pero al terminar seguía encontrando trabajos súper precarios. Y no hablo de una búsqueda de un par de meses en la que no sale nada, no: fue una temporada bastante larga en la que los únicos trabajos que me salían y me permitían venir a Madrid de Ávila eran prácticas, con salarios de 600€ brutos ¡como mucho!

Con una perspectiva de trabajo así, era insostenible. Me vi con 26, 27 años, dependiendo de la ayuda de mis padres para poder vivir… cuando yo quería ser independiente, tener un plan de futuro con alguna posibilidad de que se hiciese real.

Cuando en el último trabajo en el que estuve me dijeron que no me iban a renovar, me hablaron de Adalab. Una de las chicas de front-end de la empresa me contó maravillas del proyecto y aluciné. Me pareció imposible porque no tenía conocimientos, pero decidí echarle un vistazo al ver que la situación no mejoraba…

¿Qué sabías de programación antes de entrar en Adalab?

Nada, de verdad. Estudiando audiovisuales toqué algo más técnico, pero no a nivel programación. Aprendí alguna función suelta, pero sin entender conceptos.

¿Cómo fue tu llegada al curso intensivo?

Fue como un torbellino. Al principio no entiendes absolutamente nada, aunque echas mogollón de horas. Es cierto que te lo pasas genial en las clases, porque la piña y el equipo que se hace es fantástico, pero da igual porque al principio no entiendes nada… hasta que de un día para otro tu cabeza hace clic y tienes una sensación maravillosa: de repente, todo cobra sentido. Ahí es cuando ves la luz entre tanta información que recibes.

¡Es empezar de cero, absolutamente!

En el programa de mentoring contaste con el apoyo de Pilar Cantarero como mentora. ¿Cómo fue vuestra relación?

Pilar es alguien en quien yo me apoyaba mucho, sobre todo al principio. Le hacía preguntas que no le harías a ninguna otra persona de tu ámbito laboral. Temas de salario, de ayudas, del dilema entre aguantar o buscar un cambio… Cuestiones que no plantearías a un jefe, ni a un compañero… pero ¡con una mentora es distinto! Sabes que es alguien en quién puedes confiar.

Lara y Pilar, en un evento del curso intensivo

Profesionalmente, mi relación con Pilar me lo aportó absolutamente todo. Ya nos llevábamos bien en sus clases, pero tenerla como mentora lo dio todo. De hecho, trabajo con ella. ¡No le puedo pedir más!

Estábamos terminando el curso intensivo y ella le habló del proyecto a un compañero suyo de trabajo. Fue una de estas veces que estás en el sitio adecuado en el momento adecuado: salió mi nombre en una conversación y me contactó para hacer una entrevista. Iba a ser todo muy informal, para conocernos y ver qué tal, pero tras una hora y media hablando, terminó mandándome una prueba de código. Yo estaba nerviosísima, pero ¡fue fantástico!

¿Cuáles son las habilidades no técnicas que más útiles te resultan en tu puesto de trabajo?

Creo que todas estamos de acuerdo en esto: el no tener miedo a enfrentarte a retos, a cosas nuevas, aunque no tengas ni idea. Ser echada para adelante, decir “Bueno, esto no me sale hoy pero ya me saldrá mañana”. La falta de miedo hace más llevadero el trabajo porque sabes que como acabas de empezar, lo más probable es que no sepas hacer lo que te va a venir… pero esa capacidad de no achantarse es una de las cosas que más se cultivan en Adalab. Aprendes a ver que no es imposible.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo actual?

Fíjate, yo no pensaba que me iba a entusiasmar tanto la programación pero me llevé una sorpresa muy grata. ¡Se me van las horas! Agradezco estar trabajando en esto porque se me hacen más amenas las semanas. Me enfrento a retos que parecen iguales pero nunca son iguales: ¡siempre son diferentes!

¿Qué le dirías a las mujeres para que se decidan a entrar en el programa de formación de Adalab?

¡Preséntate! De hecho me pasó con una compañera de la universidad, que acabó formando parte de la Promoción Grace. Le hablé de la dinámica de las clases, de esa piña que se genera que es como de campamento de verano… Se cultivan muchas más cosas aparte de la programación. Incluso si descubres que la programación no es lo que más te gusta, seguro te abrirá oportunidades en el sector digital. ¡Merece mucho la pena hacerlo!

Si te identificas con Lara y tú también quieres empezar una carrera con mucho futuro en el sector digital, ¡inscríbete en nuestra web! Abrimos un nuevo proceso de selección cada tres meses.

Reprograma tu futuro con Adalab.

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