Conejo Lunar

Aglaé
Aglaé | Stories
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2 min readMar 20, 2018
Photo by Andrea Sonda

Carlitos estaba platicando con Julio, se sentaban hasta atrás en el salón de clases de tercero de primaria. La maestra estaba distraída calificando cuadernos así que el grupo era un escándalo.

— Oye, ¿ya te sabes la historia de cuando el hombre llegó a la Luna? — dijo Carlitos, con su voz más intrigosa.

— Pues mi mamá dice que fue mentira.

— ¡Pff! ¡Ojalá! Sí fueron, pero no sacaron más fotos porque no querían que el mundo supiera la verdad.

— ¿La verdad? ¿Cuál verdad, tú?

— Shh, te cuento — contestó él, acercándose a Julio con sospecha, y con la voz baja siguió — . Resulta que, cuando Nil Amstron y los otros bajaron del Apolo 11, y dieron el famoso discurso. No todo era como habían pensado.

— ¿De qué hablas?

— Encontraron algo que los asustó muchísimo.

— ¿En el lado oscuro de la Luna?

— Amigo, tienes que dejar de ver transformers tanto, no, esto estaba del lado normal de la luna.

Julio comenzó a sentir ñáñaras en el estómago, no podía creer que de hecho se estaba asustando con lo que Carlitos le contaba.

— ¿Qué? ¿Qué había?

— ¿Ves que siempre se ha hablado de que se ve un conejo?

— Sí.

— Pues resulta que al principio pensaron que era una montaña, pero luego mientras avanzaban, fueron notando que estaba cubierta de pelo.

— ¿Cómo que de pelo?

— Sí, y luego avanzaron y se dieron cuenta de que estaban caminando sobre el cadáver de un conejo gigante.

Julio tragó saliva.

— ¿Era un conejo muerto?

— Sí, lo que vemos desde la tierra es el cadáver de un conejo, por eso nunca se mueve.

— Qué asco.

— Y qué miedo, ¿no crees? Que un conejo muerto te esté mirando a la distancia.

Julio sintió un escalofrío recorrer su espalda y la maestra terminó de calificar así que los distrajo del tema para hablar de alguna tontería matemática.

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