Ajustémonos al Tema

Isaac de la Peña
Algonauta
Published in
5 min readJun 24, 2019

(Publicado inicialmente el 8 de Octubre del 2017)

Durante el ciclo de entrevistas para el lanzamiento de nuestro libro “Fundamentos del Análisis Técnico” tuve el placer de conocer finalmente a Laura Blanco en su programa “Mercado Abierto” de Capital Radio. Se nota una gran diferencia cuando alguien tiene su nivel de preparación así que el evento resultó muy ameno y estimulante, especialmente cuando Laura nos lanzó una bola curvada, que dicen los aficionados al béisbol, al hablar de los precios total return. ¿Ajustar o no ajustar? Esa es la cuestión.

El argumento de Laura es el siguiente: imaginemos que una empresa paga un dividendo, pero a continuación llega de manera inesperada una crisis financiera brutal. Supongamos. Si esa empresa tuviera en caja ese dinero podría hacer frente a la crisis mejor, con lo cual no debemos ignorar el dividendo porque la compañía hoy vale menos. Aquí tienen un extracto del intercambio completo, apenas cinco breves pero intensos minutos.

Noten que Laura está perfectamente cómoda con ajustar splits y contra-splits, sin duda porque el gap en los charts que plantea una cotización que se multiplica o divide por dos, cinco o más de un día para otro es simplemente atroz. Pero el diablo está en los detalles, y el problema surge con los gaps más pequeñitos provocados por un dividendo. Nos dice que la parte contable no le queda clara, que aquí hay algo cualitativamente diferente y que así debe reflejarse tal y como hace un gráfico al contado.

Como este es un caballo de batalla de nuestra metodología bien vale dedicarle aquí unas líneas para aclararlo. Fíjese que en esencia los tres estamos de acuerdo, algo que se pierde un poco en el tira y afloja del directo: un mero factor contable no debe alterar la cotización de un título, salvo si tal evento afecta a su integridad y por tanto a las expectativas que el mercado tiene sobre dicha empresa. En dónde diferimos es cuándo y por qué dichas expectativas deberían modificarse.

Dar un dividendo año tras año no te hace mejor o peor compañía, sino que en todo caso eres frágil por el hecho de que no puedes mantener ese dividendo que estás pagando. Pero hacer esa consideración nos obliga a ir más allá del dividendo, analizar los fundamentales de la empresa, hacer suposiciones sobre al posible evolución de la economía y, entonces sí, modificar nuestras expectativas. Ahora bien, eso es algo que se aleja del objetivo del análisis técnico y, no nos engañemos, está plagado de complejidades adicionales — ¿qué sucede si mis suposiciones son erróneas?

Porque una compañía con fobia a los dividendos y que acumula demasiadas reservas puede ser tan o más peligrosa que una compañía más pródiga al reparto. De entrada la acumulación en caja va a afectar negativamente a su ratio de rentabilidad (mismo retorno dividido entre mucho más capital). Pero también puede que con esos recursos se acometan proyectos más raros, más arriesgados y de retorno más incierto, porque los principales no los necesitan. O ya lo peor será que la abundancia de efectivo redunde en salarios obscenos para los ejecutivos e laxa indolencia operativa a todos los niveles de la organización.

Créanme, trabajé para Nokia durante la Edad de Oro de la compañía finlandesa y sé de los que estoy hablando. Un de tantos excesos: dos cargos medios de la compañía que contrajeron matrimonio se financiaron una exótica luna de miel, todos los gastos pagados, organizando sucesivas “reuniones de trabajo” en las ciudades del sudeste asiático que querían visitar. Y al ser descubiertos fueron simplemente amonestados — palmada en la mano, que no se repita — porque despedirles incurría en el riesgo de destapar los abusos de los propios jefes en su vida de jet set corporativa.

Tema por tanto zanjado: si cambian las expectativas, cambia la cotización, pero eso requiere un complejo análisis no exento de riesgos, y desde el punto de vista contable no ha sucedido nada y hemos de ajustar los dividendos. Sin embargo el dividendo también tiene este acto muy particular de salida de dinero de la empresa que parece complicar las cosas, y hacia ahí va el instinto de Laura cuando comenta a continuación: “¿Pero qué sucede con los inversores que vienen después de la ampliación? Ellos no deben ajustar, porque no recibieron ni un duro”.

Me temo que es al contrario: cuando transfieres dinero a los accionistas vía dividendos eso es riqueza que se crea para ellos, y por tanto se debe ajustar la cotización para continuar reflejando el crecimiento total que la compañía ha generado para ellos, porque esa creación histórica de valor es lo que realmente interesa tanto a inversores pasados como futuros. Piénselo como corolario al principio físico de conservación de la energía: por el hecho de que pase de la tesorería corporativa a mi bolsillo el valor ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.

De manera que como argumentamos anteriormente, en tales casos la convención es trabajar con una política de dividendo reinvertido: suponer que en el momento en que usted recibe el dividendo usted lo aprovecha para aumentar la posición en el activo por el mismo valor. Es la opción más racional, porque si el inversor prefiere liquidez a acciones… lo puede conseguir en cualquier momento vendiendo todo o parte de su posición, no tiene por qué esperar a un dividendo.

En definitiva nadie lo expresa mejor que mi estimado socio Carlos Doblado al afirmar que el análisis técnico es un acercamiento sobre la realidad, y por lo tanto algo que no afecte a las expectativas del mercado tampoco debe alterar la realidad.

¡Para acabar aquí les dejo la entrevista completa con Laura que no tiene desperdicio! Un saludo y espero que lo disfruten.

http://capitalradio.es/analisis-tecnico-lo-importante-mercado-sobrevivir

--

--