Tres consejos para aprender a programar

Aye Lén
Adalab
Published in
3 min readSep 5, 2019

Si estás dando tus primeros pasos como adalaber y no sabes por dónde empezar, te cuento que ¡es posible! Yo aprendí a programar y sobreviví. Y lo más importante: me encanta. Pero los primeros pasos no fueron fáciles, por eso te dejo estos tres humildes consejos:

Confiar

Porque las primeras líneas de código, salvo puntuales excepciones, son moralmente amenazantes. Las palabras se transforman en corchetes que abren y cierran, en signos encadenados y en un conjunto de letras -en inglés y sobre un fondo negro- que hacen de la lectoescritura un desafío de primer grado.

En mis primeros días como adalaber me replanteé mis capacidades cognitivas y dejé caer una que otra lágrima preguntándome por qué me costaba tanto entender. Me vestí de drama queen y descargue libros de matemáticas de la ESO para repasar las bases de los ejes cartesianos. Porque por supuesto, como amante de las Ciencias Sociales y el análisis discursivo, no había visto una ecuación en años.

Pero ese es sólo un comienzo. Un primer momento en el que el ego tiene que ser vuestro aliado, en el que tenemos que abrazar el código y el tiempo, porque es todo lo que necesitamos. En el que tenemos que dejar a un lado los “nunca voy a poder” y variantes de voces internas negativas, para dar lugar a los “tranquila, ya casi me entero”. Porque no hay talento que valga a la hora de aprender a programar: es la constancia, la práctica diaria y la templanza las que llevan el aprendizaje a buen puerto.

Aprender a aprender

Todas aprendimos cosas en el pasado. Tanto profesionales como académicas, forjamos costumbres y hábitos para resolver problemas. Pero para aprender a programar, primero tenemos que aprender a reprogramarnos: tomar lo bueno de lo que ya sabemos y soltar eso que no necesitamos. Abrirnos a nuevas lógicas y métodos de aprendizaje.

En mi caso, leer y echar horas siempre había dado resultado. Primero una lectura general, luego otra lectura resaltando las ideas principales y finalmente cuadros sinópticos con muchos colores y distintas síntesis para afianzar los conocimientos. En Adalab en cambio, aprendí a priorizar la práctica por sobre la lectura. Por supuesto que la base teórica es siempre importante, pero más lo es resolver problemas y cambiar la lectura de textos por la de código -propio y de compañeras-; “bajar a tierra” eso que nos puede parecer tan abstracto.

¿Y qué es lo mejor de programar? Que no existe una única formar de hacer las cosas: con cada línea podemos jugar a “elige tu propia aventura” para construir nuestro código.

Hacer equipo

Preguntar, contar, hablar. Es más que válido no entender y dudar. Y Adalab reúne un grupo de mujeres que ante todo son compañeras. La calidad humana y la predisposición a la escucha son únicas.

Tuve un momento particular en el que me sentí muy agobiada y sin buscarlo, encontré en la biblioteca a una compi que me tendió una mano amiga, que se sentó a mi lado — todo el domingo — y me ayudó a resolver el código y sobre todo, a levantar el ánimo.

En Adalab aprendí a no juzgar y a dejarme sorprender por las personas. En cada proyecto cambiamos de grupo y en cada pair programming de pareja. Conocí a las demás y también me conocí a mi misma trabajando en equipo.

La incertidumbre con la que empecé hoy es completa certeza. Volvería a elegir Adalab porque aprendí no sólo a programar, sino a ser una mejor compañera, a comunicarme en forma asertiva, adaptarme y seguir superándome.

--

--