Bitácora de la Aero-Academy: diseñar y compartir

Por qué buscamos que nuestros kites aprendan diseño UX/UI trabajando en un proyecto real.

Aerolab Stories
Published in
4 min readDec 4, 2017

--

Nos movemos en un ámbito que desde el principio entendió la importancia de devolverle algo a la comunidad: hay infinidad de proyectos Open Source; empresas y personas escriben artículos, contando sus experiencias y sus formas de trabajar; se organizan meetups en las que conocemos las caras detrás de los proyectos; damos y asistimos a charlas y talleres abiertos y gratuitos. Estamos acostumbrados a que así sea.

La Aero-academy va de la mano con esta premisa. Tomamos unos cuantos diseñadores con la idea de que al cabo de tres meses puedan empezar a desenvolverse en el mundo de UX/UI. Les compartimos nuestros conocimientos, nuestra forma de hacer las cosas, nuestras experiencias.

Cuando miramos los cursos o talleres que hay allá afuera, podemos ver que casi todos tienen un proyecto integrador que los atraviesa. En general, estos proyectos son creados y elegidos por los alumnos. Si bien este enfoque genera una predisposición muy positiva de parte de los estudiantes (porque claro, de alguna manera, ese proyecto es suyo), tiene algunas desventajas:

Por un lado, se invierten cientos de horas de trabajo en algo que muy probablemente nunca va a ver la luz, y que se convertirá en una especie de souvenir. Por el otro, el feedback sobre el diseño va a venir del educador, que al estar encima de varios otros proyectos en su día a día, muy probablemente sea un tanto superficial.

En Aerolab queremos que nuestros próximos diseñadores tengan la experiencia de trabajar en un proyecto real de principio a fin. Que ejerciten otras habilidades, soft skills que no se suelen tener en cuenta: cómo obtener información de un cliente real, cómo presentar nuestro trabajo, cómo recibir y accionar ante el feedback, cómo manejar frustraciones e incertidumbres.

¿Cómo podemos pretender que trabajando en un entorno controlado y artificial, los alumnos aprendan cómo funcionan las cosas en el mundo real? Una parte clave de aprender es equivocarse, y mientras más nos equivoquemos, más vamos a aprender.

¿Deberíamos incorporar a los alumnos a algunos de los proyectos en los que estamos trabajando actualmente? Esa idea nos genera algunas dudas. Es posible que sea muy arriesgado. Quizás todavía no estén listos, y al trabajar con alguien de mayor experiencia a contrarreloj terminemos atrasándonos. Quizás ellos se frustren más de lo que aprendan…

Entonces, ¿dónde podemos encontrar un proyecto real, que no termine guardado en un cajón, y que sea realmente una experiencia gratificante y de aprendizaje? Un proyecto que deje algo, que le sirva a alguien más.

Cuando pensamos en la comunidad, en compartir, en devolver, la respuesta salta a la vista: tenemos que trabajar con una ONG que hable nuestro mismo idioma, una ONG que necesite diseñadores que trabajen a su ritmo y que esté dispuesta a tomarse el tiempo de darnos feedback y tener reuniones con nosotros.

¿Conocemos alguna ONG con este perfil? ¡Claro que si! Se llama Wingu, y su lema es “tecnología sin fines de lucro”. Boom.

Desde principios de noviembre y hasta que termine el año vamos a estar trabajando con ellos en dos proyectos geniales:

  • Rediseñar el flujo de donaciones de donaronline.org, una plataforma para recaudar fondos para campañas.
  • Repensar caminosdelavilla.org, un portal para transparentar datos a los vecinos de barrios en proceso de urbanización.

Ojalá otros cursos e iniciativas algún día también se animen a probar este enfoque. De esta forma, todos ganamos: la ONG recibe una mano con el diseño (y eso es infinitamente mejor que ninguna ayuda) y los diseñadores que emprendieron esta aventura tienen la experiencia de aprender y trabajar en un proyecto real. Y eso es, sin dudas, invaluable.

Hacer, aprender, compartir y devolver a la comunidad. No más souvenirs. De eso se trata.

Un poco más de Aeromagia✨
Nuestro websiteFacebookTwitterInstagram

--

--